
Blanco.
Blanco hasta las estalactitas.
Duro.
¿Leo una película de Liv Ullman en tus ojos o es un espejismo más a causa de mi empacho de arena?
No tenemos tiempo.

Me duele la cabeza de tus tirones de pelo. Marilyn, despeinada y roja; tienes ganas de pelea. Y a mi me has puesto blando como un saco de boxeo.
Me he visto forzado a pedir fiesta y re-evaluar la situación.
Tengo un amigo que se ha ido a pasear por Mipanas para poder coger distancia. Creo que voy a pedirle un hueco en su casa sin techo.
No hice una tregua para encontrarme con alguien como tú.

Blanco.
Blanco hasta el techo de la cueva.
Me has enseñado tu mano y he tenido que descartar un par de cartas y coger un par del montón al azar para continuar la partida.
Porque a estas alturas me tienen que echar del casino, no lo dudes.
O mejor, dúdalo.
Wishful. Sinful.
No tenemos tiempo.
Y si me declaré en huelga fue para quedarme en blanco.
Blanco.

Apenas una mancha de tinta, del sudor de tu espalda. Una mota en un lienzo recién desprecintado.
Y si mi apunté al paro fue por los cursillos para quedarse en blanco.
No tenemos tiempo para que te exprima.
Y blancos nos quedaremos.
(fotografías de Mark Wallace)