Mirando en viejos archivos del ordenador me he re-encontrado con esta entrevista que le hice a Roger Casamajor (en mi opinión, uno de los mejores actores de mi generación) para la revista Scope en el 2002.
Es parte de uno de tantos proyectos sin desarrollar: Soñaba con tener suficientes entrevistas con actores que me gustaran especialmente como para hacer un libro. No he hecho muchas cosas como periodista y mi idea era que cada entrevista se pudiera leer como un monólogo.
Por supuesto, aunque pareciese casual y breve, la página escasa que ocupaba el texto era una síntesis de una conversación de toda una tarde.
Solo hice una entrevista. Esta.
“Cuando hice El Mar estaba muy despierto, porque era la primera cámara de cine que veía, y eso a veces sí que lo echas en falta, el estar despierto porque no entiendes nada de lo que te dicen.
Agustín Villaronga tenía claro lo que quería. La película ya estaba hecha antes de ir a rodar: Estuvimos dos meses y medio ensayando. En rodaje el primer día que yo le pedí algo del personaje, él me dijo que ya no me iba a hablar más de eso, que me había dedicado ya mucho tiempo y que el personaje era yo y que lo tirara p’adelante.
Agustín lo planifica y no te deja hasta que no tienes el punto que él quiere. El curro que tú tienes es darle más. Ahí es donde entra mi trabajo: Meter baza. Yo siempre pruebo de meter baza. Pero eso te lo da el mismo personaje, porque lo que tú ves escrito no está, es papel, tú tienes que montarlo. Yo, lo que suelo hacer cuando tengo un guión por primera vez, es que lo leo, lo leo, lo vuelvo a leer, lo vuelvo a leer y lo vuelvo a leer y en una libretita me voy apuntando como notas que me vienen, no sé, suena como muy ridículo(se ríe con fuerza). Más que leer, entender; no sólo tu personaje, sino la obra en total.
En La isla del holandés, me encontré con que Sigfrid Monleón lo que quería es que yo le metiera mucha baza, ¿sabes? Yo tenía que hablar en castellano porque era guardia civil y se me ocurrió hablar en castellano y catalán, y a Sigfrid le pareció guay. Todos los personajes de la película se los han currado mucho los actores. Sigfrid era el director y tenía clara la visión general, en conjunto, pero tú le hacías una propuesta y a veces te decía que sí y a veces te decía que no, pero el tío siempre se lo pensaba. Eso lo multiplicas por todos los actores y...
Mi personaje aquí es opuesto al de El Mar. Y cuando Sigfrid la vio, porque él me pilló antes de verla, me dijo que, seguramente, no me hubiera cogido(se ríe). ¿Qué quieres que le responda? No sé, somos actores, ¿no? Somos eso, precisamente(se ríe). A los actores, tío, yo creo que les gusta trabajar.
En Salvajes, Carlos Molinero rodaba secuencias enteras. No son 5 segundos, o 10 ó 30, sino que son 4 ó 5 minutos que das el callo sin parar. Eso creo que me iba bien. Porque una vez tienes la emoción, no la sueltas. (si la consigues encontrar). Aparte que estás rodando en video y sabes que puedes volver a repetir, y lo sabes, y se repite. Y eso te da tranquilidad para probar más cosas. Nos daba vidilla para desarrollar un poco más las secuencias.
En teatro tiene mucha importancia que tú antes de salir te prepares un poco, el cuerpo, la voz... Y en cine esto no puede existir porque tendrías que estar las doce horas del día concentrado. Igual para hacer una secuencia en concreto si que necesitas preparar: Por ejemplo, la muerte de Guerreros la trabajé corriendo. Como tenía que estar mareado y tal, empecé a correr; cuando estuve muy cansado, Daniel Carpalsoro me vio: “Venga, ¿lo estás?” “Estoy.” Pum, lo hicimos, y yo ya no salí de ese trance. Fue bien porque veía como que era el único momento de la película que podía meter algo. (ríe de nuevo)"
Tal vez lo más interesante sea colgar la transcripción completa de la entrevista, pero no sé si a Roger le haría mucha gracia, y Roger no es alguien a quien quieras tener enfadado. ¡Un abrazote, nen!
El diablo habla asi y nadie lo entiende.
"Aquí se trata de hacer las cosas de manera que nadie se comprenda, aunque hablen la misma lengua. Y puedo decirte que nos acercamos al momento perfecto en que todo el mundo hablará sin encontrar jamás eco, y en que las dos lenguas que se enfrenten en esta ciudad se destruirán una a otra con una obstinación tal, que todo tendrá que encaminarse hacia el fin último, que es el silencio y la muerte."
Albert Camus, "El estado de sitio".
Camus nos pone cada dia más pinochísimos, así que atent@s a este su blog amigo, porque pronto habrá una sorpresita llena de absurdo existencialista y rock&roll.
Albert Camus, "El estado de sitio".
Camus nos pone cada dia más pinochísimos, así que atent@s a este su blog amigo, porque pronto habrá una sorpresita llena de absurdo existencialista y rock&roll.
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