Una vida ridicula






"Estaba en el desierto del Rajastán. En Jaisalmer. En la India. No es el mejor desierto en el que he estado, pero es el desierto donde me di cuenta de esto, estirado entre las dunas, mirando la puesta de sol. No sé por qué, entonces me di cuenta. Nuestra vida no depende de nosotros. Eso es lo bueno de viajar, ¿sabes?, que te abre la mente, entiendes las cosas, tomas distancia y puedes comprender la vida, ¿sabes?, la vida de verdad, fuera de esta burbuja, fuera de… Bueno, el hecho es que por fin, en ese momento, comprendí que nos pasamos la vida intentando decidir las cosas, planear, tenemos estrategias, schemes, we are schemers, como dice el Joker, schemers, pero nuestra vida no depende de nosotros. Nuestra vida… es un accidente.

Hubo un momento, antes de que yo naciera, en la vida de mi madre, que determinó todo lo que sucedió luego. Como una ficha de dominó que cae: Tac, tac, tac, tac, tac, tac, tac… Sin ese momento, sin ese, sin esa anécdota estúpida, yo no estaría aquí. Yo no existiría. Y no podría haber llegado a esta conclusión.

Mi madre tenía un novio, ¿vale? De joven, digo, en los setenta, un novio humorista tenía, un cómico; en esa época se les llamaba cómicos, y no hacían “monólogos”, sino que contaban chistes, chistes de maricas o de gangosos, chistes, y cuando querían asegurarse de que el público iba a explotar de risa, cuando querían metérselos en el bolsillo, cuando querían cogerlos de los cojones y apretar con fuerza hasta tenerlos a sus pies, entonces, entonces les contaban chistes de maricas que eran gangosos.

Mi madre estaba enamoradísima, yo creo que ese fue el amor de su vida. Mi madre lo adoraba, le acompañaba a los bolos que el tipo hacía por los teatruchos y los antros más asquerosos de Madrid, imagino, osea, tenía que ser eso la caspa, porque mi madre era de Madrid, antes de venirse a Barcelona, era de Madrid, y para ella los bolos en los teatruchos y los antros eran como estar en estrenos de Hollywood del brazo de James Dean o de Paul Newman. Osea, mi madre lo tenía que vivir eso como el glamour, el glamour máximo, creo. Y llegó el día en que este tipo, su novio, estuvo a punto de conseguirlo, estuvo a punto de salir en el “Un, dos, tres”.

¿Sabes esos humoristas que aparecían interrumpiendo el concurso y bajaban por las escaleras y hacían un número que siempre acababa con la misma puta frase y se iban dejándole un recuerdo, un objeto, una movida absurda, a Mayra o a Jordi Estadella o al que fuera y a los concursantes, un objeto que podía ser un chalet o un lote de productos de limpieza o un premio, vaya? ¿Tú veías el “Un, dos, tres”? Pues el novio de mi madre estuvo a punto de ser uno de esos tipos, a punto a punto. Esto debió de ser un acontecimiento. Osea, mi madre tenía que estar en éxtasis, a punto de tocar el cielo. El “Un, dos, tres”. Y su novio hizo la prueba. Y Chicho Ibáñez Serrador, el genio, el maestro, le cogió. Pero justo dos días antes de la grabación el tipo, el pobre tipo, está cruzando la calle y en un momento, el momento, el tipo pisa un cordón de su zapato, no es coña, esto es lo que pasó, pisa un cordón de su zapato, cae al suelo, porque debía ser un tipo muy carismático pero un torpón de la hostia, el tipo cae al suelo por culpa del cordón desatado y, antes de que pueda levantarse, imagínate la escena, la escena ridícula, antes de que pueda levantarse le atropella un autobús. Y se muere.

Ese momento, el momento en el que el joven cómico al que mi madre amaba locamente recibe el impacto de un autobús contra su frágil cuerpo de joven cómico madrileño a punto de saltar al estrellato, ese momento absurdo, ridículo pero trágico, ese momento determina que yo esté ahora aquí. Determina que mi madre se muriera de tristeza, que se casara con un vendedor de joyas catalán trabajador y hermético, que se viniera a vivir a Barcelona con él y que tuvieran un hijo, yo, determina que mi madre estuviera obsesionada con (melodramático)ese amor que la muerte le arrebató, “el amor solo es romántico de verdad si es frustrado” –lo dice Woody Allen, determina que me haya criado para ser una estrella, que me haya llevado a hacer anuncios desde pequeño, anuncios de Cola-Cao, de colonia Christmas y de Cine-Exin, a clase de interpretación, que se haya hecho amiga de Ángela Molina y que nos hayamos ido de veraneo con Loles León, que me haya llenado la cabeza con películas y que yo tome batidos para muscular desde los trece años y que use cremas para el cutis desde los dieciséis. Ha determinado que, a base de insistir, a base de no rendirse ante nada, yo ahora haga de dos a tres películas al año, que me paguen mínimo dos mil euros por un dia de trabajo, que mi careto de no haber roto nunca un plato, que me lo he estudiado, que sé como ponerlo, que este careto aparezca en las revistas de (sobreactuando) tendencias, (repite, sobreactuando más) tendencias.

Y es ridículo. Osea, lo sé. Todo es un chiste. Todo es de cachondeo. Todo es banal. La gente es genial, la gente es maravillosa, una a una; pero en grupo, toda esta burbuja, eso es una engañifa. Lo sé. Yo lo sé. Estoy aquí. Pero también he estado allí. He estado en el desierto, en el desierto de la India, y allí me di cuenta: Esto, todo esto es ridículo. Es genial, es la polla, es acojonante, pero es ridículo. Es mi vida. Es una buena vida. Una buena vida ridícula. Una vida ridícula, fruto de una muerte ridícula. La vida no depende de nosotros, ni siquiera nuestra propia vida. Si ese pobre tipo, si ese Romeo que murió joven, si ese humorista de tercera regional no hubiera sido atropellado por un autobús, yo no habría nacido, y si yo no hubiera nacido hubiera sido practicamente imposible encontrar una productora interesada en esta ridícula obra de teatro, y esta ridícula obra de teatro no se habría estrenado, y ahora nadie estaría aquí, hablando de nada. Y todo gracias al sacrificio de ese tipo y de su muerte ridícula.

De esas cosas, de ese tipo de cosas, yo ya me he dado cuenta."


5 comentarios:

Audrey dijo...

una história triste ...yo creo que las cosas no pasan por casualidad, y conforme me voy haciendo mayor más me doy cuenta de ello... las cosas pasan porque tienen que pasar, lo creamos o no el destino esta escrito.....

Anónimo dijo...

penso = q AUDREY...el destí está scrit creec q no podem fer re..potser si fer-ho lo millor posible xro s'ens escapa...

un petonàs!*

pd: continues posant-me els pèls de punta!! em tens intrigada, se q amagas alguna cosa ( a que sii Pau???)

KIISS YOUUU

sin querer te atropello dijo...

v de vendetta
algún día le daremos la vuelta al marcador
tenemos que departir, cómo tienes la agenda writer?
he hablado con aquellos sobre el SRW, a ver qué te parece
pero no llamadas, me arruinan
i me encanta leerte
m de mi

sin querer te atropello dijo...

tú, eres mierda, sabes que me he vuelto a leer esto otra vez y me he vuelto a enganchar hasta el final? para ya de escribir, porque yo simplemente te vi, y aún sigo aquí, y yo también tengo mis quehaceres, cabrón, basta ya de bloggear y publica tu vida en particular para que todos podamos disfrutar de tu don
adórote, y a medida que te haces mayorzote más

Prisamata dijo...

joder, que bonito post, tete...

En nada te envio aquello. Que está tiernecito.

Un abrazo muy fuerte, maehtro.