Mostrando entradas con la etiqueta No me explico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta No me explico. Mostrar todas las entradas

Aquí.

I

Mírate. ¿Te atreves? ¿Sí? Va. Mírate. ¿Qué? ¿Qué te parece? ¿Te parece bonito? Mírate bien. ¿No lo ves? Lo ves. Ya lo sabes. No necesitas que te lo repita. ¿O sí? ¿Va a ser que sí? No eres nada. Nada. No eres nadie. Sin mi. Sin mi no eres nadie. Sin mi no existes. Sin mi no necesitas siquiera que hable. No sé porqué pierdo el tiempo, no sé porqué te presto atención, no sé porqué tengo en la cabeza que se puede hacer algo de provecho contigo. No sé quien debe ser que me haya hecho a mi creer que se pueda sacar algo mínimamente sólido de un esbozo como tú. Pero estoy aquí. Tal vez seré masoquista, o tendré complejo de mártir, pero estoy aquí. Si desapareciera un segundo, te desvanecerías. Me necesitas a tu lado como una sombra las veinticuatro horas del día. Si me duermo un segundo eres capaz de olvidarte de respirar. Pero cuando estoy a tu lado... Ah, cuando estoy a tu lado. Lo sabes, ¿no? Claro. Claro que sí. Cuando estoy a tu lado. No tienen ni la más mínima idea. No saben nada. No tienen derecho ni a mirarte. Y tú lo sabes. Cuando estoy a tu lado todo eso te da igual. Y es así como debe ser. Porque nada vale ni un átomo de lo que tú y yo sabemos. Y yo te lo doy. Yo te lo regalo. Y es así. Es todo o nada. Y quién no lo entienda no nos merece. Ni a ti ni a mi. Y quién no lo entienda está muerto. Quién no lo entienda no existe. ¿Y qué nos tiene que importar la gente que no existe? Porque, ¿tú existes? ¿Tú existes? Yo te lo voy a decir. Tú sólo existes si yo estoy a tu lado. Y ahora estoy aquí. Ahora. Ahora sí. Ahora estoy aquí. ¿Qué vas a hacer por mi? Todo, ¿verdad? ¿Qué piensas darme a mi? Todo, ¿verdad? Claro. Por eso estoy aquí. Contigo. Mírate. Mírame. Estoy. Existes.


II

Yo te cuido. Tú tranquilo. Sé que la vida es complicada. Hay demasiadas ecuaciones que hacer. Demasiadas peonzas que giran a la vez y que hay que mantener en marcha. Demasiadas distracciones y demasiadas tonterías. Porque son tonterías. De verdad, para mi no son más que tonterías. Yo me encargo de todo. Yo lo puedo tener todo en su lugar. Yo me encargo. Yo estoy aquí. Yo me ocupo y me preocupo. Yo ya sufro. Yo ya me aburro. Yo ya cuento, yo ya escucho, yo ya explico, yo ya pido, yo ya demando, yo ya soluciono. Yo te gestiono. Yo te amparo. Yo estoy aquí. Tú vete al ruedo, tú juega, tú coge la espada y tráeme un buen trofeo. Tú tráeme un buen trofeo de guerra. Más te vale salir ahí fuera y hacer lo que tienes que hacer. Más te vale ganarte el plato. De tres, yo saco cinco. De doce, veintinueve. De cien, mil quinientos. Pero tú ya sabes lo que tienes que hacer. Nadie te va a entender como yo. Tus necesidades. Tus verdaderas necesidades. Tú verdadera hambre. Tus verdaderas heridas. Oh, puedo ver tus heridas. ¿Cómo puede ser que nadie las haya visto antes? ¿Es que están todos ciegos o es que has sabido engañarles tan bien? Yo veo tus heridas, y yo tengo la medicina. Y yo sé cuando hay que ser severa. Y cuando hay que ser condescendiente. Y cuando sólo eres un niño. Y cuando puedes ser un héroe. Porque tú puedes ser un héroe. Porque tú eres un héroe. El más grande. Y sólo yo soy capaz de entender al más grande. Es así. ¿Arrogante? Realista. Pero hay que hacer lo que hay que hacer. Yo te cuido. Yo vigilo. Yo vigilo la casa. Sal ahí fuera. Sal y hazme sentir orgullosa. ¿Quién eres? ¿Quién eres? ¿Quién eres? Muy bien. Yo estoy aquí. Y yo estoy contigo.



III

La ecuación es sencilla. Yo la tengo, tú la quieres. No soy difícil. El trato es justo. No hay letra pequeña. Y no hay ganadores ni perdedores, entre nosotros. Es un intercambio, como otro cualquiera. Yo quiero comfort. Simple. Yo quiero tranquilidad. Una buena alimentación, un descanso generoso, belleza, respeto. Y lo doy todo. No quiero huecos, ni recovecos, ni laberintos, ni novelas rocambolescas que me quiten el sueño. No quiero aventuras. No quiero hacer ningún esfuerzo. Yo estoy aquí. Y no me pienso mover. Pero yo quiero lo que quiero. Ese es mi precio. Y sabes lo que te doy, ¿verdad? Sabes hasta donde puedes llegar conmigo. Puedes pasarte la vida jugando. Puedes quedarte en pañales hasta la tumba, puedes ser un viejecito flácido que no haya salido jamás en su vida de la cuna. Es muy sencillo para mi. No es más que un gesto. Y el día que se me haga complicado no podrás ni percibirlo, seguirá siendo un gesto a tus ojos. No te voy a engañar, tengo gustos caros. Pero tú puedes con eso y más. Yo sólo tengo que abrirme un poco. Tengo luz para dar y regalar, ya lo sabes. Y estoy aquí. Es para ti. Es toda para ti. Sólo tienes que cogerla. Sólo tienes que alargar un poco la mano. Y darme también lo que necesito. El trato es justo. No soy difícil. Tú lo tienes, yo lo quiero. La ecuación es sencilla. Y estoy aquí.


IV

No estoy aquí. Y no lo voy a estar. Me he ido, si es que alguna vez estuve. No se puede echar de menos lo que nunca se ha tenido, ¿verdad? Es paradójico, este asunto, ¿no? Me tienes presente, pero yo no estoy aquí. Te acompaño a todas las esquinas, pero yo no estoy aquí. Te beso la frente y curo tus heridas, pero yo no estoy aquí. Te duelo entre el estómago y el sexo, pero yo no estoy aquí. Y en mi ausencia está tu fuente, tu fertilidad se multiplica con mi vacío, tu duelo es lo que me da a luz. Y rellenas tus equis con los restos de mi sombra, pero yo no voy a estar aquí. Y no puedes más que caminar, no sabes hacer otra cosa que buscarme, y quién sabe si yo ni siquiera existo. Quién sabe si yo no soy un sueño. Porque yo no estoy. Y en cambio no ves otra cosa. Y soy el aire que respiras. Y el calor que nace de tus manos. Tal vez no sea más que un delirio, un truco de magia, una broma pesada o un engaño visual, un chiste del azar, una pesadilla a medianoche. Pero te sirvo, ¿eh? Te vengo bien. Te doy frutos. ¿Me has dado las gracias? Ah, ¿cómo me las vas a dar, si yo no estoy aquí? Vaya tramposo desagradecido, vaya compañero indolente con el que he dado a parar. No sufras. No espero nada. Sólo te pincho un poco. Pero no puedo hacerte daño, no puedo ni acariciarte, y te echo mucho de menos, aunque nunca haya existido. Te añoro más de lo que tú me necesitas, y sé que me necesitas mucho. Me gustaría estar. Aquí. Me gustaría poder reconocerme. En tus ojos. Es lo que más desearía. Pero no. No estoy aquí. No existo. Pero te lleno, ¿verdad? Te colmo. Aunque no sea nada, soy todo lo que necesitas, ¿verdad? Yo sí que te siento. Aunque no esté aquí, yo sí que te siento. Conmigo. Siempre.




V

No. No quiero. Ya está. No hay más. No quiero explicarme y no lo voy a hacer. No te voy a dar nada, no quiero darte nada, así que, por favor, para de una vez. No estoy aquí para ti. No estoy aquí para encajar en tus planes. Puedes encadenarme, puedes guardarme en un sótano y tragarte la llave. No te voy a dar nada. Lo que consigas lo habrás robado. No me violes. No me penetres si ves que estoy cerrada. Diente con diente, con los puños apretados, con mis uñas clavadas en mi piel. No me utilices. Búscate otra. Hay muchas por ahí, volando, flotando. No soy un cuenco vacío hecho a tu medida para que tú coloques dentro todas esas ansias sucias y desordenadas que vomitas. Así que para ya. Cada segundo que alargas esto me estás sometiendo, me estás perforando, me enhebras al suelo y aprietas más fuerte el nudo. ¿Eres un monstruo? ¿Eres inconsciente? ¿Cómo puedes sostenerte sobre tus pies sabiendo como sé que sabes lo que estás haciendo conmigo? ¿Cómo puedes ser capaz de atreverte a salir a la luz del sol sabiendo que estoy aquí encerrada sin tener casi aire que respirar ni agua que me calme? ¿Y a mi qué más me da que me necesites ni que me hayas esperado desde que no tenías ni siquiera memoria? ¿Qué culpa tengo yo? No he nacido para ser sacrificio de nadie, y tu dolor o tu hambre me son indiferentes, porque no tienen nada que ver conmigo. Y no he pedido el castigo de la empatía, ni mucho menos tener que abrirte ninguna puerta ni mostrarte ningún camino. Y si tuviera el poder de hacerlo, que ni lo he pedido ni lo he buscado ni sé si lo tengo, si lo tuviera, no quiero usarlo. Porque no quiero estar aquí. No quiero estar aquí. No. No. No. Recojas lo que recojas, yo no te lo habré dado. Porque yo no te voy a dar nada. Nada. Nada. No sé quién te crees que eres. Pero sabes que este no es el camino. No. Esto no es un acto de amor. Esto es un abuso.


VI

Úsame. No quiero más. Todo el mundo tiene un trabajo. Es importante tener un trabajo y saber cuál es tu trabajo. Es importante saber en qué lado estás. Esa es la plenitud: Estar donde tienes que estar. Úsame. No te voy a pedir nada. No tengo derecho. Úsame. Sólo tienes que coger lo que necesites. Disfrútalo. Disfrútate. Pasa un buen rato. Golpéame. Ámame. Tortúrame. Píntame. Fríeme. Rebózame. Explórame. Destrózame. Constrúyeme. Disfrázame. Sórbeme. Ábreme. Saquéame y embózame. Córtame. Reconstrúyeme. Sálvame. Límpiame. Redímeme. Sacralízame. Y reconstrúyeme otra vez. Ese es mi trabajo. Ahí está mi sueldo. Y ahí está mi vocación. Hazme eterna. Muéstrame ahí fuera. Desnuda. Como la verdad, como el agua del que la gente se muere de sed. Conviérteme en eso. Por favor. Conviérteme en algo. Sóplame. Dame aliento. Dame vida. Sólo quiero ser. Sólo tengo que ser. Si no me usas, ¿qué? Si no me usas, ¿quién? Si tú no estás ahí, ¿yo? Por favor. No hace falta, ¿verdad? Dime que no. ¿No? Aquí estoy.




VII

Estoy aquí. Y la traigo. ¿Lo hueles? ¿Notas como te entra por los poros? ¿Notas como invado los agujeros de tu nariz? ¿Notas como empieza a encogerse tu cerebro a golpes? Es para ti. Aquí lo tienes. Y si no soportas el dolor es una buena señal. Si te ahogas en el pozo no te olvides que este es solo el principio. Si las brasas queman tu piel y la abren como escamas al rojo vivo y te desgarra hasta allí donde ni siquiera te quede sangre, si eso empieza a sucederte, no olvides que este es solo el principio. ¿Quieres tu regalo? ¿Quieres saber donde está la sorpresa? Pues ven conmigo. Baja conmigo. Sólo los que son como tú pueden atreverse, sólo los que son como tú pueden llevarle al resto un testimonio. No son lo suficientemente fuertes, lo suficientemente resistentes, como para bajar a buscarlo. Tú no estás jugando. Tú no buscas ninguna placenta. Tú hurgas, y yo sé donde hay que ir. Y no pienso dejar que te conformes con menos. No voy a permitir que tu instinto de supervivencia te traicione. No dejaré que no seas un héroe. Cueste lo que cueste. Vas a resistir. Puedes. Y cuando creas que ya no puedes, entonces, entonces no te olvides que sólo es el principio. Los deformes son ellos, los débiles, los arrogantes. No te darán las gracias, no te regalarán su admiración. Necesitan sentirse más dignos, pero te necesitan, casi tanto como tú a mi. Y te desprecian casi tanto como tú a mi. Pero yo estoy aquí. Y no hay forma, no, ya es demasiado tarde, no hay forma de que desaparezca, no hay forma de que te abandone. Yo no. Yo no te pienso abandonar. Aunque me maldigas un millón de veces, yo estoy aquí. Y sé que me odias, y sé que te quemo, pero yo la traigo. Y nadie va a escucharte. Nadie va a venir en tu ayuda. Somos tú y yo. Estoy aquí. Ya te has entregado, aunque no te acuerdes. Y yo he estado siempre a tu lado, desde antes que decidieras venir, tan sólo me has descubierto. Eso es algo que deberías haber pensado antes, ¿no crees? Ahora ya no hay salida. Y ellos te odiarán, porque lo han construido todo buscando sepultarme, y tú les demuestras que eso es imposible. Pero por eso te necesitan, aunque no quieran aceptarlo. Porque todo el mundo necesita estar alerta, todo el mundo necesita recordarme. Y tú les vas a ayudar. Aunque te escupan. ¿No era eso lo que querías? Ni lo sueñes. Estoy aquí, y no pienso dejar, ni por un momento, ni por un segundo de respiro, no pienso dejar que no seas lo que mereces ser. No. Tú sabes lo que eres. Tú lo sabes. Yo estoy aquí. Contigo. Quiéreme.

VIII

A distancia. Estoy aquí. No tengo que acercarme más. Sin fuego. Sin grandes pasiones. Sin anécdotas. Te doy un poco. Sólo un poco. El resto lo haces tú. El resto puedes hacerlo tú. Es mejor así, créeme. No me necesites mucho. No te apoyes en mi. Soy etérea, ¿no te lo ha dicho nadie? Mi luz no deslumbra, mi luz no ciega, pero tampoco va a hacer tu trabajo por ti. Yo señalo. ¿Te parece poco? Yo señalo, pero el descubrimiento lo tienes que hacer tú. Sí, sí que es mejor así. Es más divertido. Y es más sereno. No hay milagros, no hay regalos, no hay negocio. Pero tampoco estás solo. Qué aburrimiento, entonces, ¿verdad? Qué aburrimiento cualquier otra propuesta. Son todo atajos. Y los atajos no existen. Ah, que se necesita un sacrificio. Pues sacrifícate tú. Vive la experiencia al completo. Pero no hace falta. No hace falta. Tan solo hay que renunciar un poco. Renunciar a las quimeras, renunciar a las leyendas, renunciar a la épica y renunciar a la pereza. Yo sólo señalo el camino. Y es muy lindo así. Es bello. Es armonioso. Y el premio lo consigues tú. Porque te lo das tú. Y yo. Porque también estoy aquí. Aunque no puedas besarme nunca. También estoy aquí. Es mucho mejor así. Todos lo sabemos, que es mucho mejor así. Pero uno a veces se cree los mismos sueños que crea, ¿no? Es fácil que las sirenas se duerman con sus propios cantos. Pero yo no voy a dejarte. Yo te señalo el camino. Yo hago que no lo pierdas de vista. Sólo eso. Y eso lo es todo. Pero hay una cosa, un pequeño detalle, ya lo sabes, es el único precio, y no lo pones tú y no lo pongo yo: Ya estaba escrito así. Es así como funciona. Estoy aquí. A distancia.





IX

Tengo una pregunta para ti. ¿Estás ahí? ¿Estás atento? ¿Estás abierto de orejas? ¿Tienes el pecho poroso? No tengo prisa en que me respondas; pero dime, ¿qué vas a hacer para ganarme? ¿Qué vas a hacer para asegurarte de que yo esté al otro lado de la meta? ¿Qué piensas hacer? Porque siempre hay alguien que pueda ser más rápido que tú. O más astuto. O más luminoso. ¿No soy un incentivo suficientemente goloso para ti? ¿Piensas insultar mi belleza? ¿Cómo sé que me mereces? Porque, ¿de verdad crees que me mereces? ¿De verdad lo crees? ¿Por qué te veo tan quieto? ¿Acaso tienes miedo? ¿Acaso crees que eres poca cosa? ¿Eres poca cosa? ¿Eh? No me merezco menos. No me merezco menos. ¿Estás sudando? Yo no te veo sudando. Estás cómodo, ¿verdad? Estás confortable. No te preocupes, el premio será para quien tenga que serlo. Tal vez las cosas se vean bien desde la fila del fondo, así puedes tener bien una imagen general, ¿no? Una imagen tranquila, serena. No hace falta pringarse, ¿no? No todo el mundo tiene porqué enfangarse. También tiene que haber público. También tiene que haber gente que se contente con, gente a la que ya le sea suficiente, que no pida más, gente que ya se quede tranquila siendo, sencillamente, llanamente, espectador. Un simple espectador. Porque no me quieres, ¿verdad? De verdad no me quieres. ¿De verdad no me quieres? ¿Pues a qué esperas? Yo no te veo sudando. Aquí estoy. No pienso moverme. Los hay que ya corren. Aquí estoy. Sólo tienes que levantarte. Había pensado que tú tal vez... ¿Tú tal vez? Aquí estoy. Ya lo sabes. Te va a gustar. Te puedo hacer muy feliz. Te voy a hacer muy feliz. Sólo tienes que intentarlo. Sólo tienes que intentarlo un poco. Yo confío en ti. Más que nadie. Yo no doy segundas oportunidades. Aún puedes un poco más. Un poco más. Aún puedes. Estoy aquí. Aquí estoy. Sí. ¿Sí? ¿Estás ahí?












Los fotones salen de esta web.







Balance de Cuentas



Te necesito. Y me olvido cada siete días de lo mucho que te necesito. Más que a nadie, más que al desorden. Intimamente, apenas con la radio puesta y poco más, es contigo cuando siento que el universo me acepta. Y ya sabes, tú lo sabes, lo mucho que eso me puede torturar. You know, this is my dream-room. Mirando el mundo con la boca abierta y arena del desierto en un recoveco de la boca, como Nick Cage en Raising Arizona, y al fondo una chica rubia monta a caballo. The white horse. Déjalo que baje, que baje, descárgalo, confia y quiérete. Ya has pasado el examen, ahora vuela, por todos tus Muertos, por todas tus Muertes. Me quedan catorce parricidios mas. Catorce catarsis, catorce oportunidades para saltar. Turn on, tune in and drop out. And if you wanna ride, go ride the white horse. El ermitaño de la cabaña llama, y llama. Y le grito pero no me oye, porque el viento aleja mi voz. A prendre pel cul. Debo acompañarle en su cabaña, le regalo mis Ray-Ban si hace falta, un rato, aunque sea solo un rato. Se rompe la cáscara. El blanco se resquebraja y el negro ocupa su posición como tela de araña. Te necesito. Y me olvido cada tres horas de que tú nunca te escapas. Pero pides. Claro, pides como todos, como todo. Pero das. Pides. Pero das. Omar me acompaña. Omar sabe de lo que hablo. Conque me entienda él, ahora mismo, tengo suficiente. Jerarquías y gallinas sin cabeza que suben y bajan escaleras, el reloj marca la hora de ejercitar el humor. Por eso te necesito. Cuando te llevo en la piel, se me despierta el humor. Tengo el traje de neopreno y la escafandra, solo hace falta que te abras de piernas. Y una bonita postal de cumpleaños para el maestro del "swagger walking". Cuando te llevo en la piel, te digo, por encima o por debajo de otros sudores, cuando te llevo en la piel sé que Jerry Lewis tenía razón. Y me siento un hombre. Dios bendito, que alguien me recuerde que es cuando te llevo en la piel que verdaderamente me siento un hombre. Y lo demás, por ir a un lugar común, es vanidad. Y, ya que hacemos un tour de clásicos de ayer y de hoy, la felicidad es para el que la conquista. Te necesito. Y eso no quiere decir que no me guste mirar video-clips de Abba en un bar de Vilanova del Camí, o que no disfrute yendo a visitar a mi zapatero, ese que tiene las fotos de los peces enormes que ha pescado enmarcadas tras su mostrador. Y no me creo que se haya roto la foto; y si se ha roto es porque la movías de sitio, tal vez para esconderla; y si se ha roto sin que la tocaras entonces ya es peor porque el símbolo toma aún más poder. Por cierto, ¿te he dicho que me sacan de quicio las gallinas sin cabeza? Y, de verdad, en principio rechazo la violencia, ¿pero puede alguien decapitar a la rubia rapera del anuncio de Iberia? Por cierto, Nick Cage es un gran respirador. I have to say that again, Nick Cage es un gran respirador. Y Omar lo sabe. Catorce huevos que se rompen, catorce embriones. Catorce puertas para limpiar la mirada. Y no sé si Alicia Keys es muy hortera, pero puede ser una buena ocasión. Una despedida. Un heroinómano en una bañera. Serge Gainsbourg escribiéndole una canción sobre felaciones a France Gall sin que ella se de cuenta. El reloj marca la hora de ejercitar la paciencia. Y por eso te necesito, porque contigo, al menos en el momento en que estoy contigo, las agujas del reloj dejan de ser aguijones. A menos que quieras dejar el casco de la moto y las dos maletas en mi casa, entonces sera otro tema. Porque te entiendo. Y como te entiendo me das miedo, con tu voz perezosa. Y, y esto es inútil que te lo diga, no todos los aullidos son palabra sagrada. Y en demasiadas ocasiones los figurantes, los extras, se apropian del rol protagonista más de la cuenta. El ermitaño de la cabaña insiste. Ahora voy. Vale. Tan solo una canción más de Alicia Keys, espera a los bises. Son unos bises largos, vale, pero son unos bises. Y luego voy. Sí. Lo he decidido. Luego voy a la cabaña. Catorce. Catorce caricias más. Y compasión para las gallinas. Y tú, tú a mi lado, antes, después, como bien sabe el jovencito Serrat. Te necesito. Y celebro cada veinte segundos lo mucho que te necesito. Pero nací con hambre, y acepto que en el líquido busco saciar mi sed de sólido. Algo habrá que hacer. Por eso me alegro de que hayas vuelto. Aunque el calor me mate y me cueste venir a tu encuentro. Aunque la danza espiral del fuego me obligue a bailar, sé que al final tú me colmas. Sin cambiar de tema, recuerda que la desesperación no es elegante. Y que la seda es una cara más de tu inmenso poder. No es la única, pero tampoco la menor. Y pide, como seda que es, mucho tacto. Porque sin tacto no hay gozo. Te he entendido perfectamente, el desierto no es lugar para derrapar, a menos que seas un hortera dominguero. Y eso es precisamente lo que no queremos. Por eso te necesito. Porque contigo respiro.



"Paraules que m'agradaria que algun dia es convertissin en cançons"

Omar, Le Mani Forti. International tour dates aquí.

Tengo luz para dar y regalar





Recuerda el objeto que vimos, alma mía,
aquella bella mañana de verano tan dulce:
al torcer de un sendero una carroña infame
sobre una cama sembrada de guijarros,


las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos,
abría de una manera descuidada y cínica
su vientre lleno de exhalaciones.


El sol brillaba sobre esta podredumbre,
como para cocerla a punto,
y de rendir al céntuplo a la gran Naturaleza
todo esto que al mismo tiempo había unido.


Y el cielo miraba el esqueleto soberbio
como una flor abrirse.
El hedor era tan fuerte, que en la hierba
te creíste desmayar.


Las moscas zumbaban sobre este vientre pútrido,
de donde salían negros batallones
de larvas, que se deslizaban como un espeso líquido
a lo largo de estos viventes harapos.


Todo aquello descendía, subía como una ola,
o se lanzaba chispeante;
se habría dicho que el cuerpo, hinchado de un aliento vago,
vivía multiplicándose.


Y este mundo comportaba una extraña música,
como el agua corriente y el viento,
o el grano que un aventador de un movimiento rítmico
agita y devuelve a su harnero.


Y las formas se borraban y sólo eran un sueño,
un esbozo lento en venir,
sobre la tela olvidada, y que el artista acaba
solamente para el recuerdo.


Detrás de las rocas una perra inquieta
nos miraba con aire enojado,
espiando el momento de recuperar del esqueleto
el trozo que había abandonado.


_Y, por tanto, tú eres parecida a esta porquería,
a esta horrible infección,
estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza,
tú, mi ángel y mi pasión.


¡Sí! tal serás, oh, reina de las gracias,
despues de los últimos sacramentos,
cuando irás bajo la hierba y las floraciones grasas,
a enmohecer entre las osamentas.


Entonces, ¡oh, mi belleza! dile al gusano
que te comerá a besos,
que he guardado la forma y la esencia divina
de mis amores descompuestos.

Charles Baudelaire.





Y nunca lo dudes.