El orgullo ha sido como un manto reversible de pinchos.
Seca.
Mudo.
Voz perezosa, enigma vanidoso.
Es hora de destapar el reloj.
El juego del escondite: Descubrámonos para no encontrarnos.
Te intuyo. Como un asesino en el desierto, en duermevela y embozado de hachís.
Prometo romper, en dias alternos, cada página del guión.
Solo los niños valientes se atreven a entrar en el castell misteriós.
Sonámbulo, me he despertado con una regadera en una mano y una lupa en la otra.
¿Qué le voy a hacer? Estoy aquí para descubrir especies nuevas.
Es muy fácil: Primero arranca una página, cualquier página. Luego cógela de un extremo y del otro con ambas manos. Ahora estira con fuerza.
¿Ves?
Fotografías de Stephen Bergman.
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