No creía que estuviera en mi naturaleza el vivir estos duelos.
De hecho, ayer me lo explicaban en un bar de cócteles.
Compadecí a la chica por sufrir cierta muertes.
Y, como si sus palabras hubiesen sido una premonición, veinticuatro horas después me veo obligado a hacerte una visita al tanatorio.
Se despierta mi naturaleza necrófila y brindo por tu cuerpo inerte.
Ahora sí que podremos amarnos.

Fotografía de Lan Dry.
No hay comentarios:
Publicar un comentario