Mirando en viejos archivos del ordenador me he re-encontrado con esta entrevista que le hice a Roger Casamajor (en mi opinión, uno de los mejores actores de mi generación) para la revista Scope en el 2002.
Es parte de uno de tantos proyectos sin desarrollar: Soñaba con tener suficientes entrevistas con actores que me gustaran especialmente como para hacer un libro. No he hecho muchas cosas como periodista y mi idea era que cada entrevista se pudiera leer como un monólogo.
Por supuesto, aunque pareciese casual y breve, la página escasa que ocupaba el texto era una síntesis de una conversación de toda una tarde.
Solo hice una entrevista. Esta.
“Cuando hice El Mar estaba muy despierto, porque era la primera cámara de cine que veía, y eso a veces sí que lo echas en falta, el estar despierto porque no entiendes nada de lo que te dicen.
Agustín Villaronga tenía claro lo que quería. La película ya estaba hecha antes de ir a rodar: Estuvimos dos meses y medio ensayando. En rodaje el primer día que yo le pedí algo del personaje, él me dijo que ya no me iba a hablar más de eso, que me había dedicado ya mucho tiempo y que el personaje era yo y que lo tirara p’adelante.
Agustín lo planifica y no te deja hasta que no tienes el punto que él quiere. El curro que tú tienes es darle más. Ahí es donde entra mi trabajo: Meter baza. Yo siempre pruebo de meter baza. Pero eso te lo da el mismo personaje, porque lo que tú ves escrito no está, es papel, tú tienes que montarlo. Yo, lo que suelo hacer cuando tengo un guión por primera vez, es que lo leo, lo leo, lo vuelvo a leer, lo vuelvo a leer y lo vuelvo a leer y en una libretita me voy apuntando como notas que me vienen, no sé, suena como muy ridículo(se ríe con fuerza). Más que leer, entender; no sólo tu personaje, sino la obra en total.
En La isla del holandés, me encontré con que Sigfrid Monleón lo que quería es que yo le metiera mucha baza, ¿sabes? Yo tenía que hablar en castellano porque era guardia civil y se me ocurrió hablar en castellano y catalán, y a Sigfrid le pareció guay. Todos los personajes de la película se los han currado mucho los actores. Sigfrid era el director y tenía clara la visión general, en conjunto, pero tú le hacías una propuesta y a veces te decía que sí y a veces te decía que no, pero el tío siempre se lo pensaba. Eso lo multiplicas por todos los actores y...
Mi personaje aquí es opuesto al de El Mar. Y cuando Sigfrid la vio, porque él me pilló antes de verla, me dijo que, seguramente, no me hubiera cogido(se ríe). ¿Qué quieres que le responda? No sé, somos actores, ¿no? Somos eso, precisamente(se ríe). A los actores, tío, yo creo que les gusta trabajar.
En Salvajes, Carlos Molinero rodaba secuencias enteras. No son 5 segundos, o 10 ó 30, sino que son 4 ó 5 minutos que das el callo sin parar. Eso creo que me iba bien. Porque una vez tienes la emoción, no la sueltas. (si la consigues encontrar). Aparte que estás rodando en video y sabes que puedes volver a repetir, y lo sabes, y se repite. Y eso te da tranquilidad para probar más cosas. Nos daba vidilla para desarrollar un poco más las secuencias.
En teatro tiene mucha importancia que tú antes de salir te prepares un poco, el cuerpo, la voz... Y en cine esto no puede existir porque tendrías que estar las doce horas del día concentrado. Igual para hacer una secuencia en concreto si que necesitas preparar: Por ejemplo, la muerte de Guerreros la trabajé corriendo. Como tenía que estar mareado y tal, empecé a correr; cuando estuve muy cansado, Daniel Carpalsoro me vio: “Venga, ¿lo estás?” “Estoy.” Pum, lo hicimos, y yo ya no salí de ese trance. Fue bien porque veía como que era el único momento de la película que podía meter algo. (ríe de nuevo)"
Tal vez lo más interesante sea colgar la transcripción completa de la entrevista, pero no sé si a Roger le haría mucha gracia, y Roger no es alguien a quien quieras tener enfadado. ¡Un abrazote, nen!
El diablo habla asi y nadie lo entiende.
"Aquí se trata de hacer las cosas de manera que nadie se comprenda, aunque hablen la misma lengua. Y puedo decirte que nos acercamos al momento perfecto en que todo el mundo hablará sin encontrar jamás eco, y en que las dos lenguas que se enfrenten en esta ciudad se destruirán una a otra con una obstinación tal, que todo tendrá que encaminarse hacia el fin último, que es el silencio y la muerte."
Albert Camus, "El estado de sitio".
Camus nos pone cada dia más pinochísimos, así que atent@s a este su blog amigo, porque pronto habrá una sorpresita llena de absurdo existencialista y rock&roll.
Albert Camus, "El estado de sitio".
Camus nos pone cada dia más pinochísimos, así que atent@s a este su blog amigo, porque pronto habrá una sorpresita llena de absurdo existencialista y rock&roll.
de la especie de
Albert Camus,
Citas,
El estado de sitio,
Filosofía y Sociología,
Lo pintan por las paredes,
Pereza,
Producciones Tititubeantedz,
referentes,
teatro
En la consulta del cirujano
“A ver. Yo ya lo sé, ¿cómo se lo explico para que me entienda?, se lo he explicado a mucha gente, unos cuantos amigos, un par de doctores, como usted, se lo he explicado y nadie me comprende, vaya, y no es tan difícil de comprender, pero no pueden, quiero decir que no quieren, no les viene bien comprender, porque si me comprendieran, si se permitieran la posibilidad de abrir una puerta en su credo, en su posicionamiento ante la vida, a comprenderme, si se permitieran eso, su vida se, se, se derrumbaría. Flas, hundida. Tendrían que reconstruir todo lo que les sostiene, los cimientos, tendrían que volver a empezar, desde cero, desde que de pequeños sus madres les llevaban al Zara a comprarles la ropa más chuli para ser los más guapos de su escuela y desde que hacían la lista de los reyes magos y elegían los regalos más sofisticados y golosos de todo el catálogo del Corte Inglés, tendrían que empezar desde ahí, y eso es muy cansado, yo entiendo que nadie quiera hacer ese esfuerzo.
Yo lo necesito, por eso estoy aquí, porque lo necesito, pero entiendo que la gente, la mayor parte de la gente, no. Por eso, primero de todo, le pido un poco de paciencia.
Quiero que me permita, sé que tiene la agenda muy apretada, sé que tiene prisa, y sé que su tiempo vale dinero, pero estoy aquí, y estoy pagando, así que le pido, le pido sencillamente un poco de paciencia, y que se permita el lujo de, tal vez, si algo de lo que le explico le es familiar, si alguna de mis palabras le resuena en algún recóndito lugar de sus, de sus, de sus, ya me entiende, de usted, de su usted, si algo le resuena, por favor, quiero decir, no sé, no sé que le estaba diciendo, pero a mi me gustaría que usted me comprendiera, que lo intentara al menos, que no me viera como un personaje, o como un número más, una cita de trabajo, sino como un ser humano, con unos principios y una mirada sobre el mundo, unas emociones y unas circunstancias que me han llevado hasta aquí, hasta esta conclusión. Meditada. Decidida.
Yo ya lo sé. Yo soy guapa. Soy muy guapa. Fisicamente, quiero decir. Desde bien niña. Los hombres, bien pronto, antes de que pudiera plantearme nada sobre el sexo o sobre el deseo, o incluso sobre la belleza, ya se encargaron de hacérmelo saber. Salían a mi acecho con su polla apuntando hacia mi, perdone que sea tan gráfica, pero sabe a qué me refiero, usted lo sabe muy bien, se gana la vida con eso. (pausa) Y no solo los hombres, las mujeres, quiero decir, no es solo, puramente, una cuestión sexual. La belleza, mi belleza, la que yo tengo, ha sido como un carnet V.I.P. que me ha abierto muchísimas puertas desde que me dejé de chupar el dedo. Y yo me he aprovechado. Hombre, por favor, no nos vamos a engañar. No se puede hacer otra cosa. Yo digo que no, y hago, he hecho, toda mi vida, un estandarte de que no soy solo una cara bonita, un cuerpo apetecible, me lo he trabajado, mi carrera, mis estudios, mi educación cultural, mi desarrollo espiritual, mi yoga a cuarenta grados y mis trabajos de voluntariado social, osea, una mujer completa, moderna, no soy la Reina Sofía, no soy un florero. Pero es mentira. Porque soy un florero. Para el mundo es así, haga lo que haga, y yo ¿qué voy a hacer? Saco mi provecho. Mis amantes, mi, mi vida privilegiada, mi vida de flor. Soy una flor. Roja. Olorosa. Tierna. Lo sé. Y dejaré de serlo, pero aún falta mucho. Y más hoy en dia. Las mujeres no envejecen en el siglo veintiuno. Somos jóvenes hasta los cincuenta, y a los cincuenta nos convertimos en viejas de golpe. Pero estoy divagando.
Lo que le quiero decir es que todo esto es externo. Es una carcasa que, en el fondo, se lo digo, joder, me cuesta esto, ¿eh?, yo, yo lo he intentado, he intentado vivir acorde con, con mi apariencia, con las cartas que me ha dado la naturaleza en el reparto, yo… (pausa) Doctor, yo soy frágil. (pausa) Soy muy frágil. (pausa) Miro a la gente, en una fiesta de cumpleaños, en un estreno, en un vernissage, en la boquería, y no les veo tan frágiles, y seguramente sí lo son, seguramente son tan o más frágiles que yo, usted mismo, seguramente, detrás de esa mirada, perdone, de esa mirada inquisitiva, fria, defensiva, y de ese pelo cano orgulloso y de su bata impoluta y su ademán confiado, seguramente usted es un manojo de neurosis como yo, perdone si me mento donde no me llaman. Pero yo ese juego ya no lo quiero jugar. Ya no lo puedo jugar. Lo siento, pero no. (pausa)
Pero lo tengo muy fácil para engañar a los demás. Y la tentación, compréndame bien, la tentación de engañarles, de hacerles creer que soy lo que creen que soy y sacar todo el rendimiento a esa Réné que no es la verdadera Réné, esa tentación es demasiado fuerte, es, es jodido, es así, no puedo renunciar a ella, es que soy frágil, no tengo esa fuerza de voluntad, si fuera fuerte no tendría ese problema, obvio, ¿no? (pausa) ¿Usted me sigue? (pausa larga)
Doctor, yo solo quiero que mi aspecto externo sea coherente conmigo.”
Me quedan 20
"Estoy en la estación de autobuses de Udaipur, rodeado de bocinazos y más bocinazos. Pasa un perro con la señal tan característica de la frente, en color verde.
Creo que estoy empezando a dejarme poseer por el espíritu del viaje.
Esta será mi octava noche. Me quedan veinte.
(...)
Ayer por la noche me encontré a la Canadiense al dirigirme a la puerta de mi habitación en la Guest House. Ella acababa de llegar. Ilusiona encontrar alguien con quien charlar en esas noches solitarias. Y casi siempre hay alguien.
Nos sentamos ante el, medio seco, lago y comí un poco mientras conversábamos.
Hocico con hocico, amigo, todos los que viajamos solos por la India buscamos algo, o bien huimos de algo. La Canadiense, C., es una higienista dental que planea viajar hasta noviembre sola por este país, hasta que se encuentre con su novio con el que se irá a Bali. Tiene veintiocho años y huye de un aborto y el duelo que le causó. De eso hace medio año, aún busca una serenidad que le cure.
(...)
Por la mañana, desayunando con C., teníamos delante dos chicas de Austria que cotorreaban en ese idioma pijo que es universal en todas las lenguas. Se unieron a la conversación; resulta que una de ellas, la más guapa, con cara de niño travieso, pendientes de perla e impostado entusiasmo, había descubierto esa mañana que la habían aceptado en una escuela de arquitectura de interiores en París. La otra, su amiga, le felicitaba con esas muestras de alegría tan clásicas de las teleseries adolescentes norteamericanas. Lo dicho, un par de pijas.
C. las invitó a venir con nosotros al Templo del Monzón. Decidí seguir el hilo, al menos sería más económico así.
Las tres juntas se convirtieron en el epítome del guiri occidental neo-colonialista, arrogantes, agresivas y desconfiadas, discutiendo con los chavales de los Rickshaw, a la defensiva sin ningún tipo de clase.
Yo iba con ellas.
Es curioso, C. parecía una muchacha minimamente sensata, hasta que se mezcló con estas dos y se unió a su raza ciega, sorda y muda.
Juntas se dedicaban a hablar de lo mucho que compraban y lo que ahorraban con una impunidad que me violentaba. Es verdad que todos estamos en el mismo barco, los guiris, los turistas, los "foreigners", pero este grupito hacía una ostentación que me confirmaba que no estamos tan lejos de la época de las colonias y los indios sumisos: "Yes, sahib, yes, sahib."
El rickshaw nos llevó hasta lo alto de la montaña, después de varios rifirafes. Tal vez me lo invento, pero no me costaba adivinar la mirada silenciosa de humillación en los ojos del conductor, a disgusto de tener que tratar con cierto tipo de gente, obligado por cultura y por economía a no responder al "agravio".
El templo del Monzón es un compendio de piedras descuidadas, lo que en su dia fue un palacio suntuoso de marajás es ahora una letrina gigante con una excusa de museo de fotos de animales como coartada. Se adivina el pasado lujoso entre vapores de orín, que es uno de los olores clásicos de este país.
Lo pensé nada más llegar a Udaipur, mirando al lago desde lo que en algún momento debió ser un templo o una fortaleza o algo similar. La construcción humana, las grandes aspiraciones, habían caido por su propio peso, y ahora las plantas, salvajes, dominaban el lugar, vacas escuálidas, insectos, basura, lagartos, y el lago que crecía y decrecía a sus anchas. India, toda ella, es el Jardí Abandonat que Rusiñol buscó toda su vida.
Un policía que había estado observandome un buen rato desde otra torre, indolente, con varios amigos estirados y perezosos, terminó por decirme con amabilidad que yo era not allowed de estar allí, rompiendo mis ensoñaciones. En este país hasta la autoridad militar practica la cortesía.
Volviendo al Palacio del Monzón, desde arriba de todo podía ver como la niebla se apoderaba con parsimonia del verde de Udaipur. Mi mente no quería dejar de entretenerse con estrategias profesionales.
Abajo podía ver un grupo de jóvenes del que destacaba un muchacho de bigote espeso y atuendo parodicamente occidentalizado: Gafas de sol, camiseta de Slayer y móvil de última generación del que sonaba pop negro yanqui. Una rara avis. El único imitador occidental que he visto en este país donde hasta los más jóvenes actuan con respeto y deseo de pertenencia a la comunidad y a sus tradiciones. Los jóvenes me sonreían y miraban a las chicas, tan rubias ellas, tan blancas. Las chicas cuchicheaban y se reían de los muchachos, tan tercermundistas ellos.
En cuanto volvimos al pueblo huí de la "aristocracia" norte-europea y me senté a dibujar el lago y a leer un poco de Veronesi. Esa noche cogí mis dos mochilas e inicie el camino hacia Jaisalmer.
Me senté a escribir en la parada de autobuses. A mi lado, una viajera china solitaria con ese aire de desubicación que tienen todos los viajeros orientales solitarios. Delante mio, unos muchachos y un tipo embriagado que mira fijamente a la turista china como si fuera un coño volador a control remoto.
Un pequeño inciso sobre la muchachada india. Es increible lo tranquilos que son los indios en general, pero los jóvenes parecen de ciencia-ficción: No son presa de ese constante mear el territorio del que el resto de jóvenes del mundo con los que me he encontrado somos tan cautivos. No parecen competir entre ellos con esa compulsividad que tan bien conozco. Se tratan con camaradería, serenidad. Y cuando aparece una chica, las raras veces que eso ocurre, no hacen ningún concurso a ver quien la tiene más grande.
Tal vez me equivoque, pero pudiera ser que esto tenga que ver con el hecho de que saben que su futura esposa(y, por supuesto, serán monógamos(?)) será escogida por sus padres. No tienen ninguna necesidad de venderse ni de luchar entre ellos, esa ansiedad se la ahorran.
Empiezan a llegar más turistas a la estación, la mayoría rostros conocidos. Unos italianos, una de ellas una chica de mirada triste a la que regalé filtros en un roof-top, una pareja de guapos...
Pasa un perro con la señal tan característica en la frente, en color verde.
Esta será mi octava noche. Me quedan veinte."
Las fotos son del colega Quim Hugas. Puedes verlas todas aquí.
Creo que estoy empezando a dejarme poseer por el espíritu del viaje.
Esta será mi octava noche. Me quedan veinte.
(...)
Ayer por la noche me encontré a la Canadiense al dirigirme a la puerta de mi habitación en la Guest House. Ella acababa de llegar. Ilusiona encontrar alguien con quien charlar en esas noches solitarias. Y casi siempre hay alguien.
Nos sentamos ante el, medio seco, lago y comí un poco mientras conversábamos.
Hocico con hocico, amigo, todos los que viajamos solos por la India buscamos algo, o bien huimos de algo. La Canadiense, C., es una higienista dental que planea viajar hasta noviembre sola por este país, hasta que se encuentre con su novio con el que se irá a Bali. Tiene veintiocho años y huye de un aborto y el duelo que le causó. De eso hace medio año, aún busca una serenidad que le cure.
(...)
Por la mañana, desayunando con C., teníamos delante dos chicas de Austria que cotorreaban en ese idioma pijo que es universal en todas las lenguas. Se unieron a la conversación; resulta que una de ellas, la más guapa, con cara de niño travieso, pendientes de perla e impostado entusiasmo, había descubierto esa mañana que la habían aceptado en una escuela de arquitectura de interiores en París. La otra, su amiga, le felicitaba con esas muestras de alegría tan clásicas de las teleseries adolescentes norteamericanas. Lo dicho, un par de pijas.
C. las invitó a venir con nosotros al Templo del Monzón. Decidí seguir el hilo, al menos sería más económico así.
Las tres juntas se convirtieron en el epítome del guiri occidental neo-colonialista, arrogantes, agresivas y desconfiadas, discutiendo con los chavales de los Rickshaw, a la defensiva sin ningún tipo de clase.
Yo iba con ellas.
Es curioso, C. parecía una muchacha minimamente sensata, hasta que se mezcló con estas dos y se unió a su raza ciega, sorda y muda.
Juntas se dedicaban a hablar de lo mucho que compraban y lo que ahorraban con una impunidad que me violentaba. Es verdad que todos estamos en el mismo barco, los guiris, los turistas, los "foreigners", pero este grupito hacía una ostentación que me confirmaba que no estamos tan lejos de la época de las colonias y los indios sumisos: "Yes, sahib, yes, sahib."
El rickshaw nos llevó hasta lo alto de la montaña, después de varios rifirafes. Tal vez me lo invento, pero no me costaba adivinar la mirada silenciosa de humillación en los ojos del conductor, a disgusto de tener que tratar con cierto tipo de gente, obligado por cultura y por economía a no responder al "agravio".
El templo del Monzón es un compendio de piedras descuidadas, lo que en su dia fue un palacio suntuoso de marajás es ahora una letrina gigante con una excusa de museo de fotos de animales como coartada. Se adivina el pasado lujoso entre vapores de orín, que es uno de los olores clásicos de este país.
Lo pensé nada más llegar a Udaipur, mirando al lago desde lo que en algún momento debió ser un templo o una fortaleza o algo similar. La construcción humana, las grandes aspiraciones, habían caido por su propio peso, y ahora las plantas, salvajes, dominaban el lugar, vacas escuálidas, insectos, basura, lagartos, y el lago que crecía y decrecía a sus anchas. India, toda ella, es el Jardí Abandonat que Rusiñol buscó toda su vida.
Un policía que había estado observandome un buen rato desde otra torre, indolente, con varios amigos estirados y perezosos, terminó por decirme con amabilidad que yo era not allowed de estar allí, rompiendo mis ensoñaciones. En este país hasta la autoridad militar practica la cortesía.
Volviendo al Palacio del Monzón, desde arriba de todo podía ver como la niebla se apoderaba con parsimonia del verde de Udaipur. Mi mente no quería dejar de entretenerse con estrategias profesionales.
Abajo podía ver un grupo de jóvenes del que destacaba un muchacho de bigote espeso y atuendo parodicamente occidentalizado: Gafas de sol, camiseta de Slayer y móvil de última generación del que sonaba pop negro yanqui. Una rara avis. El único imitador occidental que he visto en este país donde hasta los más jóvenes actuan con respeto y deseo de pertenencia a la comunidad y a sus tradiciones. Los jóvenes me sonreían y miraban a las chicas, tan rubias ellas, tan blancas. Las chicas cuchicheaban y se reían de los muchachos, tan tercermundistas ellos.
En cuanto volvimos al pueblo huí de la "aristocracia" norte-europea y me senté a dibujar el lago y a leer un poco de Veronesi. Esa noche cogí mis dos mochilas e inicie el camino hacia Jaisalmer.
Me senté a escribir en la parada de autobuses. A mi lado, una viajera china solitaria con ese aire de desubicación que tienen todos los viajeros orientales solitarios. Delante mio, unos muchachos y un tipo embriagado que mira fijamente a la turista china como si fuera un coño volador a control remoto.
Un pequeño inciso sobre la muchachada india. Es increible lo tranquilos que son los indios en general, pero los jóvenes parecen de ciencia-ficción: No son presa de ese constante mear el territorio del que el resto de jóvenes del mundo con los que me he encontrado somos tan cautivos. No parecen competir entre ellos con esa compulsividad que tan bien conozco. Se tratan con camaradería, serenidad. Y cuando aparece una chica, las raras veces que eso ocurre, no hacen ningún concurso a ver quien la tiene más grande.
Tal vez me equivoque, pero pudiera ser que esto tenga que ver con el hecho de que saben que su futura esposa(y, por supuesto, serán monógamos(?)) será escogida por sus padres. No tienen ninguna necesidad de venderse ni de luchar entre ellos, esa ansiedad se la ahorran.
Empiezan a llegar más turistas a la estación, la mayoría rostros conocidos. Unos italianos, una de ellas una chica de mirada triste a la que regalé filtros en un roof-top, una pareja de guapos...
Pasa un perro con la señal tan característica en la frente, en color verde.
Esta será mi octava noche. Me quedan veinte."
Las fotos son del colega Quim Hugas. Puedes verlas todas aquí.
de la especie de
¿Donde están mis amigos?,
Crónicas de mi Moleskin,
De viaje por el sol en una nueva dimensión,
Incredible India Incredible Nepal,
Música muy guelas
No me importaria estar a la sombra de un buen hombre.
JAUME
La puedo ver, amigo. La puedo ver. Ahí mismo. Ahí está. (pausa) Mira, compañero, yo creo en la felicidad. Pero la felicidad tarda en llegar.
CRISTIAN
Just like good hats, a good cowboy justs gets better and better with time.
JAUME
Yo miro al final del horizonte, amigo, y veo un sol hermoso. Sé que, cuando los años hayan pasado, el tiempo, las semillas que voy sembrando, me darán la razón. Lo sé, amigo, yo sé, sé que esta tierra es fértil.
CRISTIAN
Live a good life, a life filled with honor. When you grow old and look back on it, you’ll enjoy it twice.
JAUME
No te estoy hablando de una gran ambición. No te estoy hablando de fortunas, ni de poder. No quiero una mansión, no quiero ser presidente de nada, no quiero ser jefe de nadie. No quiero que me manden a mí, ni tampoco mandar en nadie.
CRISTIAN
If you think you have power over people, just try to boss some other guy’s dog around.
JAUME
Yo quiero una vida sencilla. Firme. Sólida. Pero sencilla. Y sé que ahora las cosas son un poco complicadas. Sí, no todo me sale como yo lo querría. Pero lo veo. Lo puedo ver. Puedo ver ese momento en el que todo, porque la vida me dará esa recompensa, todo esté en su lugar.
CRISTIAN
Never question a man because of his past. You must measure a man by what he is today.
JAUME
La veo. La puedo ver. Me está esperando en casa, a que regrese. Yo he trabajado todo el día. En la granja, con las vacas, llevándolas a pasturar a la montaña. Ahora ha anochecido. El aire se ha vuelto frio, pellizca.
CRISTIAN
It don’t matter how tired or hungry you are after a long day’s work. Attend your horse’s needs before you attend yours.
JAUME
Y llego a casa y, sí, amigo, ella está allí. A cubierto, alumbrada por la chimenea. Menuda. Morena. Dorada. Con los ojos enormes, la boca pequeña y la voz suave como seda de luz. (pausa) Ella prefiere no hablar mucho.
CRISTIAN
Works that sink are not yelled but whispered.
JAUME
Por eso no me saluda cuando me ve llegar. Solo me mira. Y me sonríe.
CRISTIAN
Most of the time people are worried over stuff that never happens.
JAUME
También me esperan nuestros hijos. Son dos chicos y una chica. Tienen entre cinco y nueve años. Todos tienen los ojos de ella. A ella la abrazo por la cintura, fuerte, fuerte la cintura, digo, y la abrazo.
CRISTIAN
Before sitting on the table, get your piece out of your gunbelt.
JAUME
Nos sentamos alrededor de la mesa. (sonríe) Ternera. Y legumbres. Agua fresca. Un poco de whisky para mí. No hay televisión. Como mucho, el sonido de los grillos. Los niños me explican lo que han aprendido hoy en la escuela, a qué han jugado. Les escucho, pero la miro a ella, comer. La puedo ver. La puedo ver mirando como la miro. Cuando hemos acabado, antes de llevar a los niños a la cama, nos sentamos en el porche, abrigados, y les regalo unas canciones. Porque he aprendido. Ya sé tocar la guitarra. No sé como lo he hecho pero mis manos por fin se han despertado, y bailan por las cuerdas del mastil como si tuvieran vida propia. Porque yo no pienso en ellas, en mis manos, ni en las cuerdas. Yo sigo mirándola a ella, cubriéndose con una manta, saciada. Esta es la vida que ella quería, una vida sencilla. Una vida de madera, robusta. Una vida real. (pausa) Pronto estamos acostados en la cama, abrazados, ya no hace frio. Ella duerme. Y yo pienso en Dios, pienso en que Dios me ha cuidado. Él me ha dado una buena siembra.
CRISTIAN
Just like a dog with two tails.
(mima con gestos como sería un perro con dos rabos, para el que no lo haya entendido)
Mas razon que un santo
Atent@s, que no tiene desperdicio.
En el Público de hoy, respondiendo a la pregunta de por qué se hacen tan pocos thrillers en España, Agustín Díaz Yanes responde:
"Es un problema que tenemos entre vosotros y nosotros, la industria y la prensa. Entre todos hemos matado la posibilidad de rodar varios géneros en España. Hemos limitado a directores, actores y técnicos a que trabajen en una cinematografía encorsetada, complaciente, monotemática y jilipoyas: lo que llamo el cine de divorciados. Hemos metido nuestro cine en un embudo, y luego nos quejamos de que los espectadores no nos quieran. Así que no es de extrañar que cuando uno oye las palabras Thriller Español, de entrada no se lo crea, y tienes que ingeniártelas para no defraudarle."
Le preguntan, a continuación, cuál es la solución. "Debemos empezar a pensar que podemos hacerlo, simplemente".
De la gente de la industria con la que me he podido cruzar, Agustín es de los tíos más elegantes por dentro y por fuera. Normalmente intento que las fobias o filias privadas no se interpongan en mis gustos como espectador. Pero en este caso haré una excepción. Me muero de ganas de ver su última película porque pinta estupenda y también porque este hombre me cae de puta madre.
P.D.
Ya la he visto. Peste alta quien se la pierda.
En el Público de hoy, respondiendo a la pregunta de por qué se hacen tan pocos thrillers en España, Agustín Díaz Yanes responde:
"Es un problema que tenemos entre vosotros y nosotros, la industria y la prensa. Entre todos hemos matado la posibilidad de rodar varios géneros en España. Hemos limitado a directores, actores y técnicos a que trabajen en una cinematografía encorsetada, complaciente, monotemática y jilipoyas: lo que llamo el cine de divorciados. Hemos metido nuestro cine en un embudo, y luego nos quejamos de que los espectadores no nos quieran. Así que no es de extrañar que cuando uno oye las palabras Thriller Español, de entrada no se lo crea, y tienes que ingeniártelas para no defraudarle."
Le preguntan, a continuación, cuál es la solución. "Debemos empezar a pensar que podemos hacerlo, simplemente".
De la gente de la industria con la que me he podido cruzar, Agustín es de los tíos más elegantes por dentro y por fuera. Normalmente intento que las fobias o filias privadas no se interpongan en mis gustos como espectador. Pero en este caso haré una excepción. Me muero de ganas de ver su última película porque pinta estupenda y también porque este hombre me cae de puta madre.
P.D.
Ya la he visto. Peste alta quien se la pierda.
de la especie de
Cine,
hemeroteca,
referentes
¿No querias el mar?
(...) cualquier situación de esta historia en la que aparezca un tipo en calzoncillos fumando en la cama con una tipa seudo-intelectual lamentándose pusilanimemente de lo poco que les han enseñado sobre el amor se autodestruirá en el instante.
El amor al que nos referimos está más cerca de esto:
O esto:
O inluso esto:
(notas de cosicas que voy escribiendo)
El amor al que nos referimos está más cerca de esto:
O esto:
O inluso esto:
(notas de cosicas que voy escribiendo)
Estas fuera
Ha estado en San Sebastián presentándose esta película, en el guión de la cual un servidor ha colaborado.
Y hasta aquí quiero leer.
Una vida ridicula
"Estaba en el desierto del Rajastán. En Jaisalmer. En la India. No es el mejor desierto en el que he estado, pero es el desierto donde me di cuenta de esto, estirado entre las dunas, mirando la puesta de sol. No sé por qué, entonces me di cuenta. Nuestra vida no depende de nosotros. Eso es lo bueno de viajar, ¿sabes?, que te abre la mente, entiendes las cosas, tomas distancia y puedes comprender la vida, ¿sabes?, la vida de verdad, fuera de esta burbuja, fuera de… Bueno, el hecho es que por fin, en ese momento, comprendí que nos pasamos la vida intentando decidir las cosas, planear, tenemos estrategias, schemes, we are schemers, como dice el Joker, schemers, pero nuestra vida no depende de nosotros. Nuestra vida… es un accidente.
Hubo un momento, antes de que yo naciera, en la vida de mi madre, que determinó todo lo que sucedió luego. Como una ficha de dominó que cae: Tac, tac, tac, tac, tac, tac, tac… Sin ese momento, sin ese, sin esa anécdota estúpida, yo no estaría aquí. Yo no existiría. Y no podría haber llegado a esta conclusión.
Mi madre tenía un novio, ¿vale? De joven, digo, en los setenta, un novio humorista tenía, un cómico; en esa época se les llamaba cómicos, y no hacían “monólogos”, sino que contaban chistes, chistes de maricas o de gangosos, chistes, y cuando querían asegurarse de que el público iba a explotar de risa, cuando querían metérselos en el bolsillo, cuando querían cogerlos de los cojones y apretar con fuerza hasta tenerlos a sus pies, entonces, entonces les contaban chistes de maricas que eran gangosos.
Mi madre estaba enamoradísima, yo creo que ese fue el amor de su vida. Mi madre lo adoraba, le acompañaba a los bolos que el tipo hacía por los teatruchos y los antros más asquerosos de Madrid, imagino, osea, tenía que ser eso la caspa, porque mi madre era de Madrid, antes de venirse a Barcelona, era de Madrid, y para ella los bolos en los teatruchos y los antros eran como estar en estrenos de Hollywood del brazo de James Dean o de Paul Newman. Osea, mi madre lo tenía que vivir eso como el glamour, el glamour máximo, creo. Y llegó el día en que este tipo, su novio, estuvo a punto de conseguirlo, estuvo a punto de salir en el “Un, dos, tres”.
¿Sabes esos humoristas que aparecían interrumpiendo el concurso y bajaban por las escaleras y hacían un número que siempre acababa con la misma puta frase y se iban dejándole un recuerdo, un objeto, una movida absurda, a Mayra o a Jordi Estadella o al que fuera y a los concursantes, un objeto que podía ser un chalet o un lote de productos de limpieza o un premio, vaya? ¿Tú veías el “Un, dos, tres”? Pues el novio de mi madre estuvo a punto de ser uno de esos tipos, a punto a punto. Esto debió de ser un acontecimiento. Osea, mi madre tenía que estar en éxtasis, a punto de tocar el cielo. El “Un, dos, tres”. Y su novio hizo la prueba. Y Chicho Ibáñez Serrador, el genio, el maestro, le cogió. Pero justo dos días antes de la grabación el tipo, el pobre tipo, está cruzando la calle y en un momento, el momento, el tipo pisa un cordón de su zapato, no es coña, esto es lo que pasó, pisa un cordón de su zapato, cae al suelo, porque debía ser un tipo muy carismático pero un torpón de la hostia, el tipo cae al suelo por culpa del cordón desatado y, antes de que pueda levantarse, imagínate la escena, la escena ridícula, antes de que pueda levantarse le atropella un autobús. Y se muere.
Ese momento, el momento en el que el joven cómico al que mi madre amaba locamente recibe el impacto de un autobús contra su frágil cuerpo de joven cómico madrileño a punto de saltar al estrellato, ese momento absurdo, ridículo pero trágico, ese momento determina que yo esté ahora aquí. Determina que mi madre se muriera de tristeza, que se casara con un vendedor de joyas catalán trabajador y hermético, que se viniera a vivir a Barcelona con él y que tuvieran un hijo, yo, determina que mi madre estuviera obsesionada con (melodramático)ese amor que la muerte le arrebató, “el amor solo es romántico de verdad si es frustrado” –lo dice Woody Allen, determina que me haya criado para ser una estrella, que me haya llevado a hacer anuncios desde pequeño, anuncios de Cola-Cao, de colonia Christmas y de Cine-Exin, a clase de interpretación, que se haya hecho amiga de Ángela Molina y que nos hayamos ido de veraneo con Loles León, que me haya llenado la cabeza con películas y que yo tome batidos para muscular desde los trece años y que use cremas para el cutis desde los dieciséis. Ha determinado que, a base de insistir, a base de no rendirse ante nada, yo ahora haga de dos a tres películas al año, que me paguen mínimo dos mil euros por un dia de trabajo, que mi careto de no haber roto nunca un plato, que me lo he estudiado, que sé como ponerlo, que este careto aparezca en las revistas de (sobreactuando) tendencias, (repite, sobreactuando más) tendencias.
Y es ridículo. Osea, lo sé. Todo es un chiste. Todo es de cachondeo. Todo es banal. La gente es genial, la gente es maravillosa, una a una; pero en grupo, toda esta burbuja, eso es una engañifa. Lo sé. Yo lo sé. Estoy aquí. Pero también he estado allí. He estado en el desierto, en el desierto de la India, y allí me di cuenta: Esto, todo esto es ridículo. Es genial, es la polla, es acojonante, pero es ridículo. Es mi vida. Es una buena vida. Una buena vida ridícula. Una vida ridícula, fruto de una muerte ridícula. La vida no depende de nosotros, ni siquiera nuestra propia vida. Si ese pobre tipo, si ese Romeo que murió joven, si ese humorista de tercera regional no hubiera sido atropellado por un autobús, yo no habría nacido, y si yo no hubiera nacido hubiera sido practicamente imposible encontrar una productora interesada en esta ridícula obra de teatro, y esta ridícula obra de teatro no se habría estrenado, y ahora nadie estaría aquí, hablando de nada. Y todo gracias al sacrificio de ese tipo y de su muerte ridícula.
De esas cosas, de ese tipo de cosas, yo ya me he dado cuenta."
Siete Siete
I. En el cuerpo está la clave.
II. En el alma, la fuente.
III. En el silencio, la raíz.
IV. En la soledad, la luz.
V. En la renuncia, el avanzar.
VI. En el compartir, la esencia.
VII. En la humildad, la fuerza.
A veces hay que revisitar a los clásicos.
II. En el alma, la fuente.
III. En el silencio, la raíz.
IV. En la soledad, la luz.
V. En la renuncia, el avanzar.
VI. En el compartir, la esencia.
VII. En la humildad, la fuerza.
A veces hay que revisitar a los clásicos.
De Ajmer a Udaipur, acordandome de P.
"La chica belga desapareció al bajar del autocar en Ajmer, bajo la lluvia, en la oscuridad, rodeados del ruido de coches, bocinas, sombras aquí y allá, movimiento y ruidos apretándose entre sí. La vi meterse en su autocar, no sin cierto temor, sola, pequeña y tan desubicada como yo. Y así, ella también, desapareció.
Al poco vino a buscarme un motocarro conducido por acaso otro indio deshidratado y con bigote. "This (y le señalé el motocarro) to Udaipur?" "No. This to other bus station."
Se necesita hacer un verdadero acto de fe para subirse a ese motocarro y esperar llegar a tu destino, no solo porque no hay ningún distintivo oficial aparte de los gritos y monosílabos con los que te aturden más caras y voces de los que puedes contar, sino por el tráfico de pesadilla infernal.
Creo que comprendo la razón por la que no hay accidentes constantemente: La escasa velocidad de sus motores. No quiero ni imaginarme que podria suceder si dispusieran de más caballos de potencia.
Otro apunte curioso de su manera de conducir es que, aunque aprieten la bocina como el que respira hondo, aunque estén constantemente esquivándose los unos a los otros, no parecen agresivos. O al menos no tanto como lo somos nosotros, nosotros, en cuanto nos ponemos al volante.
En el motocarro, entre una trinchera y otra, me sentí lleno.
(...)
Mi asiento (en el autocar) parecía estar debajo de una cascada y tuve que cambiarme. (...) Hasta que no se durmieron los indios que se sentaban cerca mío no dejaron de explicarme como podían la historia de Udaipur, y de glosarme las ventajas de la monogamia hindú: "Una mujer, un hombre. Un hombre, una mujer. No diseases. Foreigners, diferent." Me lo decía un afable y entusiasta hombre, algo más redondeado de lo normal, que iba a Udaipur a buscar trabajo. Parecía un buen tipo, me supo mal mentirle cuando me preguntó por mi procedencia y mi trabajo.
Cuando por fin quedamos en silencio pude disfrutar de mi soledad. Me acordé de P. y sentí que le comprendía, a él, a su estilo de vida nómada y a sus silencios.
Me sentí feliz, más fuerte. Capaz. Estaba aprehendiendo algo.
Debo decir que incluso tuve cierto subidón.
Paramos unos minutos. Ya no llovía tanto y, de un autobús vecino, sonaban viejos temas de Bollywood, melosos, curvos, melancólicos. Detrás mio, algún compañero de autocar tarareaba acompañando la melodía."
de la especie de
¿Donde están mis amigos?,
Crónicas de mi Moleskin,
De viaje por el sol en una nueva dimensión,
Incredible India Incredible Nepal,
Música muy guelas
Un malentendido exitoso
"L'amour est une névrose?
Sans fantasme, il n'y a rien. La seule question est: Est-ce que le fantasme vous empêche d'atteindre l'autre personne ou est-ce qi'au contraire il vous permet d'y accéder? C'est le fantasme qui fait la réalité, pas l'inverse. Le fantasme vous fait tomber amoreux de personnes qui vont sans doute ressembler à vos fantasmes. Et elles-mêmes ont des fantasmes. C'est pourquoi Lacan a dit qu'il n'y a pas de vraie relation humaine possible, que le rapport sexuel n'existe pas, car les fantasmes des deux partenaires sont trop éloignés de ce que chacun est vraiment. L'amour est la rencontre de deux fantasmes, c'est que Lacan appelle un malentendú réussi."
Hanif Kureishi, promocionando su muy prometedora nueva novela en el último número de Les Inrockuptibles.
¿Politic Kills?
"Lord Beveridge, a quien le debemos el proyecto del "Estado de bienestar" británico de posguerra, creía que su visión de una seguridad generalizada y respaldada colectivamente destinada a TODO EL MUNDO era consecuencia inevitable -o más bien complemento indispensable- de la idea liberal de la libertad individual, así como una condición necesaria de la DEMOCRACIA LIBERAL. La declaración de guerra contra el miedo enunciada por Franklin Delano Roosevelt se basaba en el mismo presupuesto. Ese presupuesto era razonable: después de todo, la libertad de elección viene inevitablemente acompañada de incontables riesgos de fracaso, y para muchas personas esos riesgos resultarán insoportables por temor a que excedan su capacidad de combatirlos. Para muchas personas, la libertad de elección seguirá siendo un fantasma elusivo y un sueño lejano si el miedo a la derrota no es mitigado por una póliza de seguro emitida en nombre de la comunidad, una póliza en la que puedan confiar en caso de padecer algún fracaso personal o un terrible golpe del destino.
(...)
...la capacidad de enfrentar los desafíos de la vida es el taller en el que se construye o se destruye la confianza de los individuos en sí mismos, así como su sentido de la dignidad humana y su autoestima.
(...)
Sin derechos sociales PARA TODOS, una gran cantidad de personas sentirán que sus derechos políticos son inservibles e indignos de atención. Si los derechos políticos son necesarios para establecer derechos SOCIALES, los derechos sociales son indispensables para que los derechos políticos sean vigentes."
Vida de Consumo, Zygmunt Bauman
Ilustraciones de Smeraldima Rima.
El barbero del Rajastan
"En Lake View conocí a Daniel, un ex-pat norteamericano que lleva veinte años en Amsterdam; cuarentaytantos, juvenil, actor, solitario y extrovertido(como buen solitario), profesor de economía, locutor de radio... De alguna manera es el Papá Pitufo de los back-packers. (...)
Hay algo de los ex-pats yankis (ex-patriados, aquellos que abandonan norteamérica y se vienen a vivir a Europa) que siento cercano, son como personajes de Patricia Highsmith con el eximiente de que, normalmente, no han matado a nadie.
(...)
Con Cristian subimos hasta el templo de Savitri, empinado y rocoso. Una vez arriba bailamos con el joven de la tienda de flores: "I need a room partner. I need a room partner". (...) Cristian parece el tipo de joven que vive profunda pero sencillamente cada momento. Drástico y honesto, boca abierta y ojos fijos. (...)
Desde ahí arriba se podía ver todo el pueblo. Mientras bajábamos, una procesión de hombres y mujeres subía para su ritual nocturno. No nos saludaron. Los monos y las vacas tampoco.
Esa fue una noche de ritos. En el lago, a medianoche, los jóvenes se bañaban en uno de esos rituales que parecen más una juerga que otra cosa.
En la habitación hacía demasiado calor, y el ventilador no funcionaba. Afuera en la calle los jóvenes marchaban y gritaban cánticos. Yo fumaba y les observaba desde la protección de mi cuarto. Creo que me tiraron una piedra a la ventana y todo.
(...)
Para un turista asustado, y todos lo estamos en la India, dejarse afeitar con navaja no deja de ser un acto de valor. Ese valor sencillo que acompaña a Cristian.
Al ver que tenía público, el barbero se animó por momentos y al terminar el afeitado se esmeró en un masaje místico y sobreactuado, en el que agarraba la energía que venía del aire y se lanzaba a su entregado cliente. Daniel lo grabó.
(...)
Un rato después, los tres viajeros solitarios hablábamos de mujeres al atardecer. Era cuestión de horas que llegara ese momento.
En la avenida principal seguían marchando los peregrinos, con sus bastones y sus gritos, ninguno mayor de veinte. El sol empezaba a esconderse entre las montañas.
Daniel sonrió, pelirrojamente, y nos regaló dos velas, una a cada uno: "I didn't use these candles. I'll give them to you under one condition. Only use them if you are with a girl. And if you find it too straight forward just say you promised your friend Daniel you would do it. There is also another condition. You have to send me an e-mail telling me how and when you have used it. No details necessary. And if you two handsome young guys don't find a way to light your own respective candle I'll be very disappointed."
Tras esto, se levantó y con una inclinación de cabeza, una mano en la frente y un "namasté" desapareció de nuestra vista.
Así desaparece la gente en los viajes. Un segundo es la diferencia entre formar parte de tu horizonte y no existir para siempre mas.
Así desaparece, aunque nos olvidemos a menudo, la gente en general."
Hay algo de los ex-pats yankis (ex-patriados, aquellos que abandonan norteamérica y se vienen a vivir a Europa) que siento cercano, son como personajes de Patricia Highsmith con el eximiente de que, normalmente, no han matado a nadie.
(...)
Con Cristian subimos hasta el templo de Savitri, empinado y rocoso. Una vez arriba bailamos con el joven de la tienda de flores: "I need a room partner. I need a room partner". (...) Cristian parece el tipo de joven que vive profunda pero sencillamente cada momento. Drástico y honesto, boca abierta y ojos fijos. (...)
Desde ahí arriba se podía ver todo el pueblo. Mientras bajábamos, una procesión de hombres y mujeres subía para su ritual nocturno. No nos saludaron. Los monos y las vacas tampoco.
Esa fue una noche de ritos. En el lago, a medianoche, los jóvenes se bañaban en uno de esos rituales que parecen más una juerga que otra cosa.
En la habitación hacía demasiado calor, y el ventilador no funcionaba. Afuera en la calle los jóvenes marchaban y gritaban cánticos. Yo fumaba y les observaba desde la protección de mi cuarto. Creo que me tiraron una piedra a la ventana y todo.
(...)
Para un turista asustado, y todos lo estamos en la India, dejarse afeitar con navaja no deja de ser un acto de valor. Ese valor sencillo que acompaña a Cristian.
Al ver que tenía público, el barbero se animó por momentos y al terminar el afeitado se esmeró en un masaje místico y sobreactuado, en el que agarraba la energía que venía del aire y se lanzaba a su entregado cliente. Daniel lo grabó.
(...)
Un rato después, los tres viajeros solitarios hablábamos de mujeres al atardecer. Era cuestión de horas que llegara ese momento.
En la avenida principal seguían marchando los peregrinos, con sus bastones y sus gritos, ninguno mayor de veinte. El sol empezaba a esconderse entre las montañas.
Daniel sonrió, pelirrojamente, y nos regaló dos velas, una a cada uno: "I didn't use these candles. I'll give them to you under one condition. Only use them if you are with a girl. And if you find it too straight forward just say you promised your friend Daniel you would do it. There is also another condition. You have to send me an e-mail telling me how and when you have used it. No details necessary. And if you two handsome young guys don't find a way to light your own respective candle I'll be very disappointed."
Tras esto, se levantó y con una inclinación de cabeza, una mano en la frente y un "namasté" desapareció de nuestra vista.
Así desaparece la gente en los viajes. Un segundo es la diferencia entre formar parte de tu horizonte y no existir para siempre mas.
Así desaparece, aunque nos olvidemos a menudo, la gente en general."
de la especie de
¿Donde están mis amigos?,
Crónicas de mi Moleskin,
De viaje por el sol en una nueva dimensión,
Incredible India Incredible Nepal,
Vida
Realidad y ficcion en Pushkar.
"Creo que recordaré esta ciudad por tocar al atardecer las tablas delante del Ghat sagrado, con unos cánticos religiosos al lado, veinte o treinta ratas rodeándonos y el frenesí del DUM-THAM-THAM en espiral concéntrica; y por Mukesh también.
(...)
Ya tenía los pantalones arremangados y las chanclas puestas. Metí los pies en el agua infecta que desbordaba la calle, como un bautismo humano, demasiado humano.
Sobre un carro llevado por un viejo escuálido, imagen nauseabunda pero también liberadora, porque veía el agua desbordando de la misma manera que mi libertad me estaba desbordando a mi, pensé en algo así como que la clave de la felicidad está en tomar las decisiones acertadas, como bien diría A.
Así llegué al Lake View Terrace. Pletórico.
Mas tarde me puse a pasear buscando un buen sitio desde el cual dibujar vacas, que es lo ultimo que hice.
Me sente en un chiringo donde un tipo gordo como una gota gorda de sudor banyaba harina en una piscina de aceite. Pronto se me acerco un ninyo con un nombre escrito a boli en el brazo, MUKESH. Uno de los numerosos ninyos que te persiguen con una especie de violin rudimentario colgado tras el brazo. Pedia comida y tal, ya sabes. No debia tener mas de 8 anyos, delgado, con la dentadura en un degrade caqui haciendo resaltar una sonrisa del tamanyo de un campo de futbol. Me puse a dibujarle. Y haciendolo me vi obligado a mirarle a los ojos.
Dibujando a Mukesh, este habia dejado de ser uno mas de esa horda que me atemoriza, o a la que prefiero ignorar, o a la que ni siquiera veo, que repiten su letania de "chapati, chapati, no money, money no good for children, no money, chapati..." Y a la que tu contestas con otra que suena tal que "namaste, no, thank you, no money, namaste"; son ninyos, pero te defiendes de ellos, del dolor que te crea ver estas infinitas encarnaciones de tus hijos y de ti mismo, que son una idea, un fantasma para mis pesadillas reales, un recargo abultado en la cuenta del primer mundo o de la vida en general.
Y, en ese momento, Mukesh era solo Mukesh. Puse su nombre bien grande. Y a cada trazo el sonreia al reconocerse. Le dibujaba la verruga de la nariz y el se la tocaba, comprobando ser el del dibujo. Y reia con los trazos de las orejas, y del pelo. Y me pedia con orgullo que dibujara su instrumento.
Y hoy cuando le he vuelto a ver me ha ensenyado el dibujo, doblado en su bolsillo. Luego, claro, me ha pedido "chapati, chapati..."."
(y 2)
"En mi ultimo paseo por Pushkar me encontre de nuevo con Mukesh, que alegremente hacia sus ultimas tentativas: Dinero, mi telefono, que no me marchara...
Nos dimos la mano con fuerza y luego se fue dando saltos.
Tal vez tenga razon Pasolini: Ir por la India es dejar un rastro de naufragos(y como te la ofrecen, a la que pueden no te sueltan!) esperando salir de un barco que se hunde por momentos."
(no acentos, no enyes, no money, no chapati)
Hocico con hocico
Alicia en Nicosia
Ahora que nos hemos dado un mes de vacaciones al cul.lubrot de "La Teva" potser és moment de fer una mica de balanç. Esta pequeña distancia es buena para evaluar la feina feta. Antes de olvidarme de todo completamente por unos días.
Ha sido una temporada muy intensa, la verdad es que Pau me ha hecho terminar exprimido. Es un personaje emocionalmente agotador y el ritmo de trabajo a veces no te permite recobrar fuerzas. Tampoco soy un portento de resistencia. Así que, como siempre, me planteo estar en mejor forma la próxima temporada para aguantar más el tren. Oye, al menos no me he desmayado ni nada, eso ya es una buena noticia.
Trabajando a ese ritmo(media hora válida de grabación por dia) uno se encuentra con dos motores a priori antagónicos pero que hay que saber combinar: Por un lado tienes que tener muy claro que recorrido hace tu personaje y qué historia tiene que contar. Eso está en el guión y es incuestionable. No hay mucho tiempo para ensayar ni discutir. Tienes que contar la historia y llegar al plató habiendo decidido ya cuales son tus opciones para contarla, los experimentos en tu casa y con gaseosa. Por otro lado hay que estar muy abierto para dejarte sorprender por tus compañeros y muy flexible para asumir rapidamente los cambios que te indiquen los directores. Si no hay confianza en tus compis tu curro no se sostiene. Combinar estas dos cosas tiene su intríngulis, y nunca acabas de aprender del todo. (Por suerte he tenido mucha suerte con estos compis, no hace falta impostar esa confianza)
Lo básico es entender la historia del person, Pau en este caso. Entenderla con las tripas. Eso es magia. A veces por más que te empeñes no entiendes nada, por la razón que sea. Y a veces, al contrario, te toca en un sitio que dices: "Joder. Comprendo lo que le pasa perfectamente", y solo lo has leido una vez y con la tele puesta. Pero si no se crea esa magia ya te puedes ir yendo a tomar por culo. Es importantísimo no olvidar eso. Además, es una serie de cinco capítulos a la semana. La cosa va muy rápido. No puedes ser muy arrogante. Cuando crees que ya lo has entendido todo la trama ha dado un giro y debes volver a recolocarte por enésima vez. Cuando me olvido de esto no me gusta mi trabajo.
Soy un hombre orgulloso. Y además creo que Pau también lo es. Pero la diferencia entre él y yo es que Pau tiene el ego infra-alimentado. Eso a veces también se me olvida. Cuando lo pierdo de vista, el personaje se difumina y aparezco yo. Yo soy muy aburrido. Es mejor, en ese sentido, Pau. La clave para no olvidar estas cosas, como no, está en el cuerpo y en el corazón. No en la cabeza.
La motivación es muy importante. Es gasolina. Sin motivación el trabajo decrece y decrece, se vuelve minúsculo. Cuando me agoto recuerdo a mis amigos con esquizofrenia. Recuerdo como les admiraba, y como la enfermedad les poseyó, y como la incomprensión de su alrededor(la mía incluida) alimentó su aislamiento. Si me empeciné en conseguir el papel de Pau fue por ellos, por ese no-entender, por lograr colocarme, aunque fuera a través de la mentira y la imitación, en su piel, por poner mi grano de arena y ayudar a la desestigmatización, por mostrar la dignidad del "enfermo" y defenderla hasta el final. Incluso en los momentos más frívolos debo pensar en ellos, no en ellos como ente abstracto, en mis amigos, en los que me han hecho reír, en los que me han hecho soñar, en los que me han escuchado. Y, de vez en cuando, no debo olvidarme de volver a escucharlos a ellos.
Y, luego, saber descansar. Que, ya lo sabemos, la prisa mata.
Los dibujos de Alicia son de John Tenniel. La foto no sé de quien. El video hay que verlo. No te digo na y te lo digo to.
de la especie de
Actor,
Ilustración y Comic,
Pau Bayarri,
Salud mental,
TV
Laughing
Había conseguido el anhelado sueño de volar, pero se trataba de una levitación más que nada que podía conseguir tensando los pies. La gente se sorprendía, pero no lo suficiente como para juzgarlo como excepcional. Yo había aprendido este truco desde los primeros años de mi adolescencia, cuando empezaba a escuchar a R.E.M., y precisamente era con R.E.M. sonando cuando me daba por volar.
Primero estaba en una calle tipo Macba, acoplándome a una esfera metálica. Luego me metía, y esto es lo más curioso para mí, en una habitación cerrada con ventanas en las puertas. Dentro y fuera estaba ocupado por adolescentes, de los que solo me fijaba en las chicas. Me pongo a practicar mi vuelo/levitación rodeado de gente con la que no me une mucha amistad, y le robo el mechero a una chica guapa que podría ser una tal Roser que ayer conocí en el Merry Ant y juego un poco, aunque no me siguen mucho la corriente.
(sueño del 14 de Septiembre del 2000)
de la especie de
Música muy guelas,
Salud mental,
Sueños
La edad del sol
Estábamos haciendo una obra de teatro Nausicaa Bonnin y un servidor, en el Espai Brossa. Era un Rusiñol, y lo dirigía Francesc Nel.lo, un sabio del old skool Condal. La tercera en el reparto era Teresa Cunillé, una mujer con más tablas que el almacén del Ikea del Hospitalet.
En esto que apareció en el ensayo un señor muy bajito y muy elevado que quería que hicieramos un cameo en su próxima película.
Este señor no era nada más y nada menos que Nunes, histórico director de la escuela de Barcelona. Su obra más destacada es, dicen, "Noche de vino tinto".
No tenemos ninguno de nuestra generación ni idea de qué era la Escuela de Barcelona, yo el primero. Se entiende que en los sesenta hubo una generación de directores afincados en esta ciudad de palomas y trileros que hicieron historia. Nunes era uno de ellos. Casi nadie lo sabe. Eso sí, podemos dedicar horas y más horas en discutir sobre por qué Virginia ha derrotado a Chipper. Así nos va.
Nunes se extendió en hablarnos de su proyecto: Una película sobre la soledad. (no confundir con la Goyizada "La Soledad" de Jaime Rosales).
"Un día iba por la calle pensando en mis cosas y me cegó la luz del sol. En ese momento me di cuenta de que la soledad era la edad del sol. Y que debía explicarlo."
Con una premisa como esta estaba claro que era obligado participar en cualquier cosa que nos propusiera este señor.
El rodaje no nos defraudó. He trabajado con muchos directores. No he visto a nadie tan expansivamente apasionado por conseguir crear magia en ese momento que hay entre acción y corten como Nunes.
Y ahora la película lleva nueve semanas en cartel. Que, tal como están las cosas, es puramente un milagro. Como el triunfo de Virginia sobre Chipper, sin ir más lejos.
Si yo te digo "Da", y tu me dices "Di"
Nanni Moretti lo sabe: Tal vez la mejor manera de afrontar el caos sea dándose la calma suficiente para escucharlo.
Dicta Dura
El orgullo ha sido como un manto reversible de pinchos.
Seca.
Mudo.
Voz perezosa, enigma vanidoso.
Es hora de destapar el reloj.
El juego del escondite: Descubrámonos para no encontrarnos.
Te intuyo. Como un asesino en el desierto, en duermevela y embozado de hachís.
Prometo romper, en dias alternos, cada página del guión.
Solo los niños valientes se atreven a entrar en el castell misteriós.
Sonámbulo, me he despertado con una regadera en una mano y una lupa en la otra.
¿Qué le voy a hacer? Estoy aquí para descubrir especies nuevas.
Es muy fácil: Primero arranca una página, cualquier página. Luego cógela de un extremo y del otro con ambas manos. Ahora estira con fuerza.
¿Ves?
Fotografías de Stephen Bergman.
Seca.
Mudo.
Voz perezosa, enigma vanidoso.
Es hora de destapar el reloj.
El juego del escondite: Descubrámonos para no encontrarnos.
Te intuyo. Como un asesino en el desierto, en duermevela y embozado de hachís.
Prometo romper, en dias alternos, cada página del guión.
Solo los niños valientes se atreven a entrar en el castell misteriós.
Sonámbulo, me he despertado con una regadera en una mano y una lupa en la otra.
¿Qué le voy a hacer? Estoy aquí para descubrir especies nuevas.
Es muy fácil: Primero arranca una página, cualquier página. Luego cógela de un extremo y del otro con ambas manos. Ahora estira con fuerza.
¿Ves?
Fotografías de Stephen Bergman.
Me vendo
He abierto un nuevo blog sólo para promocionarme y toda esa mandanga.
No pienso actualizarlo mucho ni nada, solo sirve para esos momentos en los que te piden una foto y un currículum. Pues le paso la dirección del blog a quien le interese y arreando, que es gerundio.
Parafraseando a Bauman, "ellos son, simultáneamente, los promotores del producto y el producto que promueven. Son, al mismo tiempo, encargado de marketing y mercadería, vendedor ambulante y artículo en venta".
"Ellos", amigos y amigas Cacamoscas, somos todos. Más nos vale llevarlo con un poco de gracia.
Así que ya saben, si buscan un titiritero-ale-hop asómense por aquí. Soy bueno, bonito y barato.
Por cierto, Ishtimu was right: Este Zygmunt Bauman es la bomba. Muy recomendable.
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