Que la linterna de Lisícrates me ilumine.

Me prometí a mi mismo mantener una periodicidad semanal en este blog, pero me ha pasado todo el primer semestre de la temporada por encima, como un tanque. Es que escribir es muy difícil. Pero precisamente por eso me decidí a recuperar el blog, como una gimnasia semanal con la que mantenerme en forma pase lo que pase. 

He estado los últimos días en Atenas, con motivo del Athens Short Film Festival, donde se había programado Sushi. A pesar de dedicarme unos días a pasear entre las ruínas clásicas y las contemporáneas que conforman la geografía de esa ciudad grave y melancólica, la ansiedad con la que estoy terminando el año (estoy esperando respuestas de pruebas que he hecho como actor y un festival al que hemos presentado Esmorza amb mi) me hacía dedicarle más tiempo del deseado al móvil, y así pude enterarme de un cierto debate que se ha generado estos días en mi sector: ¿Se sobreexplica el teatro catalán? 

Empatizo totalmente con la susceptibilidad de los colegas que tienen sus obras en escena y se pueden sentir aludidos, porque cuando estrenas te quedas en un estado de desnudez espiritual que te deja desprotegido ante cualquier cosa que pueda parecer una opinión desfavorable, pero me parece una pregunta muy pertinente, y agradezco que sean los periodistas y cronistas culturales quienes se atrevan a hacerla en público, porque no es su opinión lo que realmente hace su trabajo relevante, sino su capacidad de aportar un contexto y generar un debate que ayude al público a formarse una propia, lo más fundamentada posible. En todo caso, si no ponemos el ojo en los procesos de producción las respuestas que podamos encontrar siempre quedarán cojas. ¿Es posible para los creadores tratar temas con profundidad cuando el modelo de producción termina siendo para algunos privilegiados el de levantar (escribir, producir y/o dirigir) tres obras al año (más una serie o lo que surja, etc.)? ¿Hay espacio para la sutileza o las contradicciones cuando se evita, desde teatros privados (si es que existen) y públicos, incomodar o incluso expulsar a un público que imaginamos conservador, porque ese es el público que entendemos que va a sostener económicamente nuestros proyectos? ¿Como podemos pedir a autores y dramaturgos que expriman su talento y nos ofrezcan las miradas más complejas sobre los temas que invocan si tienen que escribir sus obras en un tiempo muy limitado por los ritmos que el mercado impone? 

Para hacernos una idea, le dediqué tres años de mi vida a adaptar El día del Watusi a un texto teatral. Por supuesto que hice otras cosas en el intervalo, pero el tiempo de maduración del material original y de escribir y re-escribir no podía ser menos si no quería traicionar mi autoexigencia. No cobré ni de guasa lo que ese tiempo de trabajo implicaba. De hecho, hace unos meses me propusieron adaptar otro texto literario. Después de mi experiencia watusiana (que no dejaba de ser un proyecto de pasión), fui muy claro con el productor que me ofreció el trabajo: Solo lo haría por un sueldo que me asegurara un mínimo de seis meses de trabajo focalizado, pero asumo que el dinero que implicaría eso está fuera del mercado. Así que supongo que le ofrecerán el trabajo a otra persona, que espero sea capaz de hacer algo a la altura de la pieza original, una novela excelente, sin terminar regalando una dosis extra de su tiempo demasiado grande. Lo dicho, escribir es muy difícil, y más en esas condiciones. 

Tal vez por lo difícil que resulta escribir y lo expuestos que están los dramaturgos, como medida defensiva, en nuestro pequeño país estos han logrado protegerse de una manera que imagino que ayuda a su salud mental pero que a veces no acaba de servir para que las piezas literarias estén del todo alineadas con las necesidades escénicas del espectáculo al que deben de sostener. Mis colegas británicos, por ejemplo, me comentan que sus obras no están terminadas del todo hasta que no acaban los ensayos de las primeras producciones de sus textos, ya que es durante la fase de montaje cuando terminan de hacer los ajustes con los intérpretes, dirección y el resto del equipo creativo. Estoy seguro de que eso ayuda a que las piezas sean mucho más poliédricas, más ricas. Recuerdo una obra que dirigií a partir de una novela que debía de adaptar una dramaturga, el proyecto era un encargo para los dos y, viniendo como vengo del cine, di por hecho que los cambios en el texto que el proceso de ensayos nos pediría de forma natural serían comprendidos y aplicados por la escritora. En cambio, me encontré con una negativa frontal a lo que entendí que ella leía como una injerencia en su trabajo. El problema, además, es que no venía a los ensayos y no era consciente de lo que nos funcionaba y lo que no, no veía con sus propios ojos que lo que había escrito duraba mucho más de lo que los productores esperaban que durase el espectáculo y no era testigo de como los intérpretes se peleaban con un texto que no les daba seguridad, y cuando se le proponía (desde la distancia) cambios y cortes, su posición no daba lugar al debate: “Yo te puedo hacer sugerencias en la dirección, de la misma manera que tú me puedes hacer sugerencias en el texto. Pero al final escribiré lo que yo quiera.” Al final tiré por la tangente y cambié yo mismo lo que no funcionaba e hice la edición necesaria, preferí tener un conflicto con una autora lejana que dejar el marrón a unos actores que tenían que defender el montaje en cada función. Y la entiendo, porque vuelvo a lo complicado que es escribir y como te deja en un lugar muy delicado. Pero el teatro, al menos como yo lo entiendo, es algo vivo que se encuentra a sí mismo en la sala de ensayo. Por eso se me hace muy extraño que un autor que espere fidelidad máxima a su texto no participe del proceso de trabajo de una manera cotidiana. 

Como comentaba antes, en el cine esto cambia de manera radical. Lo cuál no lo hace más fácil para el escritor, sea como sea sigue siendo un trabajo que pide una dosis alta de masoquismo. Cuando he escrito cine, y lo llevo haciendo desde que tengo 19 años, ya ha llovido un poco, siempre me he encontrado con que opinaba de mi texto hasta el portero del edificio donde se encuentra la productora. Hacer una película es algo tan caro que los que sueltan (o gestionan) la pasta van a intentar que haya el mínimo margen de error posible, y eso pasa, primero de todo, por el guión. El problema es cuando quién opina no tiene ni idea de lo que es un guión, o sencillamente su idea está muy lejos de la tuya. Por eso, como suele suceder, lo mejor es trabajar para gente cuya opinión, sensibilidad y gusto respetes o, incluso mejor, admires. 

Ahora mismo estoy trabajando para unos de los mejores productores que he tenido nunca. Pero aún así me encuentro escribiendo con el peso de un encargo muy claro: Quieren mi universo, mis inquietudes y mi mirada, pero me piden algo que pueda ser “accesible”. En un primer momento esa demanda me cayó como una losa, ¿qué es accesible? ¿Accesible para quién? No hay nada más horrible que escribir para un fantasma que no conoces, pero a quién le das el poder de que tu proyecto pueda o no financiarse. Al final, una script doctor apasionada e inteligente, de nombre Neus Rodríguez, me dio la respuesta que necesitaba para poder trabajar sin esa espada de Damocles afilada sobre mi cabeza: Accesible es aquello que es comprensible. Y ese es el mantra que me repito, mientras exprimo mis miedos, mis heridas y mis anhelos en el tratamiento que me dedico a desarrollar en el apartamento de mi amigo Eurípidis, en el centro de Atenas, mientras me acompaña un canal de la radio pública llamado Kosmo Jazz. “Accesible es aquello que es comprensible”. Y mientras suena la bellísima trompeta emotiva pero no por ello menos "accesible" de Chuck Mangione. 




En uno de esos reels que Kinótico publica en instagram con extractos de sus mesas redondas, el guionista de una de las películas más accesibles de este año que termina lanza esta categórica sentencia: “Hay muchos guionistas, pero hay pocos guionistas puros.” Hostia. Ahora sí que la hemos jodido, porque si soy algo es un guionista totalmente impuro. Cuando yo empecé a escribir en formato guión, en el siglo pasado, apenas había escuelas de guión, así que me dediqué a leer mucha teoría (de Syd Field a García Márquez, de Sánchez Escalonilla a Linda Seger, de Aristóteles a Christopher Vogler) y muchos guiones que llegaban a mis manos de las maneras más peregrinas (aún recuerdo los vendedores callejeros de guiones que había en Broadway a finales de los noventa, que te vendían guiones como el que vendía tripis con la cara de Bart Simpson). Así que me creé mi propio canon, siguiendo unas reglas a las que sigo siendo fiel a día de hoy, pero que creo que no comparto con nadie más en el planeta Tierra. Por ejemplo, decidí que el sonido iría en cursiva porque así lo vi en un guión de Scorsese o de Schrader (ahora no sabría decir). No me he encontrado jamás con otro guionista que siga esa misma convención. Pero, tozudo como soy, yo no me bajo del caballo. 

Como autodidacta, vendí un par de guiones, uno de ellos se llevó unos cuantos Goyas, y luego me tiré de cabeza al teatro porque ahí podía tener más control sobre los procesos, y porque los tiempos estaban cambiando y el cine de clase media con el que yo me había formado empezaba a quedarse en la cuneta. Seguí escribiendo de vez en cuando para el audiovisual, y veía como la mayoría de los guionistas nuevos que aparecían venían de escuelas, como los productores cada vez más descartaban leer guiones y se iba popularizando el ritual publicitario del pitching. También empezaron a crecer labs como setas, cosa que tiene su lado positivo en que permite que muchas voces menos hegemónicas encuentren un canal, pero que paradójicamente puede terminar homegeneizando los puntos de vista. 

Es cierto que las películas que me han enseñado a escribir y a amar el cine no son fruto de laboratorios, pero también es verdad que cada época y contexto tiene sus procesos establecidos para desarrollar guiones. Y que, sea como sea, siempre va a ser un puto rompecabezas sentarse a desarrollar una historia para una película en negro sobre blanco. Y que una buena película que deba de salir al mundo encontrará su manera, sea como sea. O al menos más nos vale creer que es así. 

Mi motor es entender la vida. Escribo porque el mundo me supera y mi curiosidad me desborda, porque necesito encontrar un sentido a todo lo que me turba, me desconcierta o me ilusiona. Por eso todas esas mecánicas más cercanas a la venta que a la exploración me son tan ajenas, y me hacen sentir profundamente inseguro. Evidentemente soy un obseso de la estructura, y la he investigado del derecho y del revés, seguramente para compensar mi falta de base académica, pero incluso eso me gusta que sea lo más invisible posible. Los diálogos, que parezcan improvisados. La estructura, que parezca accidental. La vida se me antoja un caos y no me gustan los guiones que pretenden darle un orden artificioso. Los guiones “bien construidos” no me interesan, y menos en estos tiempos de IA. Lo que le pido a un texto, ya sea teatral o cinematográfico, es que dialogue con la vida, con la máxima honestidad e inteligencia posible. Y el camino que he encontrado para acercarme a ese ideal es la obsesión. Cuando un guión me acompaña en la vigilia y en el sueño es cuando siento que estoy alineado, es cuando por fin puedo confiar. 

Si siempre me he sentido un intruso en general, como autor no va a ser menos. Solo puedo acogerme a que he escrito algunas cosas que han funcionado, pero asumo que igualmente cada vez que me enfrento a un nuevo proyecto tengo que demostrar que soy capaz. A mi mismo por mis inseguridades, y al mundo en general porque no trabajo desde lo estándar, porque de hecho la naturaleza misma de mi búsqueda creativa es cuestionar lo establecido. 

Escribir es una búsqueda profundamente íntima, y eso se da de bruces con lo mercantil y con el juicio ajeno. Solo si escribo desde la vulnerabilidad soy capaz de mantener la fe. Esperar que mi vulnerabilidad conecte con la vulnerabilidad ajena, y que ahí en ese triunfo sobre la soledad ambas se hagan más fuertes. 

Y así me descubro ante la linterna de Lisícrates, en el barrio de Plaka, a pocos metros del Partenón, un monumento erigido en honor a Dionisios, orando en silencio ante el Dios que más se acerca a mi credo, pidiéndole que me ilumine en el desarrollo de el texto que tengo entre manos, porque allí donde no llegue mi confianza solo podrá llegar mi fe.

Cuando el templo descansa.

Había olvidado la violencia latente que se respira en esta ciudad. De hecho, creo que incluso ha crecido desde que yo iba al instituto aquí, hace 32 años. Es una violencia que se combina con la solidaridad urbana de una manera desconcertante. La presión cotidiana es latente, y parece que la única manera de sobrevivir a ella es cultivando la alienación. Esta semana me he acostumbrado a sentarme a escribir en un parque infantil en Brooklyn, donde reinan los niños blancos, cuidados muchos de ellos por mujeres negras o latinas. Supongo que es lo más normal del mundo, ¿por qué llevar a tus hijos al parque si puedes usar ese tiempo en ganar dinero? Paseo con mi hermana por Tribeca, y como hace mi hijo o algunos de mis amigos más pudientes, le provoca que yo use la palabra privilegio. La entiendo, en el fondo. Yo también soy vulnerable, por más que no quiera, a este smog neoliberal que nos baña. La veo satisfecha, ahora que siente que, después de tres años, ha ganado el pulso a Manhattan. Eso le da seguridad y orgullo. Y como soy su hermano mayor, eso me hace feliz. Tan solo espero que sus afectos encuentren un lugar sano donde desarrollarse en medio de estos pesticidas capitalistas. Veníamos de público del Daily Show, uno de los late nights más escorados a eso que aquí se llama izquierda, en el fondo una trinchera más de esa guerra cultural que ahora está bien caliente, cerca como están las elecciones presidenciales. Mientras ríes y aplaudes, presionado (y muy bien presionado) por un talentoso comediante de stand-up que se dedica a preguntar a algunos de nosotros de qué trabajamos (la mayoría responde que en corporaciones multinacionales) y a hacer chanza, dos armarios empotrados nos vigilan sin ningún pudor. En un momento me olvida de la regla de no mirar el móvil en las pausas publicitarias porque he recibido un mensaje de mi mi mi mi mi mi mi amor y me quedo embobado leyendo lo mucho que le ha gustado El 47 del colegui Marcel Barrena, así que uno de los armarios empotrados se dirige a mi como si estuviera a punto de fumarme una pipa de crack ahí delante de todo el mundo (adicción que no es necesariamente peor que la del móvil), pero yo aún no le he visto, absorto como estoy en la pantalla, así que un miembro del público detrás mío me golpea la espalda con mala folla. Hay quién me mira, asegurándose que registre su desaprobación, y el gilipollas de detrás mío me critica a tono para que yo le escuche. Había olvidado el desprecio que en este país se merece cualquiera que no asuma el orden social, aunque sea por error. Todo esto, al ritmo de una música pop/urban/mainstream a toda hostia que suena en cualquier momento que uno pudiera acogerse al silencio. Are we having fun yet? El mundo del show-business y el totalitarismo bailan pegados, igual que baila el mar con los delfines, como ya nos avisó (antes incluso de Guy Debord) Elia Kazan aka el chota con A voice in the crowd. 



A ver, en un principio, Andy Griffith, el prota del peliculote que acabo de mencionar, como yo, como mi hermana, como mi hijo, como el capullo de atrás, como tú, lo único que quiere es ser visto. Luego ya viene toda la posesión infernal del enano fascista que se crece dentro suyo. Esta ciudad, con todo, es preciosa, y es la capital mundial del culto a la individualidad. Aquí todo el mundo se desplaza de un sitio a otro como si estuviera siendo admirado por el resto de la Humanidad. Paradójicamente, es la mejor manera de pasar desapercibido. Si algo aprendí aquí es a vivir la propia individualidad con orgullo, a celebrarla. Pero si en lo más íntimo no te sientes visto, este lugar es insoportable. Con catorce años, ya tenía muy claro que tenía que buscar un lugar fuera del hogar para que me vieran, por eso decidí dejar Manhattan y volverme a Barcelona, porque allí al menos no tenía que convivir con un no-padre que no me veía. En el Raval acabé encontrando, por primera vez en mi vida, un entorno social en el que por fin sentía que se me veía. La gente, cuando no se siente vista, termina por mirarse a sí misma demasiado, para compensar. Por eso vamos como vamos, construyéndonos burbujas que reflejen nuestra imagen. 

Por eso recupero este blog, porque sé que un blog, en 2024, no lo va a mirar ni el tato. Pocos actos de libertad com el de escribir para nadie. Escribo más que nunca, ultimamente, pero escribo para ganarme la vida, con el objetivo de construir relatos accesibles y universales (desde mi honestidad más esencial, qué coño, que una cosa no quita la otra) que provoquen emociones y abran puertas de reflexión a un público potencial. O escribo en mi diario páginas de un cuaderno de bitácora sin ninguna intención estética (y mi deforme caligrafía es prueba de ello). Pero escribir como el que canta al aire, buscando la belleza de las palabras, con la intención de seducir a la nada, sin la necesidad de llegar, de interpelar, solo para gozar, eso es algo que echaba de menos. La idea es comprometerme a escribir una entrada por semana. En principio publicarla los jueves. Hoy es jueves (en NY, en Europa es viernes ya, lucky you). Y hoy empiezo mi disciplina semanal con esta entrada.

Mi cicerone Eugene me lleva la iglesia de Times Square, donde en el teatro, por la noche, una performer transexual con alas negras es. Poca cosa más de lo que hace tiene interés, pero su presencia, su estar, ya es suficientemente interesante como para observarla durante media hora. Después de ella, un grupo de latinoamericanos homenajean a Eduardo Galeano y sus Espejos paseando por la sala con la cara pegada a un espejo: Una imagen perfecta, anque no sé si voluntaria, de este culto a la individualidad que podría ser la verdadera religión secreta de Manhattan. 


Cuando el espectáculo termina, Eugene y yo nos colamos en la Iglesia, vacía, nocturna, a oscuras. Son solo unos segundos, entre las sombras. Y ahí algo se relaja, pudiera ser que cuando el templo descansa es cuando más cerca está de aparecer lo sagrado. 

Peceras de agua cristalina y sucia.

“Mi padre no era un hombre de verdad.



Era un gran, famoso, prestigioso, querido, admirado, venerado, vanagloriado, actor de palabra. Cuando pienso en él, excepcionalmente, siento en los pelos de mi nariz ecos de madera recia, y se me aparecen ante mi dos peceras de agua cristalina y sucia, con peces rojos, hinchados.

Cuando pienso en él, excepcionalmente, escucho el olor estancado del barro negro aferrándose con los dientes apretados a sus pulmones; y creo que tengo miedo.

Veo, borrosa, la platea acariciándole con aplausos. Con lágrimas. Mi padre se bebe sus lágrimas y se empacha y tiene más y más sed, porque todo el mundo sabe que las lágrimas son como el agua del mar, que dan más sed, y supongo que es por eso que apostaría los dos átomos de vida que me quedan a que siempre que volvía a casa, mi padre, desprendía una sofocante peste a vino agrio.

Sobre el escenario, el gran actor de palabra se sostenía sobre dos troncos gruesos, recios, salvajes. En casa, sobre dos alfileres chamuscados.

Golpes y libros. De eso sí que me acuerdo.



Teníamos un vecino, creo, no sé, teníamos un vecino también con barro negro en los pulmones. Los libros, encadenados en cuero. Un vecino, creo que teníamos, con dos peceras también, turbias las suyas. Él también acariciaba a mi padre, pero lo hacía con golpes. Los dos bebían vino agrio juntos y, un día este vecino, si es que llegó a existir alguna vez, marcó los nudillos de sus puños a hierro ardiendo sobre las costillas de ceniza de mi padre.

Lógicamente, para vengarse de los golpes del vecino mi padre volvió a casa para golpearme a mi.

Una y otra vez.

¿Donde estaba mi madre? Yo no sé si nunca llegué a conocer el olor de mi madre. (pausa) Los libros, empachados de páginas. Mi padre ya me había golpeado otras veces, creo que era, de hecho, una ancestral tradición familiar, y siempre es importante hacer un esfuerzo en mantener las tradiciones.

Pero aquella vez...

De los golpes sí que me acuerdo.



Decidí vengarle, defenderle, creo que deseaba ser el héroe que él me había enseñado a ser, cuando estaba sobre el escenario. Así que, y tal vez esto tan sólo lo soñé, creo recordar que cogí el viejo trabuco que el padre de mi padre guardaba de la guerra, que estaba dentro de una caja escondido en un rincón sobre un armario carcomido en el altillo, si es que teníamos altillo, y subí con el trabuco al tejado y esperé a que asomara su pelo grasiento el vecino de peceras turbias.

Y cuando le vi apunté a su corazón.

Le hice una caricia suave al gatillo, este tuvo un orgasmo de pólvora y la bala sólo rozó el dedo meñique de su pie izquierdo.



No sé si el vecino llegó a verme o no sobre el tejado, si es que llegó a existir alguna vez. Pero, por si acaso, se vengó marcando de nuevo sus nudillos sobre las costillas de mi padre. Yo me escondí bajo las sábanas y las mantas, las tradiciones ancestrales familiares me hacían ir siempre a dormir temblando, pero aquella noche sentía que el cielo mismo podía caerme encima. Las páginas, empachadas de palabras. Mi padre entró rápidamente en mi cuarto después de la nueva paliza del vecino, creo, y no dejó de golpearme hasta desmayarse del cansancio. Cogió toda la biblioteca, en casa nos enorgullecíamos de ser hombres muy leídos, y la descargó completa sobre mi cuerpo arrugado.

Uno a uno.

La sabiduría completa de la civilización occidental sobre mis espaldas. Las palabras, empachadas de tinta. Tal vez por eso yo sea tan distinguidamente culto.

Sí, de los golpes sí que me acuerdo.”

Amb el menjar no s'hi juga.

"Els somnis tenen aquestes coses, ens parlen de les ombres que volen per l’aire i que els nostres ulls no tenen prou força per veure. Només hem de saber escoltar els somnis. Si sabem escoltar els somnis deixarem de patir, estimat Jack. Volem deixar de patir, oi, Jack? En el fons és l’única cosa que volem."

Desperado

A veces apetece hacer el ejercicio de coger un viejo texto, desvestirlo y vestirlo de nuevo.




Es luna llena. Y es enorme. Grandiosa. Preciosa. ¿Yo? Borracha ya.

Me había acostumbrado a las Coronitas. Las Coronitas me gustan. Bastante. Pero luego descubrí la Desperado. Prácticamente igual, ¿no? Es cerveza de esa clara, no sé, cerveza blanca, cerveza suave … Pero la Desperado además tiene un algo de tequila.

Triunfazo.

A mí me gustaba antes tomar Coronita y luego Tequila, pasar de una a otra, ¿no? Primero una, luego otra, Coronita, Tequila, Coronita, Tequila... Ahora con la Desperado mato dos pájaros de un tiro.

Desperado, mi cerveza.



Una chica de la compañía me contaba que, a sus cuarenta ya, lo único que sigue haciendo a veces y que no ha dejado de hacer desde que es una cria porque le sale así es bailar sola y mirarse al espejo. Y eso es lo que yo estoy haciendo: Estoy bailando sola y mirándome al espejo. Guillaume no aparece desde ayer por la noche. Me fui a cenar con la gente, la gente de la compañía, y cuando volví a casa, bien pronto que era, él ya no estaba.

Antes eso me jodía. Desaparecía y yo de los nervios. Sola. Vacía. Muy mierda.

Ahora, quiero decir hoy, no es que me dé igual. No. Es que, mira, hoy le doy las gracias. Hoy, de puta madre. Sola. Nadie. Me he hecho la comida primero, muy pronto, un poco de seitán estofado y una crema de calabacín. Un secreto, el jengibre. Importantísimo. Luego me he fumado un cigarro, una peli de asesinos y abogados en la tele... Sólo un cigarro en todo el día. En la primera tanda de anuncios yo ya me he dormido. Me despierto, dos horillas, y me toco un rato. Muy buena paja. Excelente. Ni me ducho ni me lavo el coño y me pongo a beber. A beber y a bailar mirándome en el espejo. Y cómo ya es de noche, como el día ya ha acabado, también me he puesto a fumar. Y esta luna.

Oigo abrirse la puerta. Entra Guillaume. Viene con un chaval. El chaval sonríe, incómodo, veintitantos, ojos saltones... Bueno, no tiene los ojos saltones, pero debería tenerlos saltones, es el típico chaval que debería tener los ojos saltones. Pero no los tiene. Guillaume me lo presenta, me dice el nombre pero lo olvido justo en el momento en que me lo dice, porque estoy pensando en eso de los ojos, ¿no? Por la manera en como me lo presenta lo comprendo.

Pereza enorme.

Guillaume me da a entender que esto lo habíamos hablado, que habíamos concertado esta noche. Yo no lo recuerdo. Yo no sé... Pero es posible que me haya olvidado, tal vez. Meterme en la cama, es lo único que me apetece ahora. Pero Guillaume y el chaval de boca tensa que no tiene los ojos saltones se hacen unas rayas en la mesa del comedor y yo miro por la ventana y veo como el viento mueve los árboles de enfrente y se puede escuchar a los adolescentes punkis que se encuentran y gruñen y algún subnormal ha pintado una esvástica en la pared de la calle de enfrente y las gaviotas vuelan bajo y gritan y Guillaume pone The XX en Spotify, The XX pone (pon-chim-pom-chim-pon-chim-pón), the XX, él y el chaval de la boca tensa siguen hablando y me ofrecen una de las rayas y yo pues digo, me digo “¿por qué no?” y abro tres cervezas más, una para cada, y las reparto y como que decido que no, que no me voy a ir a la cama aún. Yo le digo a Guillaume con los ojos, porque se lo digo con los ojos, yo le digo, se lo digo, que debería haberme avisado, como mínimo un whatsapp, una llamada. Me responde, él con los ojos también, con los ojos, que si quiero yo ellos dos se marchan y ya está y lo dejamos aquí. Me vuelvo a ver reflejada en el cristal de la ventana. Me siento guapa, hostias. Yo soy guapa. Soy una tía guapa.



Guillaume se levanta y se sienta a mi lado. Me quita la botella de cerveza y empieza a besarme. El chaval de boca tensa está en el sofá y nos mira con sus ojos que no son saltones. Guillaume me levanta la camiseta y mis tetas salen al exterior y Guillaume me las toca. Guillaume sabe tocarme las tetas. Baja la mano hasta mi coño y con la otra llama al chaval de la boca tensa, que se sienta a su lado y se empiezan a besar.

Se empiezan a besar.

Recuerdo cuando al poco de conocerle, a Guillaume, digo, nos liamos con su amigo Patrice, sí, Patrice. Aquella vez fue la primera vez que lo hicimos con otra persona y, con diferencia, fue la más divertida. Potente. Estábamos en un hotel en Toulouse, habíamos ido a pasar unos días aprovechando un bolo, nos habíamos metido un poco de cristal y habíamos subido en pelotas por el hotel a la piscina que había en la terraza y nos tiramos y nos pegamos un buen chapuzón. Noche, invierno, agua helada. A ver quien aguantaba más. El cuerpo de Patrice, pelirrojo, lleno de pecas por todos lados. De la piscina nos fuimos corriendo otra vez de vuelta a la habitación, una ducha, los tres. Cachonda. Follamos los tres en la ducha. Follamos muy
bien. Excelente. Luego a la cama.

Un momento me aparto del juego y me siento en la repisa de la ventana, frio, yo satisfecha. Patrice penetra a Guillaume.

Patrice penetra a Guillaume.

Me gusta.

Apenas llevaba dos meses con Guillaume, no le conocía mucho, pero ya me entregaba yo. Vicioso, loco. Me pone. Me da miedo. Cuerpo grande, seco, fuerte, nervio. Protección. Hostias. Una vez un tío me tocó el culo en una fiesta y, Guillaume, a hostias. Como de otra época. Me hablaba de la guerra. Foto antigua. Con una pipa. Y estaba ahí delante. Patrice, pelirrojo, reventándole el culo. Guillaume, abierto. Yo, manchada del semen de los dos. ¿Qué iba a hacer? Me dio la risa.

Pero, ¿por qué me reía?

Estaba a gusto. No era el cristal, no, que también, es que estaba a gusto.



Patrice sí que tenía los ojos saltones, el chaval de la boca tensa no. Guillaume le masturba mientras me come el coño. Patrice ya no está. Patrice es otra historia. En Spotify, The XX. Mi coño, cerrado. Me quiero levantar. Quiero otra Desperado. Escenas ni de coña. Pero me quiero levantar. Me levanto. Señal gráfica: Me enciendo un cigarro. El tercero de la noche, el cuarto del día. Calada. No les miro. La señal es muy gráfica. Me voy al lavabo. Guillaume dice algo, pero yo estoy entrando en el lavabo, cerrando la puerta del lavabo, dentro del lavabo con la puerta cerrada y cierro el pestillo de la puerta del lavabo. Otra calada. No he cogido la Desperado que quería coger. Me miro en el espejo. Estoy muy guapa. Soy muy guapa.

Afuera, Guillaume habla con el chaval de la boca tensa que no tiene los ojos saltones y no entiendo lo que dicen pero Guillaume, sus pies, los pies de Guillaume acompañan al otro y le llevan a la puerta y la puerta se cierra y luego hay un silencio.

Calada.

Patadas en la puerta. Guillaume grita. Ridículo. Ira. Enfado. Cocaina. Soledad. Guillaume grita. Última calada. Abro el paso del agua de la bañera. Guillaume golpea la puerta. Golpea. Y Golpea y golpea y golpea. Que abra. Me está gritando que abra. Yo sé lo que va a pasar cuando abra. Yo sé lo que va a pasar. Tú lo sabes. Podría no abrir nunca la puerta. Si no abro la puerta pasará mañana o pasará de aquí unas horas.

Si abro la puerta ahora pasará ahora y nos lo quitaremos de encima ahora.

Así que abro la puerta.

Y Guillaume deja de golpear la puerta y me golpea a mi. Dos pasos para atrás. El paso del agua de la bañera sigue abierto. Me duele la nariz.

No me sale sangre.

Guillaume no está.

Creo que ha vuelto al salón.

Sólo un puñetazo.

Sólo me ha pegado un puñetazo.



Voy al salón y le veo haciéndose una raya y no me ve y cojo el palo de la fregona y este es el momento y me siento feliz porque lo levanto con fuerza y con fuerza lo dejo caer sobre su espalda y el palo suena bien fuerte al chocar contra su espalda y Guillaume cae al suelo y se gira y luego se levanta rápidamente y yo estoy quieta, con el palo en la mano, y lo suelto, lo suelto casi para que él lo coja, y él lo coge y me empuja, y caigo, y me golpea con el palo una vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez. Y no me golpea más.

Y me vuelve a dar con el palo de nuevo, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez.

El paso del agua de la bañera sigue abierto.

La puerta se cierra.

Guillaume ha salido, creo que Guillaume ha salido.

Sí.

Guillaume ha salido.

Con un movimiento de cuello, sólo un movimiento, muy pequeño, me veo reflejada en el espejo.

Soy muy guapa.

Quiero otra Desperado.

Desperado es mi cerveza.


Els clatells ben pelats.



“Mi padre era un buen hombre.

Era peluquero militar.

“Clatells pelats” –decía siempre él. “Els clatells ben pelats”. “A un home s’el pot mesurar per com té de rasurat el clatell”.

Él, en cambio nunca tenía la nuca rasurada del todo. Siempre tenía un poco de pelusilla brotándole cómo hierbajos salvajes. Era un buen atleta.

Boxeaba.

Bueno. No. Era un patán como deportista, un boxeador horroroso. Pero sus contrincantes siempre se dejaban ganar porque les caía muy simpático. Y porque mi padre sabía que era un patán y no se arriesgaba demasiado, también.

Un buen hombre. El mejor peluquero de todo el ejército. Sabía todo lo que hay que saber de un hombre sólo con mirarle la nuca. Cuando yo volvía de la escuela lo primero que hacía era palparme el cráneo y sabía si me había portado bien o mal y si tenía que castigarme o no. Te juro que no sé cómo lo hacía, pero siempre acertaba. Era rápido. Era un peluquero muy rápido. Era capaz de pelar medio centenar de reclutas antes del primer mordisco del desayuno. Y ni una gota de sangre.

Nunca hería a nadie.

Y no es porque fuera buen peluquero, que lo era, y mucho, es que él era muy buena persona. Se escondía para que no le vieran, y lloraba como un infante, si desatinaba con la tijera y del roce con la piel podía abrir una herida que dejase brotar la mitad de media gota de sangre. Por eso le gustaba tanto beber, porque era un hombre muy sensible.

Cómo lloraba mucho tenía que beber mucho.

Y antes de beber agua, como era bueno pero no era tonto, pues prefería beber vino. Cuando llegaba por la noche a casa estaba rojo, sudaba tinto, y dejaba tras él un camino de pelos cortos y pequeños como hormiguitas en fila india. Nos tocaba el cráneo a todos, creo recordar que éramos seis hermanos, pero sólo me castigaba a mi.

Seguramente yo era el más pequeño.

Eso sí, y de eso sí que me acuerdo, por la noche, cuando todos los demás estaban durmiendo, se sentaba al lado de mi cama y me contaba un cuento.

Era un gran narrador.

No. Como narrador era un patán, era imposible entender dos frases seguidas de lo que decía. Pero, contando historias, era simpático.

A su alrededor revoloteaban cachitos de pelo minúsculos como mosquitas de basura, y desprendía un olor a vino tan fuerte que yo me emborrachaba tan sólo de respirar.

Tal vez por eso me dormía tan feliz cuando era un niño.

Porque, sí, de eso sí que me acuerdo.”

Inevitable.


Era inevitable volver a esto del blog.

Si alguien se pregunta qué me ha apartado de actualizar este espacio de onanismo compartido desde julio le ofrezco el siguiente video como respuesta.



El caso es que ya estoy aquí de nuevo. Ya he vuelto.

En los próximos días esperen actualizaciones, textos inéditos y bifurcaciones varias.

Y, por supuesto, se admiten sugerencias. ¿Desean los señores algo en especial?

Simó i Béré

Int. Casa Simó. Dormitorio. Día.

En la pantalla del ordenador aparece el visualizador sicodélico de colores que cambian de forma al ritmo de la música. Empieza a sonar “Sé de un lugar”, de Triana.

SHAHRUKH OFF

Aunque llevaban varias semanas viéndose, fue escuchando aquella canción concreta cuando Simó y Béré tuvieron la sensación de estar verdaderamente juntos. Fue un momento tan profundo y hacía tiempo (si no nunca) que ninguno de los dos había sentido nada parecido que, aunque no lo verbalizaran ambos decidieron por su cuenta...

SIMÓ y BÉRÉ, estirados en la cama, escuchan la canción y se acarician.

SHAHRUKH OFF

...no volver a llamarse el uno al otro, al menos por un tiempo prudencial.

Int. Oficina Terapeuta. Día.

LA TERAPEUTA toca y habla con BÉRÉ, que se deja ir y busca relajarse.

SHAHRUKH OFF

Por suerte, esa tarde Béré tenía terapia.

Ext. Terraza Gràcia. Día.

BÉRÉ se toma un té.

SHAHRUKH OFF

Al salir se encontró con uno de sus ex-novios más guapos y pensó que...

BÉRÉ se encuentra con EX-NOVIO MUY GUAPO.

SHAHRUKH OFF

...el sentido de ese re-encuentro era tomar distancia...

BÉRÉ y EX-NOVIO MUY GUAPO hablan. Se nota que hay algo entre ellos.

SHAHRUKH OFF
...respecto a lo que acababa de sucederle con Simó.

Int. Casa Simó. Dormitorio. Día.

SIMÓ intenta escribir sin éxito.

SHAHRUKH OFF

Simó, por su parte decidió usar la excitación química del posible enamoramiento para escribir, pero fue interrumpido por la visita sorpresa...

Int. Casa Simó. Patio. Día.

SIMÓ termina de prepararse una ensalada de aguacate.

SHAHRUKH OFF

...de un viejo amigo de la adolescencia con el...

Su AMIGO JUNKIE se prepara un chino de heroína y fuma.

SHAHRUKH OFF

...que pasó la tarde discutiendo de política.

AMIGO JUNKIE

Les úniques estratègies amb probabilitat d’éxit són les que contemplen substancialment la violència.

El AMIGO JUNKIE ofrece fumar a SIMÓ, que niega.

SHAHRUKH OFF

Al día...

Int. Bar Ad Libitum. Día.

BÉRÉ está trabajando como camarera, cuando llega su HERMANA PEQUEÑA.

SHAHRUKH OFF

...siguiente, mientras Béré se veía obligada...

La HERMANA PEQUEÑA de BÉRÉ le echa la bronca.

HERMANA BÉRÉ

¿Qué haces aquí?

SHAHRUKH OFF

...a suavizar ciertos nudos familiares con su hermana pequeña...

El JEFE del bar observa esto.

SHAHRUKH OFF

...en el trabajo...

Ext. Calle productora. Día.

SIMÓ y el DIRECTOR JOVEN cruzan la calle.

SHAHRUKH OFF

...Simó acudía a una reunión...

Int. Despacho productora. Día.

SIMÓ se reúne con VARIOS PRODUCTORES y el DIRECTOR. Toman café y fuman.

SHAHRUKH OFF

...con el director y los productores de su próxima película...

PRODUCTOR

Algo así como Mar Adentro meets Pretty Woman.

Los otros PRODUCTORES siguen hablando.

SHAHRUKH OFF

...y llegó a la conclusión de que había tirado a la basura...

El DIRECTOR sonríe y da un golpe en la espalda a SIMÓ, que le mira con complicidad.

SHAHRUKH OFF

...sus dos últimos años de esfuerzos creativos.

Ext. Barceloneta. Atardecer.

BÉRÉ corre al lado de la playa, con los auriculares encasquetados.

SHAHRUKH OFF

Béré aprovechó sus ganas de llamar a Simó para hacer ejercicio...

Int. Casa Amigos Simó. Noche.

SIMÓ cena con VARIOS AMIGOS. Entre ellos está la CHICA PRECIOSA.

SHAHRUKH OFF

...de la misma manera que Simó aprovechó su recién resucitada líbido...

LOS AMIGOS juegan a Los Lobos. Todos cierran los ojos y SIMÓ los abre y señala al NARRADOR a quién va a matar:

SHAHRUKH OFF

...para poner su punto de mira...

Es a la CHICA PRECIOSA.

SHAHRUKH OFF

...en una nueva presa.

Int. Bar Ad Libitum. Día.

BÉRÉ trabaja en el Bar. Un CLIENTE GUAPERAS flirtea con ella.

SHAHRUKH OFF

Algo que Béré...

El Cliente Guaperas le pide el número a Béré.

SHAHRUKH OFF

...tampoco se reprimió de hacer con un cliente apuesto...

BÉRÉ vuelve a la barra, se sonríe para si.

SHAHRUKH OFF

...del bar donde trabajaba.

Int. Estació Sants. Día.

SIMÓ corre con una maleta a cuestas.

SHAHRUKH OFF

Jueves por la mañana...

Int. Vagón Ave. Día.

SIMÓ mira con asombro la película que emiten en el tren.

SHAHRUKH OFF

...Simó tenía una reunión...

Ext. Estación Atocha. Día.

SIMÓ corre y pasa ante las esculturas de las cabezas de bebé de Atocha, con su maleta a cuestas.

SHAHRUKH OFF

...en Madrid con un productor al que venderle un nuevo proyecto.

Int. Supermercado. Día.

BÉRÉ pasea por entre los pasillos. Mira a su alrededor.

SHAHRUKH OFF

Béré también decidió...

BÉRÉ intenta robar algún producto poco vistoso.

SHAHRUKH OFF

...aumentar sus ingresos económicos...

Int. Casa Camello. Día.

BÉRÉ recibe una bolsa llena de marihuana...

SHAHRUKH OFF

...y decidió en un impulso...

...de un CAMELLO JOVEN.

SHAHRUKH OFF

...volver a vender Marihuana.

BÉRÉ fuma un canuto con el CAMELLO JOVEN en la terraza del piso.

SHAHRUKH OFF

El camello al que le compró el material...

El CAMELLO JOVEN va sin camiseta y BÉRÉ le mira con cierto deseo reprimido.

SHAHRUKH OFF

...acentuó en Béré la neurosis de estar haciéndose vieja...

BÉRÉ mira su móvil, que parece recibir un SMS.

SHAHRUKH OFF

...neurosis que por suerte perdió fuelle cuando recibió un SMS del cliente galante que había conocido en el bar en día anterior.

Ext. Terraza Bar Madrid. Día.

SIMÓ habla con un PRODUCTOR de estética extravagante y vaso de whisky. El entorno nos deja claro que están en Madrid. La
Latina, tal vez.

SHAHRUKH OFF

La reunión de Simó con el productor...

El PRODUCTOR EXTRAVAGANTE llora. SIMÓ, incómodo, le intenta consolar.

SHAHRUKH OFF

...no estuvo a la altura de las expectativas...

Ext. Calle Gràcia. Día.

BÉRÉ camina con prisa.

SHAHRUKH OFF

...y, justo en ese momento, a 506 kilómetros...

Se cruza con una PAREJA BIEN AVENIDA, acompañados de un NIÑO FELIZ, de ocho años.

SHAHRUKH OFF

...Béré se cruzaba por la calle con su primer novio...

BÉRÉ y el CHICO de la PAREJA BIEN AVENIDA cruzan la mirada.

La CHICA mira al CHICO, inquisitiva. Él la mira.

BÉRÉ aparta la mirada.

SHAHRUKH OFF

...y ninguno de los dos se prestó a saludar al otro.

Int. Museo Madrid. Día.

SHAHRUKH OFF

Simó debía aprovechar...

SIMÓ se emociona ante un cuadro incontestable en el Reina Sofía o en el Prado.

Ext. Calle Madrid. Atardecer.

SIMÓ saluda efusivamente a un AMIGO.

SHAHRUKH OFF

...su visita a la capital...

Int. Bar Canalla. Noche.

En el Negro o en un bar similar, entran y golfean SIMÓ y su AMIGO.

SHAHRUKH OFF

...para buscar...

En el lavabo, SIMÓ y su AMIGO hacen un rulo con un billete y sacan una papela.

SHAHRUKH OFF

...cierta catarsis...

Int. Coliseum. Noche.

Julieta y Romeo, desde platea.

SHAHRUKH OFF

...a la vez que Béré tenía una cita...

Ext. Coliseum. Noche.

El Cliente Guaperas y Béré salen animados del Coliseum. Parece una buena cita.

SHAHRUKH OFF

...con el cliente guaperas...

Ext. Callejón. Noche.

Un CHUNGO atraca a BÉRÉ y al CLIENTE GUAPERAS a punta de navaja.

SHAHRUKH OFF

...que terminó...

El CLIENTE GUAPERAS sale corriendo.

SHAHRUKH OFF

...siendo más frustrante...

BÉRÉ le da todo lo que lleva en la cartera al CHUNGO.

SHAHRUKH OFF

...que otra cosa.

Ext. Estación Atocha. Día.

Con otra ropa, Simó corre y pasa ante las esculturas de las cabezas de bebé de Atocha, con su maleta a cuestas. Esta vez en sentido contrario al anterior.

SHAHRUKH OFF

Viernes...

Int. Vagón Ave. Día.

Simó mira con hastío la película que emiten en el tren.

SHAHRUKH OFF

...Simó...

Ext. Calle. Día.

Simó, aún con su maleta a cuestas se encuentra en la calle con Guionista Exitoso. Se saludan efusivamente y hablan.

SHAHRUKH OFF

...se encontró con un colega...

GUIONISTA EXITOSO

Saps qui m’ha comprat els drets? Stephen Soderbergh!

Simó felicita alegre al Guionista exitoso.

SHAHRUKH OFF

...que le hizo morirse de envidia...

Int. Bar Ad Libitum. Día.

BÉRÉ trabaja en el Bar. Recibe la visita de su PADRE.

SHAHRUKH OFF

...y Béré recibió esta vez...

El PADRE de BÉRÉ le echa la bronca.

PADRE

¿Por qué coño prefieres esto a la tienda?

El JEFE observa esto.

SHAHRUKH OFF

...la visita de su padre en el trabajo.

Int. Casa Amigos Bohemios. Día.

SIMÓ, con varios AMIGOS BOHEMIOS, hace una Jam Session musical.

SHAHRUKH OFF

El finde, Simó se relajó...

Los AMIGOS ríen y beben.

SHAHRUKH OFF

...con amigos de los que algunos meses más tarde se terminaría distanciando...

Int. Casa Gente Acomodada. Día.

BÉRÉ hace una transacción económica con una MUJER EXITOSA.

SHAHRUKH OFF

...y Béré, tras vender un poco...

Ext. Calle Casa Gente Acomodada. Día.

BÉRÉ camina contando el dinero.

SHAHRUKH OFF

...más de hierba...

Ext. Situación Política. Día.

En una manifa o algo así, BÉRÉ vuelve a encontrarse con el EX-NOVIO MUY GUAPO.

SHAHRUKH OFF

...volvió a re-encontrarse...

Ambos se alegran de encontrarse.

SHAHRUKH OFF

...con uno de sus ex-novios más guapos...

Ext. Rambla Raval. Noche.

SIMÓ recibe con galantería a la CHICA PRECIOSA, al lado del Gato de Botero.

SHAHRUKH OFF

...mientras que Simó estrechó el cerco...

SIMÓ y la CHICA PRECIOSA ríen.

SHAHRUKH OFF

...a su nueva presa.

Ext. Bar Borne. Noche.

BÉRÉ y el EX-NOVIO MUY GUAPO beben y ríen.

SHAHRUKH OFF

Béré encontró a su ex-novio guapo...

EX-NOVIO MUY GUAPO

No, ja ho saps. Jo és que sóc molt rígid. Per aixó m’amago amb l’absurd.

Ella se parte de risa con él.

SHAHRUKH OFF

...más seductor que de costumbre...

Int. Bata de Boatiné. Noche.

SIMÓ sale de la barra con un par de copas, apartando a la gente que le rodea.

SHAHRUKH OFF

...mientras que a Simó la cita...

SIMÓ llega a un aparte, donde descubre que la CHICA PRECIOSA se está comiendo la boca con una CHICA EXTRAÑA.

SHAHRUKH OFF

...se le hizo algo cuesta arriba.

Ext. Calle Borne. Noche.

BÉRÉ y EX-NOVIO MUY GUAPO se besan en una esquina con deseo.

SHAHRUKH OFF

Béré, en cambio, a pesar de poder tener una sesión de buen sexo...

Int. Escalera. Noche.

BÉRÉ llama a la puerta del VECINO.

SHAHRUKH OFF

...se dijo a si misma que esa noche prefería dormir sola...

El VECINO abre.

SHAHRUKH OFF

...y se despidió de su ex-novio guapo...

Int. Casa Vecino. Día.

BÉRÉ, el VECINO y el NOVIO de este miran una película de Rohmer en el sofá.

SHAHRUKH OFF

...aunque de camino a casa prefirió hacer una visita sorpresa a sus vecinos...

Int. Calle Casa Amiga. Día.

SIMÓ llama al timbre de casa de su AMIGA.

SHAHRUKH OFF

...de la misma manera que, al día siguiente...

Int. Casa Amiga. Día.

La AMIGA de SIMÓ le tira el IChing. Hay otro AMIGO que se lo mira todo con sorna.

SHAHRUKH OFF

...Simó acudió a una amiga...

Tal vez estén jugando los HIJOS de la AMIGA, ajenos a todo.

SHAHRUKH OFF

...a que le echara el horóscopo chino.

AMIGA

El amor lo tienes jodido, nen.

Int. Bar Ad Libitum. Día.

BÉRÉ se discute con una CLIENTA.

SHAHRUKH OFF

Ese sábado Béré...

El JEFE y la CLIENTA, ambos, pegan la bronca a BÉRÉ.

BÉRÉ

Una cosa és treballar i una altre cosa és anar a cop de fuet.

SHAHRUKH OFF

...trabajó sin descanso en el bar...

Int. Bar Conciertos. Noche.

BÉRÉ acude a un concierto de KLAUS&SUNSET, acompañada de una AMIGA.

SHAHRUKH OFF

...y sintió su agotamiento físico y emocional...

A BÉRÉ se le escapa una lágrima. Nadie lo ve.

SHAHRUKH OFF

...llegar al límite.

Int. Casa Simó. Noche.

SIMÓ vuelve a intentar escribir. Nada de nada.

SHAHRUKH OFF

Simó tampoco logró...

SIMÓ se viste con prisas.

SHAHRUKH OFF

...superar su bloqueo creativo...

Int. Bar Jasmine. Noche.

SIMÓ bebe.

SHAHRUKH OFF

...y no pudo evitar...

SIMÓ ve a CHICA PRECIOSA 2. Establecen contacto visual.

SHAHRUKH OFF

...salir con el único objetivo...

SIMÓ liga con destreza con la CHICA PRECIOSA 2.

SHAHRUKH OFF

...de encontrar otra piel...

Cuando SIMÓ intenta tocar a la CHICA PRECIOSA 2 ella se aparta.

SHAHRUKH OFF

...en la que olvidar a Béré...

Int. Casa Ravaleros. Noche.

BÉRÉ lleva un poco de hierba a unos JÓVENES RAVALEROS.

SHAHRUKH OFF

...quien, casualmente...

Los JÓVENES RAVALEROS invitan a BÉRÉ a chupar de una bolsita de MDMA.

SHAHRUKH OFF

...se encontraba justo enfrente...

BÉRÉ paga a los JÓVENES RAVALEROS.

SHAHRUKH OFF

...de su casa...

Int. Moog. Noche.

BÉRÉ baila como loca con los JÓVENES RAVALEROS.

SHAHRUKH OFF

...vendiendo hierba a unos guiris que a cambio le vendieron algo de MDMA.

Ext. Calle. Noche.

La CHICA PRECIOSA 2 habla con SIMÓ mientras beben latas de beer.

SHAHRUKH OFF

Aunque no hubiesen sabido verbalizarlo...

CHICA PRECIOSA 2

Estoy de duelo por otra relación y no puedo tocar a nadie ni ser tocada por nadie. Pero podemos hacer otras cosas.

Int. Casa Simó. Dormitorio. Noche.

SIMÓ y la CHICA PRECIOSA 2 se masturban cada uno a si mismo, pero el uno enfrente del otro.

SHAHRUKH OFF

...lo que Simó y Béré buscaban era huír de esa vulnerabilidad...

Ext. Rambla del Raval. Amanecer.

BÉRÉ, colocada, conversa sentada en el suelo con una DESCONOCIDA.

SHAHRUKH OFF

...que uno siente cuando conoce a alguien que podría importarle de verdad.

DESCONOCIDA

Triana, tía, esa música era auténtica, estaba hecha con el corazón. Y lo más importante es el corazón.

Int. Casa Simó. Dormitorio. Amanecer.

La CHICA PRECIOSA 2 duerme. SIMÓ escribe.

SHAHRUKH OFF

Y podría ser que ambos finalmente...

Ext. Barceloneta. Día.

BÉRÉ vuelve a hacer footing.

SHAHRUKH OFF

...hubieran conseguido ese objetivo...

Int. Fiesta. Noche.

Mucha gente. Muchos AMIGOS comunes.

SHAHRUKH OFF

...si no hubiese sido porque ese mismo domingo por la noche ambos acudieron a la fiesta de unos conocidos comunes. Y al verse el uno al otro los dos sintieron, esta vez también sin verbalizarlo ni compartirlo, que (para bien o para mal)...

SIMÓ y BÉRÉ se descubren entre la gente.

SHAHRUKH OFF

...aún existían encuentros que podían ser inevitables.

CORTE A:

TÍTULOS FINALES

Visitantes

J y F ante una puerta.

F lleva una carpeta con papeles.

J llama a la puerta.

TOC TOC.

Esperan respuesta.

TOC TOC.

J y F se miran.

Esperan.

Se miran de nuevo.

J llama a la puerta.

TOC TOC.

Esperan.

J llama a la puerta.

TOC TOC.

F: ¿Cuantos años debía tener?

J: ¿Qué? (pausa) No sé.

J llama a la puerta.

TOC TOC.

Esperan.

J: Ocho.

F: ¿Sí?

J: Nueve.

F: Ah.

J llama a la puerta.

TOC TOC

F: ¿Y la gente no lo ve? (pausa) ¿No?

J: No. (pausa) Pero por eso estamos nosotros. No lo digo desde la arrogancia. Yo veo lo que tengo que ver. Y ellos ven lo que tienen que ver. Y así va el mundo. (pausa) Pero así funcionan las cosas. (y llama a la puerta)

TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC TOC

J Y F esperan.

F: ¿Y si no está? (pausa) No, joder, ¿y si no está?

J: Siempre están.

F: Eso no tiene sentido.

J: Ah, ¿tú sabes lo que tiene sentido?

F: Coño hostia puta joder, ¿y si no está?

J: Pues se llama al cerrajero.

F: Pues llamemos entonces.

J: Pero es que seguro que está.

F: ¡Pero si no contesta!

J: ¡Da igual, tío, de verdad, es que siempre están!

Pausa larga.

F: Perdona.

J: (pausa) Te lo estoy poniendo muy fácil.

F: Es verdad.

J: Te lo estoy poniendo muy muy fácil.

F: Sí, tienes toda la razón.

J: No abuses, tío.

F: Perdón.

J: Es una cuestión de empatía. De humanidad. Te lo estoy poniendo muy fácil, ¿entiendes? Y si te lo estoy poniendo así de fácil es por algo, ¿sabes? Hay algo. Hay algo que me dice que te lo debo poner fácil. Hay algo que me dice que tú eres de los buenos, que tú eres de aquellos a los que se les puede tratar bien porque sabrán, a cambio, tratarte bien. Hay algo en ti que me da ganas de ser suave, de ser blanda, de abrirme y de darme toda. (pausa) A ti. (y abre la puerta) Coño.

J y F miran la puerta abierta.

F: ¿Y ahora?

J: Pues ahora se entra.

F: ¿Entramos? (pausa) ¿Los dos?

J: (pausa) Ya.

F: Claro.

J: Sí. Ahí tienes razón. Tienes nobleza. Ahí tienes razón.

F: Bueno...

J: Hay cosas que se deben respetar.

F: ...¿no?

J: Y yo soy una persona flexible. (pausa) Y ahora voy a entrar.

F: Si quieres entro contigo.

J: No. Tienes razón. Tú ves las cosas. (pausa) Ahora salgo.

J entra.

La puerta queda entreabierta.

F: ¿Qué hay de malo en buscar una mujer que lleve las riendas? ¿Qué hay de malo en buscar una mujer que te diga las cosas que no te puede decir un amigo ni un familiar, una mujer que te marque el camino para que tú te tengas que limitar a ser, a respirar, a actuar, sabiendo que hay una red detrás, una red con curvas, con tetas y con un buen chocho, vaya, pero una red? Supongo, ¿no?, que busco lo que buscamos muchos: Una (beurgh) madre. Quiero decir, es así, a ver, tú cuantos exnovios has tenido más o menos? (...) Vale. Y de todos ellos, ¿cuantos esperaban que les ordenaras la vida, que pusieras orden en su existencia y, en el fondo, aunque fueran de muy machitos, aunque llevaran una moto bien grande, o aunque fueran muy modernos y se comprasen la ropa por internet, cuantos de ellos no estaban pidiéndote a gritos, suplicando, como bebés deformes inválidos, como huérfanos de Dickens, cuantos de ellos no estaban demandándote, chupándote la sangre para que les hicieras de madre? De verdad te lo estoy preguntando, ¿cuántos? (...) No, entre nosotros, ¿cuántos novios no buscaban que les hicieras de madre? (...) ¿Te gusta cuidar? ¿No te gusta que un hombre se muestre débil y frágil y se apoye en ti y a cambio te lo dé todo y se dé todo? ¿Todo él? ¿No te gusta?

La puerta se abre.

J sale de la puerta.

Pausa larga.

F: ¿Qué pasa?

J: Está estirada.

F: ¿Cómo estirada?

J: Ven.

F y J entran. Cierran la puerta.

Pausa larga.

Más larga.

Más larga.

J sale.

J: (pausa) Hola. (pausa) Ahora entrará él. En unos minutos. Con un botecillo. De pastillas. (pausa) Yo soy una persona frágil, ¿sabéis? Me he pasado la vida intentando demostrarme lo contrario, pero a mi edad ya no tengo fuerzas para huir de la realidad. Soy una mujer frágil. Pero a veces me parece que no puedo expresarlo, y si me lo parece es porque no puedo expresarlo. A mi me duelen estas cosas. Yo sufro. Veo esto (señala la puerta) y sufro. Pero tengo que aguantar. Un día decidí ponerme en la situación de tener que aguantar, y ya no hay vuelta atrás. ¿Estoy sola en esto? ¿Aquí no hay nadie que se levante por las mañanas, no todas las mañanas pero muchas mañanas, demasiadas, no hay nadie que se levante por las mañanas y piense: “Hoy no voy a poder aguantar. Hoy no voy a poder aparentar que soy fuerte.”? (pausa) Pero te doy miedo, seguro, porque sé que si me miras a los ojos, cuando veas mi fragilidad, cuando veas mi dolor, verás tu propio dolor reflejado en mis ojos y entonces no podrás hacer otra cosa que huir. Y a mi me da igual que huyas, porque no te conozco, no sé quien eres, pero si llegaras a importarme, uy, si llegara a sentir algo por ti, entonces no, entonces no pienso pasar por que me abandones, así que, por si acaso, por mi bien, yo aguanto. No se puede compartir todo. (pausa larga) Por eso, como mínimo, me gusta cuidar. (pausa) Cuando cuido a alguien me siento un poquito más fuerte. Por eso me gusta cuidar. A la gente. (y abre la puerta)

F sale.

F: He encontrado esto.

F muestra un botecillo. De pastillas.

J: ¿Ah sí?

F: Las tenía al lado.

J: Las conozco.

F: ¿Las conoces?

J: No son definitivas.

F: ¿Qué quieres decir?

J: Que hay que llamarles.

F: ¿Llamar a...?

J: Llama.

F: No respira.

J: Nunca se sabe.

F: ¿Lo ha hecho por nosotros?

J: Por nosotros no.

F: Si no hubiera sabido que íbamos a venir no...

J: Llama.

F: Yo vengo para que firme... (señala la carpeta con papeles)

J: Llama.

F: Tú vienes porque, joder...

J: Llama.

F: Y está claro que si no venimos nosotros vendrán otros, pero...

J: ¿Quieres hacer el favor de llamar?

F: ...¿eso qué coño me importa si soy yo el que ha venido y ha tenido que abrir la puerta?

J: La puerta la he abierto yo, chaval. (pausa) Llama.

Pausa.

F coge su teléfono y marca.

F habla por teléfono. Lo que dice es ininteligible.

F corta la llamada.

F: Dicen que ahora vienen.

J: Con suerte le habrás salvado la vida.

F: Ya es mala leche, ¿no?

J: Pues sí.

F: A ver si se dan prisa.

J: Ya verás como sí.

F: Yo no estoy preparado para esto, yo...

J: Bueno.

F: ...aún no, joder, estoy...

J: Así funcionan las cosas. Si tomas un compromiso debes cumplirlo. Si no lo cumples, el sistema tiene sus mecanismos y tú y yo somos parte del mecanismo. Cuando a la gente le interesa se acoge a él, cuando no nos convierte en su enemigo. Y yo no soy la enemiga de nadie, no voy a aceptar ese papel. Soy capaz de salvarle la vida a un niño de ocho. O de nueve años. Y también soy capaz de decirle a una persona que desprecia los mecanismos que su falta de compromiso tiene una penalización, y esa penalización es perder aquello con lo que no ha sabido comprometerse. Aunque eso que pierda se considere un derecho sagrado o inalienable. Yo no soy la enemiga de nadie. ¿Qué hay de malo en la palabra desahucio? Suena tan mal como ortodoncia, pero todo el mundo quiere una buena dentadura, ¿no? (pausa) Yo espero que lleguen y puedan vaciarle el estómago, yo no le he obligado a nada, yo no la conozco. Pero yo sé los sacrificios que yo hago para poder cumplir con mis compromisos y para respetar los mecanismos que nos rigen. Yo sé los sacrificios que hago y veo los que haces tú. Y no sé porqué hay gente que puede saltarse esos compromisos y otra gente, como tú y como yo, que no sólo no puede sino que además tiene que permitir que otros sí se los salten. Lo que te vengo a decir es que yo no me voy a sentir culpable. Y si alguien debe hacer lo que nosotros hacemos, porque es así como funcionan las cosas, prefiero que sea alguien como tú que que sea cualquier otro, prefiero que sea alguien que vea las cosas. Alguien que sea de los buenos. (pausa) Yo soy flexible. (pausa larga) Joder, con suerte le habrás salvado la vida.

F: Después de esto...

J: (pausa) ¿Qué?

F: ...lo único...

J: Dime.

F: Quiero una cerveza. (pausa) Quiero quitarme esto y tomarme una cerveza.

Pausa larga.

J: (sonríe) Pues claro que me apetece.

Suena una música ye-ye así como de película de espías de los setenta.

Es el timbre del teléfono de F.

J y F ríen timidamente.

F responde la llamada.

F: ¿Sí? (...) Gracias.

F cuelga.

F: Están a punto de llegar.

J y F se miran.

OSCURO.

Desayuna con Sarita (y seis)

Ahora te podría contar cómo en los setenta intentaron asesinar a Bob Marley cuando éste ya era una gran estrella mundial, y cómo no volvió a actuar en Jamaica hasta que se organizó el One Love Peace Concert; y cómo en ese concierto Pete Tosh y Jacob Miller hicieron activismo a favor de legalizing the herb, y que en ese concierto Bob Marley logró que los dos líderes de los partidos políticos enemigos, que estaban prácticamente en medio de una guerra civil, se dieran las manos y prometieran buscar la unity. Y de cómo eso no sirvió de mucho, porque he who does not want to listen will never listen. Os lo podría contar, pero lo único que pienso es en Spike, llorando en el callejón, y en sus vinilos tirados sobre las baldosas de la calle.

Ark of the Covenant, de The Congos.

Kung Fu meets The Dragon, de Lee Perry.

My Computer’s acting strange, de The Robotiks.

Healing of the nation, de Zion Train.

Blackboard Jungle Dub, de Lee Perry también.

Showcase, de Aswad.

Dance Hall Style, de Horace Andy.

Guess who’s coming to dinner, de Black Uhuru.

Y lo único que debería hacer es volver a casa. I dormir la mona.

Pero no me preguntes cómo, he acabado delante del bar de la Barceloneta.

Y sí, Sarita está en la misma mesa en la que estaba ayer por la tarde. La puedo ver desde fuera.

Veo mi reflejo en el cristal. Soy un tío guapo.

Y entro. Pido un café y me siento con ella de nuevo.

Y, esperando que me regale una sonrisa cómo la que me regaló ayer por la tarde, una sonrisa igual, por favor, one as clean and pure, please, que estoy exhausto y creo que voy a romper a llorar de un momento a otro si no aprieto bien la lengua, le digo la primera tontería que me viene a la cabeza:

Desayuna conmigo.












Bonus Track: Playlist de Shen AQUÍ.

Desayuna con Sarita (cinco)

“Te voy a decir una cosa. No te lo vayas a tomar mal, ¿eh, Albert?, los tíos adoptados, al menos con los que yo he estado, tenéis una cosa en común: Sois todos muy apasionados.”

Definitivamente esta tía es gilipoyas.

Gracias, Clara, ahora no me va a saber mal hacer lo que tengo que hacer.

Espero a que se duerma y cojo lo siguiente: Un proyector de DVD, una cámara de video, el teléfono móvil, la Nespresso, y un IPad.

Sí. Ya lo sé. Pero ella tiene de sobras para volvérselo a comprar. Además, no lo valora. Y además me ha dado MDMA y yo soy menor de edad, y me ha dicho eso de que si soy adoptado y ese es un tema que a mi no me hace gracia que se toque así como así. Y además no tiene ni puta idea de dónde vivo. Y le dije que me llamo Albert, porque es bueno que uno siempre dé un nombre falso a la gente de la que no se fía, así que no sé cómo coño me va a encontrar. Y está ha sido la última opción, que lo he intentado todo antes de llegar hasta este extremo, i ja ho saps tu, Lord Almighty, you gotta do sum evil to do a lotta good. Y será mejor que salga ya de aquí porque creo que la pobre está a punto de despertarse.

Shahrukh no me responde al teléfono. Así que me dedico a tirarle piedrecitas a la ventana. Sí, tío, sí, ya sé que son las tres de la mañana, pero mira lo que te traigo, tito, mira lo que te traigo.

Cuando ve todo el matute sus ojos orientales se vuelven redondos como las tetas de Clara.



Quiero efectivo, Shahrukh, y lo quiero ahora.

Shahrukh me deja en medio de la calle, sólo, ara portarà la pastaca.

And I think I’m gonna light me another spliff.

Oh, Lord, I’ll make it up to you.

You know I will.

Shahrukh vuelve a tres caladas de acabarme el canuto. Me da el dinero y se saca los goterones de sudor de la frente. Yo le doy el tesoro.

Cuento los billetes.

Money, money, money. Root of all evil.

Ya lo tengo.

Por fin. Ya lo tengo.

Obadiah, Obadiah. Jah Jah sent us here to catch vampire.

El Kinderheim está lleno, como siempre. Natalia en la barra, sirviendo, y cuerpos y más cuerpos que se enganchan como ventosas, sudando, purgando, rotos. We have the chalice to light up Jah fire, When I and I catch them vampire. Spike ya ha dejado de pinchar, ahora está el niñato a los platos. I and I are gon' set them on fire.



No veo a Spike por ningún lado.

La puta que em va parir. He arribat tard.

Salgo corriendo del bar y corro por entre los callejones. Y creo oír la voz de Spike venir de una esquina. Y me acerco, y sí, ahí está, con su maleta de discos tirada en el suelo, siendo zarandeado por dos tipos con aspecto de ser del este, uno de ellos lleva una barra de hierro y está preparado para machacar y el otro tira a Spike al suelo y luego le gira la cara de una patada con sus cutres zapatillas SPORTSPORT incrustándose en su mandíbula.

Y me despierto con el creck de los dientes de Spike.

Tengo el dinero, digo. Tengo el dinero que os debe Spike.

Y los tipos del este me miran, y ahí es cuando yo me cago de verdad. Y veo a my main man Spike, tirado en el suelo, en posición fetal, no sé si se ha meado encima o no pero está rodeado de orines igualmente, descompuesto como el zombi de la televisión que veía mi hermano esta noche.

Tengo el dinero. Mirad el dinero.

El de la barra de hierro se acerca y me lo quita de las manos.

Mi mandíbula va a salir disparada sin que nadie la toque.

Spike sigue en el suelo, grumoso como un vómito.

El tipo de la barra de hierro asiente.

Claro. Tengo el dinero.

Los dos tipos se van, meando un poco más el territorio, sí, pero se van. Se van con mi dinero, pero a Spike parece que casi no le han tocado. Me siento a su lado, encima de los meados, y lo compruebo. No. Casi no le han tocado. Pero ahora le da por llorar. Me da las gracias y le da por llorar.

No me las des. Es la última vez.

“What?”

Spike, es la última vez.

“What do you mean la última vez, tío?”

A partir de ahora tú cuidas de tu culo y yo cuido del mío. No more partnership.

“What the fuck yer talking about?”

Over.

Over and done.

Este ha sido el último agujero que te tapo.

And you don’t owe me nothing, don’t worry about it.

Y Spike pasa del llanto al enfado y empieza a renegar en inglés y a decir que si yo también le estoy traicionando y luego vuelve al llanto porque supongo que es consciente de que ahora se habría quedado sin piernas si no hubiera sido por mi y yo lo veo clarísimo:

Hay algo mucho peor que ser un vampiro.

Ser un vampiro sin ser consciente de serlo.

Abandono a Spike en el callejón, recogiendo sus vinilos y me meto en el metro.

A true rasta man no go shop no bin shoppn', a true rastaman does not gamble. A true rastaman
does not play card pack. A true rastaman always humble.

Amanece y yo bajo tierra.

Desayuna con Sarita (cuatro)



Cuando Don Drummond toca el trombón es como si la lluvia cayera sobre tu cabeza y las ondas expansivas se multiplicaran dentro tuyo en color verde, violeta y naranja. Coge cualquier atisbo de melancolía de entre la arena de tus pulmones y lo obliga a volar y a bambolearse, a sacudirse el moho. Y sabes que everything is ready and steady. A Don Drummond se le considera uno de los cinco mejores trombonistas de la Historia, y no lo digo yo, lo decía George Shearing, el pianista de jazz, y era además, o principalmente, miembro fundador y creador del smashing sound de los Skatalites, la banda musical que sentó los cimientos de lo que iba a ser la revolución jamaicana que cambiaría la historia de la música del siglo XX as they knew it. Esto es antes de que Lee Perry y Bob Marley se conocieran, antes incluso de que sonara por primera vez lo que luego se vino a llamar Reggae. Esto es cuando aún se estaba creando el Ska como el embrión latente de un gigante que aún no es consciente de serlo.

Y cuando yo escucho a Don Drummond jo vull viure. Pase lo que pase. Cuando escucho a Don Drummond todas esas cadenas que me pesan no desaparecen pero se hacen invisibles y es en esos momentos en los que sólo quiero estar y disfrutar de tener suficientemente vida como para tener aún un poco de ritmo. Y está claro que nada ha llegado tan profundo a la conciencia como el roots, pero para llegar al enzarzado espiritual del dread primero hay que venir de la alegría de vivir ingenua y vital de un rude boy. Y eso es lo que era Don Drummond, un boy muy rude que seguía abiertamente a Rastafari en un temps d’un pais en el que eso aún estaba mal visto, y que tenía serios problemas mentales de psicosis y esquizofrenia. Pero que cuando tocaba el trombón lo petaba. Dinamita. Y por eso Tommy McCook le busca para formar parte de los Skatalites. Y se hacen famosos en cero coma y no paran de hacer bolos aquí y allí y, claro, Don Drummond es un ángel al trombón pero li falta un bull cuando se lo quitan. Y al final the shit hits the fan cuando el uno de Enero de 1965, después de un concierto de fin de año, que los fines de año ya sabemos que son muy malos para estas cosas, no se le ocurre nada mejor que hacer que meterle tres o cuatro puñaladas en el corazón a su mujer, la bailarina exótica Margarita Mahfood, para luego decir en comisaría que no, que esos tajos profundos en el pecho se los ha hecho ella misma, en un ataque de rabia.

A good ol’ Don le encierran en un manicomio y al poco tiempo muere. La versión oficial dice suicidio, la versión de la gente dice un padre paga para que venguen la muerte de su pobre hija a manos de un músico loco.

Pero cuando escucho a Don Drummond yo tengo ganas de bailar y de follar pero que muy muy a gusto.

Y no será por nada que más tarde sus viejos amigos de los Skatalites recordaran al maestro cantando eso de que Don Drummond was the man with the big trombone.

Toco el anillo anticonceptivo que Clara lleva dentro de su coño con la punta de mi polla. Se está mirando en el espejo, agachada, y luego mira mi reflejo, mientras la voy cabalgando algo poseído, o bastante, no me voy a engañar, bastante poseído.



Estoy de pie y tengo que ponerme de puntillas para metérsela bien broader than broadway. Ya hemos cogido el ritmo, do you remember the days of slavery, y me pierdo viendo el vaivén, o la falta de vaivén mejor dicho, de sus pechos perfectamente redondos como pequeñas pelotas de basket, oh, slavery days, pechos fuertes ajenos, a otra cosa, a otro ritmo, orgullosos. Sus piernas, delgadas y oscuras, com canyes de sucre moreno, abiertas y dobladas, temblorosas, y su coño jugoso y así con la boca como sorprendida. A su cara no la miro, porque no para de jadear y de decirme guarradas del palo “¿Así me follas tú? ¿eh?, ¿así me follas tú?” y así lo único que va a conseguir es que me corra antes de tiempo, así que vuelvo a mirar sus pechos de granito que son de por aquí lo que más me ayuda a concentrarme. La verdad es que había decidido no volver a ver a Clara, al menos no en esta postura, no porque no me guste ni me lo pase bien con ella, sino porque obviamente no la quiero, no siento nada destacable por ella más allá de que me ponga más que bruto, and I had come to the conclusion de que mi espíritu me estaba demandando dejar atrás este malgastar la energía sexual en encuentros con gente que en el fondo no me importan. Esta trampa de Babylon del sexo como un resorte de placer inmediato al que acudir siempre que te invade la frustración es más peligrosa de lo que parece. Nos hace esclavos. Y nos mata el alma. La energía sexual es algo demasiado poderoso, tratarla como un fast-food sólo te hace más vacío. Y además no hay vuelta atrás: Cada mala semilla que plantas es una zarza de la que luego tendrás que desenredarte. Por eso hace tanto tiempo que no puedo quedarme a dormir con ninguna de las chicas con las que follo. Y por eso había decidido que no iba a volver a ver a Clara. Y es probable que ella lo hubiera intuído, oh, slavery days, porque casi no había cerrado la puerta y ya me estaba poniendo un poco de MDMA en la boca, y de eso también me había decidido a alejarme, you know I’m serious about it, my lord, pero hoy me iba a venir bien para saltarme ciertos prejuicios y hacer lo que hoy tengo que hacer. Creo que voy a correrme. ¿Qué será, me pregunto, qué será en estos momentos de esa chica de sonrisa serena, Sarita y como debe ser, me pregunto también, hacerlo con una mujer que es inválida de cintura para abajo?

Y me corro.

Clara se estira entre las sábanas, está en el otro extremo de la cama, sólo nos tocamos con los dedos de los pies. Debe tener ya cuarenta. Podría perderme mirándola. No van a moverse ni de coña esas tetas. Creo que soy un tío guapo. La verdad es que sí. Entra un golpe de aire. Guay.

Soy un tío muy guapo.

Desayuna con Sarita (tres)



There’s a rat in me kitchen, what am I gonna do? There’s a rat in me kitchen, what am I gonna do?

Mi hermano conduce al ritmo de UB40 mientras esnifa some white powder del hueco donde nace el pulgar de su puño cerrado y me explica que cree que de este se podrá sacar una buena pastaca y yo le miro y, más que de donde vengo yo o de donde viene mi hermana, yo lo que me pregunto es de donde coño viene este tío que tengo a mi lado ahora mismo, porque llevo toda mi vida viviendo con él y aún me da miedo en momentos como este y you best believe que esos genes que le componen no pueden ser normales y hay un brillo en sus ojos que yo sólo he reconocido en un fotograma, que tuve que poner en pause el DVD y todo de lo mucho que me recordaba, de La Semilla del Diablo.

-¿La pasta la debes tú o la debe el pringado de Spike?

La pasta es pasta.

-La pasta es LA pasta.

I’m gonna fix that rat.

No me jodas, Martí, he aprendido mucho con Spike.

-Eso salta a la vista.

Y sí.

Es verdad.

He aprendido mucho con Spike.

La verdad es que sí, joder.

Sí.

He aprendido mucho con Spike.

De historia de la música, de cómo funciona el bisnes, de quién hizo qué y cómo...

...pero sobre todo he aprendido con Spike que la música negra es la voz de los que no tienen voz.

Y si olvidas eso es que no has entendido nada de nada.

-¿No te lo ha dicho ninguna de tus amigas?

?

-...que cuando sólo eras un raperillo chungo tenías más gracia, eras más gracioso...

?

-...más gracioso que ahora que estás hecho un talibán.

Martí alarga el puño y me ofrece un poco de farlopa.

Vale.

Vale. Un poco. Sólo un poco.

I’m gonna fix that rat. That’s what I’m gonna do. I’m gonna fix that rat.

Martí saluda con convincente compasión a una chavala visiblemente yonki o ex-yonki que llora desconsolada, a poco han venido a llevarse el cadáver, la casa es de un viejo, tenía que ser viejo, un piso pequeño, un ático en el Raval, bastante limpio, no repleto de cosas pero algo es algo, yo me hago mi croquis breve, my full story, la yonki o ex-yonki tiene como treintaypocos como mucho, el viejo la debía acoger aquí, por las fotos veo que había vida en común, pero el viejo era muy viejo, joder, ni follar debían, me acuerdo del abuelo y lo que me decía: “tu carda ara tot el que puguis”, collons amb el iaio, “tu carda ara que quan tinguis la meva edat tuturú pà amb tomàquet”, y yo tenía siete años, ja veus, así que la yonki o ex-yonki le debía hacer compañía, al viejo, lo mismo hasta estaban casados, pero por lo que comenta aún no ha venido la familia, la otra familia, así que nos tenemos que dar prisa, nos acompaña el vecino, que es el que nos ha llamado, al que mi hermano le hace un gesto de complicidad mientras consuela a la yonki o ex-yonki y así el vecino marcha y nos deja hacer nuestro trabajo pero por un comentario que ella le hace a mi hermano entiendo que ella también está al corriente de la verdadera naturaleza de lo que hemos venido a hacer aquí y que ella también querrá su parte y entonces entiendo que, aunque está sinceramente afectada por la muerte de su sugar-love-daddy no deja de ser una dona ben pràctica y para ella sacarse un dinero extra no va a ser más que una especie de herencia y mejor sacárselo por su cuenta que tener que compartirlo con el resto de la familia del viejo que seguramente la consideran poco más que una aprovechada, por no decir que le llamen puta a sus espaldas o directamente en la cara, que seguramente lo es, porque no nos olvidemos que por mucho que llore ahora esta mujer es yonki o ex-yonki y eso es así and there’s not much nothing else to it.

Así que mi hermano y yo vaciamos el piso y cargamos la furgo.

Cuando miro a mi hermano pasearse por entre los rincones poniendo sus zarpas por entre recuerdos ajenos, olfateándolos, escudriñándolos y no viendo en ellos nada que no sea traducible en sumas y restas, nada que implique algo emocional, familiar, como un jabalí que arranca matorrales buscando olerle las bragas a tu hermana, en ese momento, ese momento breve que se me expande como un chicle because of the realization wich I have been struck with, entiendo muchas cosas.

Pero no sé cómo coño explicarlas.

El hecho es que sí, efectivamente, entre una cosa y otra, lo sabía, al cerrar la puerta de atrás de la furgoneta y terminar las cuentas, el dinero que mi hermano Judas me pasa es menos de lo que esperaba, y mucho menos de lo que necesito.

-Dos horas de trabajo, tete, yo no me quejaría.

La yonki o la ex-yonki se mete en la casa y sigue llorando. Oh, no, I and I, yo no me quejo.

-¿Te acerco a algún lado?

No. Creo que quiero un poco de aire fresco, y en esto que mi hermano ya está llamando a sus socios anticuarios a los que venderles la fruta fresca.

Jah Rastafari, tu entens, oi, que you got to do sum wrong to do a lotta right, no?

M’entens?

Y el coche de la que debe de ser la otra familia del viejo llega a la vez que la furgoneta de mi hermano desaparece.

Y yo me voy contando el dinero mentalmente y lo que aún me falta y me siento tan rata como mi hermano y encima me da asco el sabor amargo del cielo de la boca y el bum-bum-bum-bum-bum-bum-bum que te da la puta cocaine y me acuerdo de la chica de la silla de ruedas y la sonrisa en el bar, y entonces me viene a la cabeza el SMS...

Dnde andas?

...y entiendo que si son no son ni las dos de la mañana aún estoy a tiempo pero antes...

Tu m’entens, oi, God of all livin’ things, Ruler of Heaven and Earth?

...antes I’m gonna light me a good ol’ spliff.

Doy una buena calada.

Respondo con otro SMS:

Ando xa tu ksa. Si?

La respuesta tarda lo que tarda una segunda calada:

;-)

Desayuna con Sarita (dos)



Zombies sin estómago hambrientos que engullen vísceras que se les caen de entre sus propias vísceras. Mi hermano, que ya empieza a ser ancho, mira la televisión con una lata de cerveza entre los dedos y mi hermana hace queseyó en su cuarto, la mama terminando de cocinar y el papa al despatx, aixecant el pais. Son las diez de la noche y con lo que le he vendido a la chica de la sonrisa del bar de la Barceloneta no tengo ni para empezar. My cup is running over. Los zombies del televisor desmiembran a un malo cuya cabeza, ahora separada de su torso, no deja de gritar.

A finales de los sesenta, Lee Perry ya había inventado el reggae, ya le había dado la patada a sus dos productores, primero a Coxsone Dodd y luego a Joe Gibbs, y ya había formado su legendaria banda The Upsetters y con ellos incluso había dejado la isla para girar durante seis semanas por los UK, la primera gira internacional de una banda de reggae jamaicana, and that’s the truth, Ruth, le había comprado también a Prince Buster un local en el 36 de Charles Street y es allí donde abrió su Upsetter Record Shop y desde donde era el puto amo de la ciudad, y era allí, en esa tienda, en el Upsetter Record Shop, donde aparecía de vez en cuando un joven rude boy, un xitxarel.lo, que cantaba y respondía al nombre de Bob Marley.



Ahora, Bob Marley ya había tenido cierto éxito con Pete Tosh y Bunny Wailer, ¿no?, con The Wailers, pero aún le faltaba algo para redondear su sonido, y estaba al loro de que los Upsetters habían triunfado en Europa. The Wailers era un trío vocal, The Upsetters se la burlaban con sus instrumentales y además tenien la mosca darrera la orella porque el bueno de Lee les estaba sirlando la pasta: Así pues, la ecuación era obvia, obvia como la punta de una zapatilla SPORTSPORT sobre una mandíbula, if you’re following my flow, Wailers y Upsetters debían juntarse. Pero Bob no pidió permiso a Lee Perry para crear esa unión.
Cuando Perry descubrió que sus músicos estaban grabando con Bob Marley se le fue, que ya sabemos que a Lee Perry siempre se le fue, but he got mad, real mad, man, así que fue a buscarle se dice que to loco con ganas de abrirle la cabeza como a un coco. Pero cuando se encontraron, en vez de discutir, Bob le confesó que, joder, había ido a por sus músicos por que necesitaba crecer artísticamente, ¿no?, anímicamente, porque su taza creativa se estaba desbordando y ya no sabía qué hacer. My cup is running over, and I don’t know and I don’t know what to do, yeah. Lee concluyó que el verdadero problema de Bob es que este estaba bajo el dominio de un espíritu demoníaco, un duppy, que estaba amenazando su enorme potencial. Había que vencer a ese duppy. Así que le escribió la canción Duppy Conqueror. Así que los dos, Bob Marley y Lee Perry, empezaron a trabajar juntos y juntos cambiaron la historia del reggae y de la música en general, y es así que Bob Marley se convirtió en una estrella y un faro para todos los sedientos de espíritu en todo el mundo.

Escudella amb cigrons, trinxat, bacallà i un iogur del poble amb melmelada de gerds hecha a mano por ma mare. Estamos todos en la mesa, y está claro que aquí a casa se come gloria bendita God bless Lord Almighty, pero mon pare vuelve que no para con lo de que ya tengo edad para cortarme el pelo y que si parezco la Beth cuando estaba en Operación Triunfo, y no me gusta que me comparen con una puta punani, lo siento, y vuelve con lo de que me ponga a trabajar con mi hermana en las oficinas y esto jode cualquier comida, aunque salga de las manos benditas de mi buena madre, y mi hermana resopla y miro al tete y sigue comiendo ciego y sordo, see no evil hear no evil speak no evil. Pero lo peor del caso es que pensaba pedirle prestado lo que me queda al papa pero obviamente con estas vibas yo no ataco que gat escaldat d’aigua freda fuig.

Así que asalto a la Joana, mi hermana, en medio de la cocina y se lo pido. Sí, ya sé que es mucha pasta, pero le prometo devolvérsela, seré rápido, de veras, amb una setmana o dues t’ho torno, t’ho prometo. Y me pregunta que para qué lo quiero y si me he metido en algún lío, y yo le digo que paso de explicarlo ahora que todo está sucediendo just as we speak, pero que estic bé, de veritat, estic bé, estic molt bé, de fet potser estic millor que mai. Peró necessito aquests diners, and then I will be ready and steady per començar tot de nou un altre cop.

“No et suelto ni un duro si no m’expliques per qué ho vols.”

Vale. És per una moguda que tinc amb l’Spike.

Joana me mira desde el otro hemisferio del planeta durante un par de glaciaciones y luego quiebra el silencio con algo que no entiendo muy bien alrededor de los conceptos de “pagar la culpa”, “aprofitar el que un creu que és un estigma” y, claro está, “l’amor”. El resumen es que no me va a dar ni un duro. Y así me deja sólo en la cocina, y no tengo mucho más que hacer aparte de darle un nuevo lametazo a la melmelada de gerds.

Y en esto se asoma Martí mi hermano con su barriga creciente y me hace la pregunta retórica de si necesito dinero.

¿Tragan lefa las actrices porno?

El Martí se ríe y yo veo al mismísimo Satanàs.

“Ponte la chaqueta-me dice-, he tenido un chivatazo”