Me lo dijo mi hijo el otro día.
Como tiene dos años, sabe mucho el cabrón. Me miró a la cara y me dijo, muy serio: "Eres un Caca Mosca".
"¿Por qué?"
"Porque dices tonterías".
Así que, si un Caca Mosca es aquel que dice tonterías, no me cabe la menor duda de que, no solo soy un puro Caca Mosca, sino que además todos lo somos.
Y ese sentimiento de solidaridad humana es una gran revelación.
Como hermanos y hermanas Caca Moscas sois bienvenid@s.
No estamos sol@s.
Daban un telefilme el otro día sobre lo de siempre:
Desencuentros entre chico y chica.
Lo de siempre.
Lugares comunes.
No salía Matthieu Amalric fumando constantemente con sus ojos de sapo sentimental, rodeado de francesas bellas que cantan ópera y de franceses elegantes que fuman tanto como él.
Más bien jóvenes famosos desubicados a los que les roban miles de euros en un burdel,
ex-novias obsesivas,
llamadas intempestivas sollozantes,
ataques de violencia ante las fuerzas del orden,
groupies ambiciosas en conciertos de rock provinciano,
y artistas de performance aficionados a los IPhone y la auto-lesión.
Ya sabes. Lo de siempre.
Por suerte para mí, una tormenta acabó con mi sintonizador de la TDT.
Y fue entonces que entendí lo necesario de una buena alimentación,
y que sólo hay un camino.
Sólo uno.
Que no hay mayor escupitajo a la cara del miedo que amar lo inexplicable.
Que el conductor del Rickshaw espera que le pidas que acelere,
y que cuando lo haces te responde con una sonrisa que dinamita cualquier melodrama.
Tan sólo tengo una pregunta:
¿Era necesario ir a cenar esta noche a un japonés?
Quitar capas de la madera que he robado del tiesto hasta que tengo las uñas negras.
Cuando hubo silencio en el bar, mi prima lo comprendió todo. Por suerte no llevaba el móvil encima y no vino nadie más.
Quiero vivir en una sauna que escupa mis toxinas constantemente. Y pegarme duchas de agua fria cada diez minutos para que mis poros de vuelvan musculosos como los actores de un peplum.
En el desagüe de Las Ramblas, A. hace proselitismo del valor de la mentira y la copia.
A. es un escéptico, seguramente en el fondo por romanticismo. Pero en algo me convence.
Copiar y mentir es una gran manera de despojarte de ti mismo.
Me siento Diga Diga Do por decisión inapelable y democrática.
Ocho de la tarde: Euforia cantarina. Mis vecinos ya la conocen.
Nueve de la noche: Sorna de macho alfa. Narciso en el trono.
Diez de la noche: Más euforia. El descontrol enseña la patita, con voz de clara de huevo. Nocilla para el ego: Se desborda el pan de crema de chocolate bicolor.
Medianoche: Viaje por las arenas movedizas del pecho. Denso paseo en barca con Caronte. Estaba mirando para otro lado. Me cuesta escuchar.
Tres de la madrugada: Me he quedado blando. Siento los músculos desplazados de lugar. Pero no estoy triste, aunque no soporto el silencio.
Diez de la mañana: Resaca. Iluminación serena. Pero sigo con hambre.
Voy a tener que nadar y escribir mucho para quemar toda esta purpurina que llevo en la sangre.
No pienso mover un músculo hasta que estos no recuperen su posición original.
Esto va por los funcionarios y funcionarias del Ministerio de Hacienda del Gobierno de España.
Pero especialmente para vosotras.
Maternales, poderosas, condescendientes y cariñosas, de comida en casa al mediodía frente a la tele, de padres gruñones de la post-guerra y de merchandising del Che Guevara en la sala de estar.
De cena con las amigas el viernes por la noche y pendientes imposibles.
Guardo restos de purpurina en el suelo y las sábanas.
Un tropiezo en plena Rambla del Rawal, tres o cuatro montañas en la mejilla izquierda, una luna llena negra en el hombro derecho y niñas oscuras y enormes como planetas en forma de interrogante.
La arena se hace barro con el agua, por eso también conservo una laguna movediza en el pecho.
Un hombre guapo, rotundamente guapo, saluda al dia solo, en mi casa. Yo no estaré allí para descorchar el champán; pero le he dejado zumo de pera fresco en la nevera.
Sé que estás ahí.
Loba tres veces loba, estrella de las tetas grandes, nómada traviesa, Mike Tyson desatado, contrincante indeciso, príncipe del norte, tipo duro con botas y gabardina de Caperucita.
Espejismo de granito.
Ha sido un placer jugar a ablandarnos.
Hazme de tu equipo, muévete un poco para que mi olfato te siga el rastro, no dés nada por hecho, no arranques ni el pelo de una raíz.
No voy a pelearme ni con la brújula ni con el reloj.
We've got what we've got.
Yo sólo sé que los pendientes de perla empezaron a gustarme en la primavera del 2008.
"Nunca estuve en Italia. Así que tuve que dedicarle una canción para poder conocerla."
Boris Vian.
I
La culpa es un sapo vanidoso.
II
Cada instante brota un giro hecho expresamente para cambiar irremediablemente el instante anterior.
III
Gracias a las mentiras, he dejado de comprenderlo todo.
IV
De vez en cuando hago inventario de las puertas que he abierto durante el dia y de cuantas siguen abiertas.
Lo importante es que haya corriente. Lo importante es que no se aposenten los humores de los restos de la fruta del licuado de ayer.
V
¿Como le explicas el significado del "cero" a tu hijo?
VI
Todo el mundo pide que jueguen al poker con sus cartas.
Es tan bueno saber decir "juego" como "no juego".
VII
¿Quién es más egoista?
¿Quien da mucho y pide mucho?
¿O quien no da mucho y no pide mucho?
VIII
Los vecinos de arriba van por un lado.
Los vecinos de abajo van por otro.
Oye, mientras todos paguen los recibos de la comunidad yo no me meto.
IX
Por cierto, a veces de marcar tanto tus cartas te llegas a creer que es que salieron así de fábrica.
X
Estoy absolutamente convencido de que si gozas de la paciencia suficiente, puedes ver salir por voluntad propia al tapón de corcho de una botella de champán.
A veces tiene el aspecto de una difunta estrella del pop; otras de un báquico y excesivo cantante francés; de un cineasta iluminado, paternal y auto-suficiente; de un fotógrafo ex-heroinómano, de cuerpo enjuto vestido en tinta china; de actor ex-marine siempre desnudo; de ave Fénix con un ojo de cada color; de barbero almeriense árbitro de fútbol en los ratos libres.
A veces se parece a mí. Solo un poco.
A veces ni siquiera tiene cara ni cuerpo.
Pero me mira. Y sonríe sin mover la boca.
Está solo, aún cuando está rodeado de gente. Lo sabe y no le importa ya. Es un compromiso que tomó hace tiempo.
Se apoya en una baranda, en un puente, y mira al río, ahí abajo.
Me entiende, me acepta compasivo y admirado a la vez. No hace falta decir nada.
A su lado siento que todo irá bien. Pero no es condescendiente. Me avisa de los peligros de permitir que mis demonios salpiquen afuera. Me recuerda que el fuego quema, pero se debe mantener siempre viva la fragua si lo que uno busca es fundir el metal. Que en la frontera es donde nos alimentamos, pero la frontera castiga y uno debe protegerse. Que, sin elegancia, dejan de sostenerse todas las convicciones. Que no hay tacto como el de la seda, pero es frágil y pide suavidad. Que no nos podemos cautivar si no es de la magia. Que hay pozos secos que ninguna mirada ajena puede humedecer. Que nadie ha preparado un lugar para mí, y deberá crearse con mis propios pasos. Que un dia sin oración es un dia perdido. Y que siempre ha estado y estará a mi lado.
Él ya no se castiga ni se exige, pero no deja de trabajar. Es generoso y desecha las malas hierbas antes de lanzar sus semillas. Es presumido pero no le gusta engañar a nadie. Ama constantemente pero no se aferra a nada. Observa sus compulsiones pero siempre mantiene, como mínimo, un pie en la tierra. Se sabe uno más, pero eso no es coartada para nada. Su respuesta a la mediocridad es la ternura. Está preparado, hoy también, para perder el equilibrio una vez más si eso es lo que toca. Conoce el peso de las cosas, incluido el de la frivolidad.
Me apoyo en la baranda, imitándole, y miro abajo, al río.
Te necesito. Y me olvido cada siete días de lo mucho que te necesito. Más que a nadie, más que al desorden. Intimamente, apenas con la radio puesta y poco más, es contigo cuando siento que el universo me acepta. Y ya sabes, tú lo sabes, lo mucho que eso me puede torturar. You know, this is my dream-room. Mirando el mundo con la boca abierta y arena del desierto en un recoveco de la boca, como Nick Cage en Raising Arizona, y al fondo una chica rubia monta a caballo. The white horse. Déjalo que baje, que baje, descárgalo, confia y quiérete. Ya has pasado el examen, ahora vuela, por todos tus Muertos, por todas tus Muertes. Me quedan catorce parricidios mas. Catorce catarsis, catorce oportunidades para saltar. Turn on, tune in and drop out. And if you wanna ride, go ride the white horse. El ermitaño de la cabaña llama, y llama. Y le grito pero no me oye, porque el viento aleja mi voz. A prendre pel cul. Debo acompañarle en su cabaña, le regalo mis Ray-Ban si hace falta, un rato, aunque sea solo un rato. Se rompe la cáscara. El blanco se resquebraja y el negro ocupa su posición como tela de araña. Te necesito. Y me olvido cada tres horas de que tú nunca te escapas. Pero pides. Claro, pides como todos, como todo. Pero das. Pides. Pero das. Omar me acompaña. Omar sabe de lo que hablo. Conque me entienda él, ahora mismo, tengo suficiente. Jerarquías y gallinas sin cabeza que suben y bajan escaleras, el reloj marca la hora de ejercitar el humor. Por eso te necesito. Cuando te llevo en la piel, se me despierta el humor. Tengo el traje de neopreno y la escafandra, solo hace falta que te abras de piernas. Y una bonita postal de cumpleaños para el maestro del "swagger walking". Cuando te llevo en la piel, te digo, por encima o por debajo de otros sudores, cuando te llevo en la piel sé que Jerry Lewis tenía razón. Y me siento un hombre. Dios bendito, que alguien me recuerde que es cuando te llevo en la piel que verdaderamente me siento un hombre. Y lo demás, por ir a un lugar común, es vanidad. Y, ya que hacemos un tour de clásicos de ayer y de hoy, la felicidad es para el que la conquista. Te necesito. Y eso no quiere decir que no me guste mirar video-clips de Abba en un bar de Vilanova del Camí, o que no disfrute yendo a visitar a mi zapatero, ese que tiene las fotos de los peces enormes que ha pescado enmarcadas tras su mostrador. Y no me creo que se haya roto la foto; y si se ha roto es porque la movías de sitio, tal vez para esconderla; y si se ha roto sin que la tocaras entonces ya es peor porque el símbolo toma aún más poder. Por cierto, ¿te he dicho que me sacan de quicio las gallinas sin cabeza? Y, de verdad, en principio rechazo la violencia, ¿pero puede alguien decapitar a la rubia rapera del anuncio de Iberia? Por cierto, Nick Cage es un gran respirador. I have to say that again, Nick Cage es un gran respirador. Y Omar lo sabe. Catorce huevos que se rompen, catorce embriones. Catorce puertas para limpiar la mirada. Y no sé si Alicia Keys es muy hortera, pero puede ser una buena ocasión. Una despedida. Un heroinómano en una bañera. Serge Gainsbourg escribiéndole una canción sobre felaciones a France Gall sin que ella se de cuenta. El reloj marca la hora de ejercitar la paciencia. Y por eso te necesito, porque contigo, al menos en el momento en que estoy contigo, las agujas del reloj dejan de ser aguijones. A menos que quieras dejar el casco de la moto y las dos maletas en mi casa, entonces sera otro tema. Porque te entiendo. Y como te entiendo me das miedo, con tu voz perezosa. Y, y esto es inútil que te lo diga, no todos los aullidos son palabra sagrada. Y en demasiadas ocasiones los figurantes, los extras, se apropian del rol protagonista más de la cuenta. El ermitaño de la cabaña insiste. Ahora voy. Vale. Tan solo una canción más de Alicia Keys, espera a los bises. Son unos bises largos, vale, pero son unos bises. Y luego voy. Sí. Lo he decidido. Luego voy a la cabaña. Catorce. Catorce caricias más. Y compasión para las gallinas. Y tú, tú a mi lado, antes, después, como bien sabe el jovencito Serrat. Te necesito. Y celebro cada veinte segundos lo mucho que te necesito. Pero nací con hambre, y acepto que en el líquido busco saciar mi sed de sólido. Algo habrá que hacer. Por eso me alegro de que hayas vuelto. Aunque el calor me mate y me cueste venir a tu encuentro. Aunque la danza espiral del fuego me obligue a bailar, sé que al final tú me colmas. Sin cambiar de tema, recuerda que la desesperación no es elegante. Y que la seda es una cara más de tu inmenso poder. No es la única, pero tampoco la menor. Y pide, como seda que es, mucho tacto. Porque sin tacto no hay gozo. Te he entendido perfectamente, el desierto no es lugar para derrapar, a menos que seas un hortera dominguero. Y eso es precisamente lo que no queremos. Por eso te necesito. Porque contigo respiro.
"Paraules que m'agradaria que algun dia es convertissin en cançons"
Omar, Le Mani Forti. International tour dates aquí.
El joven aprendiz de arquitecto se despertó una vez al lado de su musa y se sintió con fuerzas para acometer su primera gran obra.
Se aisló y puso todo su empeño en construir una enorme catedral gótica.
El joven aprendiz de arquitecto dedicó cada columna, cada vidriera y cada escultura al recuerdo de su musa, esperando que llegara el dia en que terminara su primera gran obra y se la pudiera mostrar. Y pudieran despertar juntos dentro de aquella catedral.
Cuando terminó de colocar la última piedra, el joven aprendiz de arquitecto acudió al encuentro de su musa, ilusionado como un niño que sale del colegio llevándole a su madre un posa-velas de cerámica.
Cuan grande fue el desengaño del joven aprendiz de arquitecto cuando descubrió que su musa ahora se despertaba al lado de un constructor de torres de cerillas y había perdido todo su interés por las enormes y barrocas catedrales góticas.
Fueron dos las heridas que sufrió el joven aprendiz de arquitecto:
Una en su inseguridad. ¿Como se sostendría ahora que su musa le había abandonado?
La otra en su vanidad. ¿Como podía ser que su musa prefiriese iluminar un vulgar constructor de torres de cerillas pudiendo regalar su luz a todo un arquitecto de catedrales góticas?
Las sabias palabras del maestro de la logia fueron reveladoras:
"El destino de toda musa es abandonar a su artista cuando este ya ha encontrado fuerzas para enfrentarse a su obra."
Así pues, el joven aprendiz de arquitecto asumió la pérdida de su musa, pero ahora a su alma le atormentaba una nueva inquietud:
¿Debía buscar nuevas musas o aprender a crear sin necesitarlas?
Como no obtenía respuesta, el joven aprendiz de arquitecto decidió dejar de preguntarse y dedicarse a lo que mejor sabía hacer:
Hace muchos años, el joven aprendiz de arquitecto dudaba de su vocación.
Así que decidió ser lo más parecido que había a ser un arquitecto sin serlo.
Decidió ser muso.
Buscó entre su entorno y encontró a una bailarina de la corte, la mejor y la más bella de todas, a la que inspirar.
La bailarina de la corte estaba encantada con su nuevo muso y se entregó a él.
Le bailaba a todas horas, y su arte creció como la espuma de una cerveza mal servida.
La bailarina de la corte bailó ante los más poderosos reyes y en los mejores salones, convirtiéndose en la más célebre bailarina, dedicando cada delicado movimiento a su muso.
Hasta que llegó un dia en que la bailarina de la corte también dudó de su vocación. Abandonó la corte y con ella, entristecida, a su muso. Aprendió a arar la tierra y se convirtió en agricultora.
Pasaron muchos años y un dia la agricultora empezó a añorar sus días de bailarina de la corte. Su cadencia había ganado en terrenalidad, pero lejos quedaba la inútil belleza de su danza.
Entonces recordó a su muso y fue a su encuentro.
Pedro este, a su pesar, no pudo inspirarla más. Porque, para entonces, se había convertido en el joven aprendiz de arquitecto, tal y como ahora lo conocemos.
Recuerda el objeto que vimos, alma mía, aquella bella mañana de verano tan dulce: al torcer de un sendero una carroña infame sobre una cama sembrada de guijarros,
las piernas al aire, como una mujer lúbrica, ardiente y sudando los venenos, abría de una manera descuidada y cínica su vientre lleno de exhalaciones.
El sol brillaba sobre esta podredumbre, como para cocerla a punto, y de rendir al céntuplo a la gran Naturaleza todo esto que al mismo tiempo había unido.
Y el cielo miraba el esqueleto soberbio como una flor abrirse. El hedor era tan fuerte, que en la hierba te creíste desmayar.
Las moscas zumbaban sobre este vientre pútrido, de donde salían negros batallones de larvas, que se deslizaban como un espeso líquido a lo largo de estos viventes harapos.
Todo aquello descendía, subía como una ola, o se lanzaba chispeante; se habría dicho que el cuerpo, hinchado de un aliento vago, vivía multiplicándose.
Y este mundo comportaba una extraña música, como el agua corriente y el viento, o el grano que un aventador de un movimiento rítmico agita y devuelve a su harnero.
Y las formas se borraban y sólo eran un sueño, un esbozo lento en venir, sobre la tela olvidada, y que el artista acaba solamente para el recuerdo.
Detrás de las rocas una perra inquieta nos miraba con aire enojado, espiando el momento de recuperar del esqueleto el trozo que había abandonado.
_Y, por tanto, tú eres parecida a esta porquería, a esta horrible infección, estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza, tú, mi ángel y mi pasión.
¡Sí! tal serás, oh, reina de las gracias, despues de los últimos sacramentos, cuando irás bajo la hierba y las floraciones grasas, a enmohecer entre las osamentas.
Entonces, ¡oh, mi belleza! dile al gusano que te comerá a besos, que he guardado la forma y la esencia divina de mis amores descompuestos.
Iván Morales ha estat tres anys campió consecutiu (2009-2010-2011) dels Tornejos de Dominó de la Barceloneta.
Actualment s'entrena per aconseguir un altre triple triomf, començant pel Torneig d'enguany.