AMISTAD



Cuando se despierta, cada mañana, antes de ir al centro de MASAJES A 1000 donde trabaja, incluso antes de desayunar, antes de mirar por la ventana y comprobar el estado del cielo, antes de mirarse en el espejo, lavarse la cara y cerciorar que ha terminado con todas y cada una de las legañas que se agarran a sus pestañas, Susana se sienta ante el ordenador e inicia su vida social. Espera. Ya sé lo que estás pensando. Te parece triste, ¿no? Dice el filósofo Khalil Gibran, “la amistad es vuestra mesa y el fuego de vuestro hogar. Pues vais a él con vuestra hambre y lo buscais en procura de paz.” Así pues, a Susana la red le sacia el hambre y le da paz. Y lo primero que todos nosotros queremos antes de empezar el dia es, esencialmente, paz. Digo yo.

En este mismo instante, Fer y Claudia están follando. Ahora mismo. Se han ido a dormir juntos después de una noche de fiesta y, al poco rato, se han puesto a retozar como animales. Hace diez años que se conocen, desde que él intentó ligar con ella siendo aún adolescentes en el interminable pasillo de metro que hay entre la Linea 4 y la Linea 3 en Passeig de Gràcia. Desde entonces lo han compartido todo: Él la ha acompañado a ella en el nacimiento de su primer hijo y ella le ha ayudado a superar la muerte de su madre, por poner un ejemplo. Esta es la primera vez, la primera, en todo este tiempo que se acuestan juntos y, presumiblemente, y ellos lo saben mientras en este preciso segundo Fer está teniendo un orgasmo dentro del preservativo que está dentro del sexo de Claudia, será la última.



Paolo vende cocaina a toda la pandilla. Esta noche toca ir al estreno de las sesiones Bongo Lounge en el Imperator. Antes de entrar, se ponen finos en un cajero de la calle Corsega. Paolo abraza a sus amigos con la sonrisa desencajada y los ojos redondos como agujeros de desagüe y les dice, como cada noche, como cada fiesta: “Vosotros. Vosotros sois mi familia.” Los amigos sonríen, asienten y esnifan. Mientras tu vecino Enrique paga su parte correspondiente a Paolo no puede evitar sentir desprecio por él y por su boca de politoxicómano.

Hoy, al salir del trabajo, después de amasar la espalda de decenas de clientes, Susana vuelve a su casa en Bicing. Excepcionalmente se encuentra con una conocida, Pilar, antigua vecina de cuando vivía en Sants. Pilar parece muy contenta de verla y ambas terminan tomando un café y charlando. Pilar le habla de su divorcio y de los problemas de tener un hijo pre-adolescente.
Susana no la escucha, y no es porque no le importe lo que le cuenta, en absoluto, sino porque está absorta contemplando los rasgos faciales de su exvecina: La nariz. Los ojos. Las cejas. Las arrugas de la comisura de los labios. La distancia entre todos estos elementos y el equilibrio que los ordena de forma aparentemente aleatoria. Aunque hiciera el esfuerzo, Susana no podría contar los meses que hace que no goza de tanto tiempo mirando a otra persona a la cara.

2 comentarios:

Victoria De Segundo dijo...

hola! soc una cacamosca
ei, m'agradat molt el video, surts tu amb orelles de burro o he fumat algo massa fort?

ets el direcotr també?

una abraçada!

Estrellita Mutante dijo...

Me encanta su prosa, me recuerda un poco a Quim Monço.