GUNS, CHILDS and VIDEOGAMES



Tengo la teoría de que cualquiera que los hubiera conocido de niños hubiera pensado que las personalidades de Nao Albet y Marcel Borràs eran lo suficientemente diferentes como para que no se encontraran nunca; o como para que, si el infortunio disponía que en algún momento sus caminos llegaran a cruzarse, como bien sabemos que se cruzaron, la suma de ambas animalidades precozmente retorcidas resultara en una mezcla tristemente peligrosa.
A los diez años Marcel Borrás ya empezaba a ganarse una reputación dudosa en Olot debido a un presuntamente macabro episodio de sadismo en una granja del que no tengo mucha información, pero que llevó a su vecino y conocido artista multidisciplinar Job Ramos a intentar aplicar en él los principios del arte escénico como terapia pacificadora. Hicieron varios espectáculos y, aparentemente, el tratamiento tuvo su resultado: Marcel parecía empezar a dejar atrás sus fases de violencia irracional para convertirse en un adolescente de apariencia sana y estructurada. Aquí, la palabra clave es “apariencia”.
Mientras tanto, Nao Albet era un exitoso actor infantil de la escena Barcelonesa; daba toda la impresión de llevar muy bien su temprano acceso a la fama y el dinero y todo el mundo le tenía por un joven artista afable, inteligente y prometedor. Pero esa imagen serena escondía un reverso que pronto iba a ser revelado. Años más tarde los reputados actores Marc Martínez y Ángel Llàcer confesaron que, durante los ensayos de Full Monty, dirigida por Mario Gas, descubrieron como, escondido en el camerino, pensando que no estaba siendo observado, en uno de sus secretos ataques de ira, Nao se auto-mutilaba a si mismo con una cuchilla de afeitar. Nunca habían visto nada semejante. A pesar de eso, no hicieron nada al respecto.
Pero seguramente no me vería obligado a escribir esto si Marcel y Nao no hubieran coincidido en el espectáculo Tot és perfecte, dirigido por Roger Bernat y con dramaturgia de Ignasi Duarte. Por primera vez, allí ambos encontraron, el uno en el otro, una personalidad opuesta pero complementaria, un catalizador de sus más oscuras pulsiones. Nadie supo ver lo peligroso de su combinación. Los dos jóvenes no eran más, en el fondo, que piezas en un engranaje comercial(el “mundo del teatro”) que no prestaba atención a la tragedia que se estaba mascando en su interior.

Desde entonces, Nao y Marcel se hicieron inseparables. Convencieron a sus padres para que les apuntaran al mismo instituto, el IES Jonathan Swift en el barrio de Gràcia, para poder pasar más horas juntos y dedicarlas a preparar sus “proyectos artísticos”. Ya habían trabajado suficiente como actores, ahora su ambición de poder les llevaba a desear ser ellos los que tuvieran el mando: Ser directores de teatro.

El primer fruto de su colaboración fue Straighten con Freithen, un espectáculo donde combinaron las pulsiones masoquistas de Nao con las tendencias sádicas de Marcel. Hacían apología de la auto-destrucción como espectáculo Pop, rozaron muy de cerca los límites de la pornografía infantil y corre el rumor de que, saltándose la legislación vigente aparte de cualquier ética, incluían el asesinato de animales en vivo como parte del show. Nadie se escandalizó, no hubo ninguna respuesta negativa, nadie mostró preocupación. Fue un éxito. Como mínimo, un éxito suficiente como para que los dos se sintieran reforzados en su perversión.

Yo mismo debo entonar un mea culpa: Hipnotizado por su macabro atractivo, convencí a los dos jóvenes para que protagonizasen mi corto-metraje Dibujo de David, que giraba precisamente alrededor de la violencia juvenil. Me duele escribir estas palabras y reconocer mi inconsciencia. Cargo ese peso conmigo todos los días de mi vida.

Apenas con 18 años, Marcel y Nao ya eran dos actores famosos. El primero entró en la industria del cine español por la puerta grande, formando parte del reparto del debut cinematográfico de Óskar Santos El mal ajeno, acompañando a Eduardo Noriega y Belén Rueda, con Alejandro Amenábar en la producción. El segundo participó en el gran éxito teatral Els nois d’Història, obra de Alan Benett dirigida y protagonizada por el prestigioso Josep Maria Pou. De puertas para afuera, Marcel y Nao personificaban el éxito.
Borrachos de poder, llenos de un rencor y odio injustificado(el odio de los triunfadores), enajenados en sus delirios, Nao y Marcel preparaban la que ellos iban a denominar su “obra maestra”: Un remake de Elephant, la película de su admirado Gus Van Sant sobre la matanza de Columbine. Pero en este caso iban a romper los límites entre la realidad y la ficción, llevando la “creación artística” a la vida real. En sus propias palabras: “Queremos obligar al espectador a participar en la experiencia que le proponemos, más allá de su voluntad. Queremos llevar la emoción del video-juego a un escenario real. Pretendemos crear una emoción verdadera en el público y en nosotros mismos, saltándonos toda convención teatral”.

Estas frases son sacadas literalmente de uno de los varios videos que colgaron en YouTube explicando su “nuevo proyecto”. Todos los vimos, fueron la comidilla durante unos días. Nos pareció muy gracioso, no recuerdo que nadie sospechara que estaban hablando en serio, no recuerdo ningún comentario de miedo ni de preocupación.
A las 09:32 A.M. del 13 de Mayo del 2009 Nao y Marcel entraron en su antiguo instituto. Llevaban consigo todo el “material de atrezzo” necesario para su performance, que duró apenas 27 minutos.

Estoy ya cansado de escuchar los consejos de los sicólogos; no lo puedo evitar, me siento culpable. Y creo que todos los que estuvimos a su lado en algún momento deberíamos reflexionar: Nada de esto hubiera pasado si hubieramos sabido escuchar el peligro que se escondía debajo de sus bromas y de su supuesto “arte”. Hoy habría, en el mundo, 35 personas más disfrutando de su vida, Nao y Marcel incluidos, si no hubiéramos reido las gracias de estos dos pobres jóvenes enfermos.




(texto introductorio para el próximo espectáculo de Nao y Marcel, a estrenar en Mayo en el Teatre Lliure de Barcelona, dentro del ciclo de Radicals Lliures)

7 comentarios:

Anna Grimal dijo...

no hay nada como dos ingredientes opuestos para hacer un buen sabor!

Tendre que investigar más, y aplicar!!
Es divertido pasar-se por aquí de vez en cuando. Enhorabuena!

Prisamata dijo...

Grazie mille.

Nao y Marcel tienen un sabor incomparable, como un batido de esperma de algún pez raro de esos que dicen preparar en El Bulli.

Voy a mirar tu blog.

Audrey dijo...

guauuuuuuu... feia dies que no em passava per aqui, pero de nou m`has deixat sense paraules.... i es cert no hi ha res com sabors oposats per fer un sabor únic...estaré pendent de l`obra...

Anónimo dijo...

Espero no duplicar el comentario, pero sospecho q ha habido un error y no quiero dejar pasar la ocasión de felicitarte por el texto y la historia y agradecerte las ganas q me provocas d volver a escribir.
Gracias

Anónimo dijo...

oh tio...eres jodidamente bueno...!!

lo he leido con atención creciente...y como toda buena historia, el final es lo mejor (el que està entre parèntesi)

firmado:

chaval 2 de Mi Dulce

Phantagiro dijo...

Madre mia!

Me he enganchando de principio a fin con este texto. Buenísimo!
Aunque creo que me voy a quedar con las ganas de ver este montaje, no? Lo volverán a representar?

Ya me habían llamado la atención hace tiempo estos dos actores, especialmente Nao ya que lo pude ver en "El nois de Historia" hace unos meses y realmente no dejaba indiferente su interpretación. Lo que no conocía era a este duo que forman y que viéndolo ahora me parece cojonudo. Hacen muy buena pareja artística, espero poder verlos pronto en acción.

Prisamata dijo...

Ey, Phantagiro...

Nao y Marcel tienen un bolo pendiente de CG&V en Olot. No será difícil enterarse de cuando.

Espero puedas verlo.

Salut!