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Inevitable.


Era inevitable volver a esto del blog.

Si alguien se pregunta qué me ha apartado de actualizar este espacio de onanismo compartido desde julio le ofrezco el siguiente video como respuesta.



El caso es que ya estoy aquí de nuevo. Ya he vuelto.

En los próximos días esperen actualizaciones, textos inéditos y bifurcaciones varias.

Y, por supuesto, se admiten sugerencias. ¿Desean los señores algo en especial?

Cap-Grossos

29 de Septiembre. Huelga a la japonesa. El resultado, en breve.











"La peña está girada. Las empresas las llevan peña. Las empresas están giradas. Son empresas sicóticas. Sin ningún tipo de razonamiento."













Fotos de Miquel Tàpies.

I wish it could happen to me . (6 de 6)

El Viajero visita, algo ciego aún, al Sin Patria y le pide pegarse una ducha. El Sin Patria accede con un gruñido.

Cuando sale de ducharse, el Sin Patria sigue meditando.

El Viajero le pregunta si eso le sirve de algo.

“God is an evil motherfucker. – responde el Sin Patria -And I bet you even his breath stinks like shit. But he’s the boss. And you have to suck the boss’s cock, either you like it or not. That’s the way it is. So that’s why I meditate, I’m sucking God’s cock hoping he acknowledges me. And sometimes he does listen. And sometimes he even gives me what I ask him for. Sometimes he does. But I gotta suck it real hard.”

El Viajero se va a la Estación del Norte y pide billeta para el primero que salga hacia el destino que sea. Portugal, por ejemplo.

En el autobús, El Viajero parece triste.

Finalmente, las lágrimas, que llevaba guardando desde hace días, brotan de los ojos del Viajero.

Buscando calmarse, El Viajero se pone a meditar, como vio hacer al Sin Patria.

El Viajero se concentra con fuerza.

Cuando abre los ojos, El Viajero descubre, sentada a su lado, una (posible) Nueva Redentora.

En ese momento, algo hace que El Viajero tome conciencia de ser el personaje de una historia. Y eso no le molesta, y tampoco le alegra. Pero le libera un poco.

Y de eso se trata, ¿no?
















(fin)

I wish it could happen to me . (5 de 6)

Finalmente La Redentora y El Viajero se despiden.

Él la deja en la cama y se prepara para marcharse.

La Redentora, pequeña, tímida, casi desamparada le sugiere al Viajero que se quede, que tal vez se esté precipitando pero le gustaría estar más con él.

“You are a sad boy.- le dice- I’d love to make you happy.”

Él dice que debe irse, aunque nunca ha oído a nadie decirle algo así y le emociona.

Tal vez sea una locura, pero ella le promete ir a verle muy pronto a su ciudad. No quiere acompañarle. No le gustan las despedidas.

A la salida, El Viajero se cruza con La Madre y se despide de ella. Al darle dos besos siente algo así como un escalofrío.

El Viajero sale a por el Autobús que le lleva al aeropuerto.

En la parada, El Viajero se sienta.

Anochece y El Viajero no sube al autobús.

Decide volver a casa de La Redentora...

Al volver, El Viajero descubre a La Redentora besándose en el portal con El Grunge Bajito. Es de noche.

El Viajero se quiebra por dentro. No sabe lo que siente. Marcha de allí corriendo. Se pierde en la noche y se emborracha. Por suerte, lleva dinero en el bolsillo para gastar.



En un bar, El Viajero descubre al Mentiroso, que está explicándole la historia del “Espíritu del Rickshaw” a otro Pobre Incauto al que seguramente pretenderá robar.

El Viajero compra un paquete de tabaco y se lo fuma entero mientras les espera fuera del bar. Una vez El Mentiroso y el Pobre Incauto salen, El Viajero se interpone entre ellos con rabia y acaba pegándole una paliza algo al Mentiroso, quién intenta defenderse diciéndole que “I didn’t take your passport, man. At least I didn’t take your passport!”.

El Viajero no deja de golpear al Mentiroso hasta que empieza a ver sangre.

El Viajero coge todo lo que El Mentiroso lleva consigo, incluído algo de éxtasis o algún alucinógeno similar.

El Viajero acaba viendo el amanecer en La Barceloneta, colocado de lo que fuera que llevaba El Mentiroso consigo.

El agua sucia.

Las gaviotas comiendo.

Los guiris.

Hay algo bello en todo eso a pesar de todo.

El Viajero se siente diabólico. Y eso le gusta.

I wish it could happen to me . (4 de 6)

A media tarde, El Viajero se despierta y sale en dirección al Locutorio, a ver si por fin recibe noticias de Casa. La Redentora le acompaña y le dice que puede quedarse unos días más si no encuentra a su familia. Ella parece feliz.

El Viajero por fin localiza a su Casa. Le compran un billete de vuelta. Saldrá mañana. La reacción del Viajero no es tan entusiasta como cabría esperar.

El Viajero le dice a La Redentora que marchará mañana.

Ella responde besándole.

El Viajero y la Redentora pasan las últimas 24 horas de él en BCN en la cama.

Hablando...

Haciendo el amor...

Riendo...

Jugando...

Dibujando...

Contando sus secretos más íntimos...

Ella le canta “After hours”, de la Velvet Underground.



If you close the door
the night could last for ever.
Leave the sunshine out and say 'hello' to never.
All the peolple are dancing and they're having such fun,
I wish it could happen to me
but if you close the door
I'll never have to see the day again.

If you close the door
the night could last for ever,
leave the wineglass out
and drink a toast to never.
Oh! someday I know someone will look into my eyes
and say 'hello'
you are my very special one.

But if you close the door
I'll never have to see the day again














(continuará)

I wish it could happen to me . (3 de 6)

El Viajero y La Redentora conversan. Ella chapurrea el inglés, pero lo suficiente para entenderse. Ella dice que le ha visto antes, y le pregunta si viaja solo. La conversación transcurre con una extraña comodidad, como si se conocieran de hace mucho tiempo, como si compartieran un secreto que ninguno de los dos conoce aún. Ríen. Y cuando ella ríe él piensa que todo este viaje parece haber merecido la pena. Y cuando él ríe siente que hacía siglos que no reía y no se había dado ni cuenta.

La Redentora invita a El Viajero a un concierto en un bareto llamado Big Bang o Bada Bing o Bongo Bong o algo así. Allí toca un grupo de rock ruidoso liderado por un Grunge Bajito. Parece convencido de su papel de front-man de banda post-adolescente.


Nitch on live @ Monasterio 9/1/10

NITCH | MySpace Music Videos


El Viajero siente un orgullo extraño al observarle, sea lo que sea lo que la vida espera de él, tiene la certeza, por más arrogante que suene, de que será algo mucho más elevado. En algún momento podría parecer que el Grunge Bajito le hace un gesto cómplice a La Redentora.

Al amanecer, tras una noche de baile y risas, La Redentora le pregunta al Viajero donde piensa dormir, y al saber del robo le invita a su casa. Él, por hacerse el caballero, le dice que no hace falta, que buscará un hostal, pero no insiste mucho, al menos no tanto como ella. Así que los dos van a casa de La Redentora, que vive con su Madre delante del puerto.

La Redentora y su Madre viven en el piso de arriba, gozan de una terraza privilegiada. Allí se encuentran con la Madre, que ha terminado de desayunar y se fuma un buen canuto de marihuana. La Madre invita a su hija y al invitado a sentarse con ella. La Redentora accede pero prácticamente no dirá nada en toda la conversación, se limitará a encender el ordenador y poner una playlist de La Velvet Underground.

La Madre invita al Viajero a fumar y le habla de su trabajo de enfermera. Le dice que en algún momento ha probado todas las drogas que ella misma prescribe, ya que considera que lo más ético es conocer de primera mano aquello que va a pedir que tomen los demás. Es una mujer con ojeras marcadas y voz arrastrada.

La Redentora apenas hace nada, sólo pone una canción: “If you close the door”, cantada por la melancólica voz de Edie Sedgwick. Al final, por mucho que La Madre hable, esa canción es lo único que El Viajero escucha.

Es de día, pero La Redentora decide que hay que dormir un poco y lleva a El Viajero a su cuarto. Allí, ella duerme en la cama y él en un colchón del suelo. Están agotados. En duermevela, él echa un último vistazo a la chica y siente que el futuro es desconocido y prometedor. Se pregunta si era esto a lo que El Mentiroso se refería con “El espíritu del Rickshaw”.

I wish it could happen to me. (2 de 6)

El Viajero, desde un locutorio, llama a su Casa a cobro revertido. Por lo visto, parece no haber nadie al otro lado de la línea. El Viajero deja un mensaje: Que por favor enciendan el teléfono o se dejen encontrar, necesita un giro de dinero o algún tipo de ayuda para poder volver.



El Viajero se busca la vida como puede. Torpe, aprendiendo, inseguro, desubicado... Y muy hambriento. No quiere ir a la Comisaría ni a la Embajada ni nada por el estilo, tan sólo quiere comer algo y pasar las horas que tenga que pasar antes de que escuchen el mensaje en su Casa y le ayuden a volver. Por las calles del Raval Norte, se dedica a pedir dinero diciendo que ha sido robado y que necesita comer algo. Es la verdad, pero si nos lo dijera a nosotros no le creeríamos. De alguna manera, El Viajero tiene cierto reparo en reconocérselo a si mismo, pero hay algún cierto placer masoquista en la situación en la que se ha encontrado. Es consciente de que en unas horas habrá localizado a su Casa y volverá al confort habitual, con sus miserias y sus certezas. Pero ahora, por un breve espacio de tiempo, está sintiendo el desarraigo total. Y ese era, de hecho, el motivo de su viaje. Aunque esté siendo una experiencia dolorosa, El Viajero parece haberse desembarazado por fin, temporalmente, de la placenta pequeño-burguesa con la que, como angry young man, vive en complaciente rebelión.

En medio de su recién descubierta actividad de mendigo, El Viajero cree ver a La Redentora. Le acompaña una mujer que podría ser su Madre. Intuitivamente, se esconde al verla, aunque no la conoce le avergonzaría que ella le viera así. De todos modos, La Redentora cruza una mirada con él. Una mirada de curiosidad. Una mirada con hambre, como él, pero tal vez otro tipo de hambre.

La aparición del Sin Patria, un guiri cincuentón malcarado y de aire resentido, interrumpe el escondite del Viajero. Le interroga para saber si es verdad su historia de que ha sido robado y necesita algo de dinero mientras no localice a su familia. Sin perder su actitud huraña, el Sin Patria le ofrece dinero a cambio de limpiar y pintar un piso que está hecho una pocilga. Le pagará una cantidad considerable de euros si hace bien su trabajo.

Efectivamente, el Sin Patria lleva a El Viajero a un piso lleno de roña y descuidado, en una calle tipo Joaquín Costa. El Sin Patria es el dueño, se lo tenía alquilado a unos jóvenes artistas que eran unos cerdos. Ahora quiere vivir él allí, puesto que ha tenido que vender sus otros pisos por la Puta Crisis. Esta ciudad se está haciendo imposible hasta para los que, como él, no necesitan trabajar para vivir.

El Viajero se encuentra con una tarea titánica, pero la lleva a cabo. Decide que nunca ha hecho un trabajo tan duro en su vida, y que le vendrá bien para el futuro, cuando se independice y tenga que arreglar su casa. Piensa en que, si algún día se echa una novia como La Redentora y se van a vivir juntos, podrá asombrarla con su pericia como pintor, y explicarle que aprendió en una situación tan peculiar como la que está viviendo ahora. Mientras trabaja, el Sin Patria cocina algo y le invita a comer.

Más tarde, El Viajero ve como el Sin Patria se sienta en el balcón y se dedica a meditar, ajeno a cualquier tipo de ruido exterior.

Finalmente, El Viajero termina su trabajo y cobra la suma acordada. Se despide del Sin Patria, que no abandona su actitud amarga, por mucho que haya meditado.

El Viajero, ya con dinero, llama a Casa desde el mismo Locutorio. Para su sorpresa, sigue sin tener respuesta. Al menos, con el dinero que tiene en mano, podrá sobrevivir unos días mientras insiste en localizar Casa.

Lo primero que hace El Viajero tras salir del Locutorio es ir a la Boquería y allí come un poco más. Puede que esta sea la comida que mejor le haya sabido en toda su vida.

Luego, finalmente, se compra una camiseta de La Velvet Underground en una tienda del Raval Fashion.

El Viajero se toma un café en una terraza y se fuma un cigarro. En ese momento de descanso y saciedad, recuerda al Sin Patria y su meditación. Piensa en cómo le fascina la gente que es capaz de empezar su vida de cero en un país lejano. Se pregunta si él sería capaz. Y en ese momento sucede el milagro:

La Redentora interrumpe sus cavilaciones, le entra con la excusa de llevar ambos una camiseta de la Velvet Underground.

“Bueno-le confiesa ella-, yo es que siempre llevo una camiseta de la Velvet Underground”.
















(continuará)

I wish it could happen to me (1 de 6)



En la parada de Liceo, salen del metro El Viajero, cargado con una mochila gigante, y El Mentiroso, con una mochila más pequeña.

El Viajero es alguien de fuera, tal vez de algún lugar más primermundista que el nuestro. Tiene 20 años a lo sumo. No es un ángel, tampoco un demonio, pero podría llegar a ser ambas cosas. Está terminando su viaje. Pronto volverá a casa. Barcelona será su última parada. El Mentiroso es diez años mayor, autóctono, por ahora parece un tipo de fiar, es pequeño de estatura y hay algo hipnótico en su mirada, como la serpiente del Libro de la Selva. Se han conocido en el tren, viniendo de Francia.

El Mentiroso le explica su epifanía del “Espíritu del Rickshaw”:

Una vez, en un país asiático, al cruzar la frontera, corriendo hacia un autocar que partía inmediatamente y que debía coger si no quería pasar la noche a la intemperie, cogió un rickshaw para que le llevara más rápido. Allí sentado se fumó un cigarro con el conductor y se sintió más libre que nunca. El horizonte era virgen. Pero era el horizonte que él había escogido. Todo lo que le esperaba era esperanzador, aunque el futuro fuera desconocido él lo miraba sin un ápice de desconfianza. La libertad pura debe de ser algo así.

“You know what the secret is for a good traveller? The secret for never getting off the rickshaw? Never go back. –le dice El Mentiroso – A good traveller never goes back.”

El Mentiroso propone a El Viajero ir a tomar unas cervezas. Le invita a dormir en su casa, así se ahorrará los euros del hostal. Pero antes quiere sentarse en la Rambla del Raval a beber servesa-bier y fumar algún que otro canutillo. El Viajero ya se ha hecho casi toda Europa en tren, lleva poco más de un mes vagabundeando. Es su primer gran viaje en soledad. Ha pasado más tiempo venciendo sus miedos y su alienación que realmente disfrutando de ser errante. Pero tal vez ya haya aprendido a desenvolverse un poco mejor. Al principio del viaje no le era tan fácil establecer una conexión como alguien como El Mentiroso. Puede que El Mentiroso, que aún no sabemos que es un mentiroso, sea la prueba de que El Viajero ya se ha graduado como tal.

Desde la lejanía, sentado en un corro en el suelo de la Rambla del Raval, mientras el grupo de gente con el que El Mentiroso y él se han sentado habla con un latero, El Viajero ve por primera vez a La Redentora. Es una chica espigada y alegre.

A El Viajero, definitivamente, le gusta esta chica, pero piensa, al verla, que tal vez empiece a ser más feliz si entiende que hay mujeres que no están hechas para él, y La Redentora parece definitivamente una de ellas. También se fija en que lleva una camiseta de La Velvet Underground, más tarde ella le confesará que todas sus camisetas son de La Velvet Underground.

Al cerrar los bares, El Mentiroso lleva a El Viajero a su casa. Se disculpa porque vive en un sitio algo cochambroso, pero le confiesa no haber pasado una buena época con el tema hogar, los pisos cada vez están más caros en Barcelona. De hecho, antes de entrar le pide que le espere en la esquina, guardando las bolsas de ambos. El Mentiroso quiere ver si alguno de sus compañeros de piso está y avisarle de que va a llegar con alguien. “They’re special people” le avisa. Vuelve al rato y le dice que no hay nadie en casa y que podrán dormir tranquilos.

La casa del Mentiroso es un piso en la calle San Ramón o cercanías, más bien parece una casa okupada, no tanto por squatters como por gente buscavidas. No está limpia y tampoco parece haber muchas pertenencias. En todo caso hay colchones y la compañía del Mentiroso no deja de ser agradable, se echan unas risas antes de dormir. El Viajero se pregunta si algún día él abandonará todos esos pesos que le hacen la vida tan compleja y conseguirá ser tan ligero como su recién conocido amigo.

El Viajero se despierta zarandeado agresivamente por Un Ogro que parece un superviviente del ala más chunga del jevimetal, intoxicado sicóticamente por una dosis elevada de alcohol y cocaína. Al Ogro no le hace ninguna gracia descubrir este extraño durmiendo en su casa, le increpa en castellano, idioma que El Viajero no comprende, a lo que se le añade la sorpresa para este de descubrir que no queda nada del Mentiroso, ni de las pertenencias de ambos. Apenas puede descubrir, bajo la almohada, su pasaporte. Entre gritos, golpes e insultos, El Extranjero entiende que ha sido robado por El Mentiroso y que es persona non grata en esa casa.

El Ogro echa a El Viajero de la casa, dejándole en medio de una calle de putas y traficantes, sin dinero y sin nada, perdido en una ciudad extraña.

El Viajero llora de desconsuelo, pero sus lágrimas se quedan dentro.







(continuará)

Soy un perro callejero

Éstos son "Evripidis and his Tragedies".

El jueves 9 a las 19h, en la FNAC-El Triangle de Barcelona, se estrenará su último videoclip, dirigido por este viejo amigo y protagonizado por el mismo Evripides y un servidor.

Como adelanto, estas capturas del rodaje y un par de fotos de Keke García.

















Para los que no puedan venir, en breve colgaré el video en estas páginas. Les ha quedado de aúpa.

Terror moderno



A mí, una peli como Hostel en el fondo no me da miedo. A mí lo que me da miedo es esto.

Que te cagas.

Jo Visc a Barcelona

El lápiz contra el mercenario.



Por favor, denle eco a este video si se les revuelven las tripas tanto como al que esto suscribe.

Barcelona Postiza

Por lo que cuenta, la directora en su blog, este documental(que me ha hecho llegar el archiconocido Bambolino) ha sido censurado por BarcelonaTelevisió. No me extraña, pero por supuesto tampoco me alegra.

¿Dónde vas, Barcelona?

La edad del sol




Estábamos haciendo una obra de teatro Nausicaa Bonnin y un servidor, en el Espai Brossa. Era un Rusiñol, y lo dirigía Francesc Nel.lo, un sabio del old skool Condal. La tercera en el reparto era Teresa Cunillé, una mujer con más tablas que el almacén del Ikea del Hospitalet.

En esto que apareció en el ensayo un señor muy bajito y muy elevado que quería que hicieramos un cameo en su próxima película.

Este señor no era nada más y nada menos que Nunes, histórico director de la escuela de Barcelona. Su obra más destacada es, dicen, "Noche de vino tinto".

No tenemos ninguno de nuestra generación ni idea de qué era la Escuela de Barcelona, yo el primero. Se entiende que en los sesenta hubo una generación de directores afincados en esta ciudad de palomas y trileros que hicieron historia. Nunes era uno de ellos. Casi nadie lo sabe. Eso sí, podemos dedicar horas y más horas en discutir sobre por qué Virginia ha derrotado a Chipper. Así nos va.

Nunes se extendió en hablarnos de su proyecto: Una película sobre la soledad. (no confundir con la Goyizada "La Soledad" de Jaime Rosales).

"Un día iba por la calle pensando en mis cosas y me cegó la luz del sol. En ese momento me di cuenta de que la soledad era la edad del sol. Y que debía explicarlo."

Con una premisa como esta estaba claro que era obligado participar en cualquier cosa que nos propusiera este señor.



El rodaje no nos defraudó. He trabajado con muchos directores. No he visto a nadie tan expansivamente apasionado por conseguir crear magia en ese momento que hay entre acción y corten como Nunes.

Y ahora la película lleva nueve semanas en cartel. Que, tal como están las cosas, es puramente un milagro. Como el triunfo de Virginia sobre Chipper, sin ir más lejos.

Viva la DIBA

No me gusta hablar de nuestro corto Dibujo de David en este blog, porque para eso ya le hice el propio, pero debo anunciar que esta semana habrá en Barcelona dos pases públicos de la niña de nuestros ojos.

Toda la información, aquí. Aparte de una fotografía en la que los dos protagonistas del corto aparecen junto con una superestrella del mundo del espectáculo que ha tenido problemas con la justicia por sus (esperemos) supuestos vínculos con el mundo del hampa. Como Frank Sinatra.

Besos.

A mis amigas Sancho Panza



Es bueno tener amigos Quijotes, pero también es bueno tener amigas Sancho Panza.

Lucy es práctica, no lucha contra molinos de viento. Pero lucha, y como decía Kiko Veneno, después siempre se ducha.

Lucy, con la Itabonana Crew, organiza la 4a edición de la Fiesta Solidaria con el Hospital de Chalucuane, de Mozambique, África.

El fiestón tendrá lugar en el Centre Cívic del Convent San Agusti (C/ Comerç 36) el 24 de mayo de las 12h a 21h. El dinero recaudado (con la comida, las rifas, y los espacios de masajes/peluquería) irá directamente a parar al hospital de Chalucuane y será empleado -principalmente- a la compra de madera para el taller de carpintería para los muchachos huerfanos.

Como podeis ver en el mail, allí estaremos unos cuantos colaborando. No os engañeis, que DJ Prisamata participe no dice nada del nivel del resto de participantes, que serán de calidad, no como el que esto suscribe. Mirad bien la lista que aparece en el flyer y lo comprobareis. Allí estará, entre otros, el grupo que aparece aquí abajo.



Así que ya lo saben. No se lo pierdan.

Una amistad

Á, setenta años, la historia del penúltimo siglo de Barcelona entre los pliegues de su pellejo, la dentadura como si fuera Bagdad, inmune a la gripe porque -según el- si entra un bicho en su cuerpo el bicho se muere de lo podrido que está, nos explica que si tuvo ocho hijos fue porque a él siempre le gustó el meneo(gesto de follar) y, estando con su mujer, para qué iba a liarse con otra; y porque, y esto es irrefutable, en esa época no había televisión.



Á nos cuenta que le sigue gustando el meneo(gesto de follar), pero le agobia irse con las putas del barrio. Son muy antipáticas, dice. Y además, cuando ya has acabado pretenden echarte de la habitación enseguida.



Á recuerda una amiga que tuvo hace dos o tres años, que venía a su casa, cenaban juntos y también se acostaban. Pero además era ella la que le buscaba las cosquillas a él, no tenía que ir Á detrás de ella. Eso es otra cosa. El meneo(gesto de follar) está bien, dice Á, muy bien. Pero es mejor si además hay una amistad.


La fiesta no es para feos



Estoy en la plaza del Gótico donde venía de adolescente, venía con David antes de que le metieran en el reformatorio. Se lo cuento a la italiana. Le digo que venía con mis amigos, nos poníamos allí, ¿lo ves?, ¿ves esos agujeros? Son agujeros de metralla. Durante la guerra civil toda esta ciudad fue atacada por los fascistas, por los italianos, por los tuyos, le digo a la italiana, porque Musolinni estaba aliado con Franco y fueron los aviones italianos y los soldados italianos los que bombardearon mi ciudad, mi casa, ya lo sabes, fueron los tuyos, ¿no?



Pues nos poníamos allí mis amigos y yo y nos fumábamos el último cigarro antes del fusilamiento. Y cuando nos lo fumábamos y nos lo acabábamos, nos moríamos, nos dejábamos matar. Como buenos soldados. La invito a jugar conmigo a esto. Nos encendemos dos de sus cigarros, le damos un trago a su vino y así pasamos los últimos cinco minutos de nuestras vidas. Yo soy un campesino al que han detenido los nacionales porque mi hijo está en las milicias. ¿Y ella? La miro. Es bastante fea de cara, y además es la típica a la que se le deforma el rostro cuando bebe. Cara cangrejo, cara cangrejo, la fiesta no es para feos, compai. Y tiene un tatuaje con el anagrama del cuervo, de la peli El Cuervo, esa en la que murió el hijo de Bruce Lee, que lo mataron en pleno rodaje, como a su padre. Lo tiene en el cuello, el tatuaje, en la parte de atrás, y dentro del cuervo hay un ojo, y parece que te esté mirando cuando te da la espalda. Y eso da algo de malrollismo, para ser sinceros, más malrollismo que morbo, qué quieres que te diga. Pero tiene buenas piernas. Tiene unas muy buenas piernas. Tendrías que verlas y entonces lo entenderías todo. Dice ser una luchadora anarquista, del POUM. Pues vale. Además de las buenas piernas, lleva una falda sexy. Osea, una de esas que se mueven con el viento y te tienen pendiente de lo que enseñan y dejan de enseñar. También es de las que cuando beben parece que se enfaden cada cinco minutos, y luego se calma y te mira poniendose seductora, y cuando se pone seductora es cuando el rostro se le deforma aún más, los ojos se le cambian de sitio y se le salen de las órbitas, y la boca se tuerce y se expande como la de un pez. Se pone a llorar, bueno, a hacer que llora, porque tiene miedo a la muerte, y no quiere que se acabe el cigarro y con él su vida. Y yo aprovecho la situación y la abrazo, y noto que, al juntar mi cuerpo con el suyo puedo descubrir que tiene unos pechos más grandes de lo que parecía a primera vista.



Me acerco a su cara y la intento besar. Y ella aparta su cara de la mía, bañándome en su aliento a nicotina y vino barato, y me avisa de que los cigarros han acabado y que debemos aceptar nuestro destino. Cerramos los ojos y nos quedamos en silencio. Dejamos que venga la muerte. El juego ha terminado. No queda mucho más que decir ni que hacer. Pero la italiana me recuerda que le he prometido el oro y el moro, que esta noche tenía que ser divertida y que tengo la ciudad en la palma de mi mano. Sí. Es verdad. Está bien. Claro que sí, claro que sí.

Ven conmigo, Fiore, ven conmigo, que hemos vuelto a nacer y esto hay que celebrarlo.







Cuadros de Vassilis Economidis.

Con la musica a otra parte

"La cultura puede ser definida de varias maneras. En un nivel mayor, la cultura remite a la competencia específicamente humana de inventar universos; a otro, más concreto, la virtud no menos humana de especular con las formas -palabras, sonidos, colores, ideas, volúmenes...- y de producir con ellas realidades nuevas capaces de hacernos sentir y pensar. En cambio, hoy la cultura no es eso. La cultura es en estos momentos un mero instrumento de legitimidad política o simplemente puro mercado, o las dos cosas al mismo tiempo. Barcelona es un ejemplo de ello. Aquí, como es sabido, la Administración y todo tipo de fundaciones presuntamente filantrópicas han invertido grandes capitales en convertir la ciudad en una especie de parque temático cultural, compuesto de grandilocuentes instalaciones encargadas a arquitectos famosos y animado por todo tipo de fastos conmemorativos y acontecimientos protagonizados por artistas de renombre, capaces de proporcionar a los promotores "culturales", públicos o privados, beneficios económicos o políticos.



Es bien escaso el papel que se concede en ese escenario a la creación a ras de suelo, a la labor de quienes están investigando para generar formas inéditas y todavía no han llegado o se niegan a convertirse en dinero. Se repite con ello la maldición que afecta hoy a la producción cultural con poca cotiza-ción en el mercado o no industrializada, la que no tiene cabida en los museos y centros culturales insignia y no se vende en los grandes establecimientos de "ocio y cultura". Por una parte, lo de siempre: el escaparate, la campaña publicitaria, el prospecto para turistas o el suplemento de cultura de un gran diario. Por otra, lo de siempre también: la lucha desde abajo de quienes que sólo pueden aportar talento e imaginación; lucha contra el silencio, contra las dificultades, contra el abandono institucional, contra normativas que parecen odiar cualquier cosa que se salga de los estrechos mapas mentales de quienes las dictan.

Un ejemplo de todo ello lo estamos teniendo ahora con los 35 conjuntos, 250 músicos y una discográfica independiente que, desde el pasado 13 de di-ciembre, están en la calle, después de que la Guardia Urbana los desalojara de los locales en que trabajaban, en el número 3 de la calle de Mèxic de Barcelona, uno de los pocos locales con los que se contaba en la ciudad para preparar discos y actuaciones. Los grupos afectados son de lo mejorcito de lo que se hace actualmente en el país: Discípulos de Otilia, Ezoukée, Nour, Costo Rico, Fufú-Ai, Planeta Imaginari... Jazz, rumba, reggae, hip-hop, rock, flamenco, o todo a la vez, puesto que entre ellos están algunos de los mejores representantes del llamado sonido Barcelona, la "música bastarda" que, capitalizando el éxito de Manu Chao, se está promocionando a nivel planetario como parte de la marca Barcelona, ese logotipo tras el cual se esconden, como todo el mundo sabe -aquí, pero no en el mundo-, realidades bien miserables.



La imagen de los músicos con instrumentos y equipos a la puerta de lo que había sido su hogar en materia de creación recordaba la de hace unos meses con los artistas de circo de La Makabra, sólo que en este caso no se les podía hacer pasar por peligrosos okupas, puesto que se trataba de honrados inquilinos al corriente de sus pagos. La historia es fácil de contar, pero difícil de entender. Una empresa inmobiliaria que alquila un edificio que no dispone de las licencias municipales adecuadas y que va recibiendo notificaciones al respecto, hasta que el Ayuntamiento decide mandar a la policía a vaciar los locales y a precintarlos. Todo ello sin que los usuarios hayan sido advertidos del peligro inminente que corría su permanencia en aquel espacio y sin que la preocupación oficial por el arte y la cultura haya dado para que nadie hubiera previsto dónde meter a decenas de músicos que se habían quedado literalmente a la intemperie.

Sabíamos que en Barcelona era difícil encontrar un sitio para vivir. Ahora sabemos que también lo es dar con otro en que crear. Sin vivir y sin crear está claro que sólo quedarán sitios para trabajar y, por supuesto, para consumir, porque aquí los únicos que lo tienen fácil para instalarse son las multinacionales del comercio, que han convertido la ciudad, como se tiene el descaro de reconocer, en "la mejor tienda del mundo", en la que ya todo y todos tenemos precio y en la que, en efecto, como dice Aute, "tanto vendes, tanto vales".



Estos días, los músicos de Barcelona -los de la calle de Mèxic y, por ellos, lo mejor y más nutrido del gremio- van a movilizarse por un espacio digno y asequible en el que poder trabajar. Su lema no podría ser más indicado: Con la música, ¿a qué otra parte? Esa gente encarna lo que no es negocio, ni mercadotecnia política, sino simplemente amor por lo único que algunos saben hacer: música. Su imagen es toda una metáfora: la de la creatividad desahuciada, en una ciudad cuyas autoridades desprecian cualquier cosa que no sea rentable. En esos músicos está representada la capacidad inagotable que toda ciudad tiene de generar belleza. Porque es a la belleza a la que quienes mandan han puesto de patitas en la calle, allí de donde nunca, nunca, aunque quisieran, la podrán expulsar."



Manuel Delgado, profesor de Antropología Urbana en la Universidad de Barcelona, El País del 19/01/2008

Big up for Marcus Jr!

"Mi infancia suena a Ennio Morricone.

Mi pre-adolescencia suena a punk radical vasco y a Public Enemy.

En la adolescencia me tocó el grunge. Ya lo comentamos. Nos enseñaron que lo deprimente "molaba". Mi primera cita con una chica fue para ir a ver "Singles" de Cameron Crowe. Imagínate.

Por suerte, poco después llegó el reggae. Que nos mostró como encontrar una luz en la melancolía. Fue lo más parecido que tuvimos a la religión. También nos enseñó a relacionar vida sexual, sentimental y espiritual con el fumeteo, pero eso es otra historia."



El próximo Sábado, 22 de Diciembre, se presenta en la Sala Apolo de Barcelona el sello barcelonés Reggaeland, con un espectáculo a la jamaicana.

Una banda de acompañamiento (backing band), los extraordinarios  Jamdowners, pondrán el ritmo sobre las tablas, y las actuaciones de  Miguel Arraigo, Jah Nattoh, Prince Osito y Maia, la magia necesaria para una noche de roots rock reggae mediterráneo.