Sentimiento popular.

Daban un telefilme el otro día sobre lo de siempre:

Desencuentros entre chico y chica.

Lo de siempre.

Lugares comunes.

No salía Matthieu Amalric fumando constantemente con sus ojos de sapo sentimental, rodeado de francesas bellas que cantan ópera y de franceses elegantes que fuman tanto como él.

Más bien jóvenes famosos desubicados a los que les roban miles de euros en un burdel,

ex-novias obsesivas,

llamadas intempestivas sollozantes,

ataques de violencia ante las fuerzas del orden,

groupies ambiciosas en conciertos de rock provinciano,

y artistas de performance aficionados a los IPhone y la auto-lesión.

Ya sabes. Lo de siempre.

Por suerte para mí, una tormenta acabó con mi sintonizador de la TDT.

Y fue entonces que entendí lo necesario de una buena alimentación,

y que sólo hay un camino.

Sólo uno.

Que no hay mayor escupitajo a la cara del miedo que amar lo inexplicable.

Que el conductor del Rickshaw espera que le pidas que acelere,

y que cuando lo haces te responde con una sonrisa que dinamita cualquier melodrama.

Tan sólo tengo una pregunta:

¿Era necesario ir a cenar esta noche a un japonés?

Y aún tendría otra más:

¿Lo de siempre?








3 comentarios:

Marina Raurell dijo...

A vegades me'n alegro de no tenir tele.

Mathieu Amalric es un personaje digno de estudio (como Ventura Pons o Isabel Coixet).

Les meves visites al japo es van acabar quan van començar les vacances d'estiu.

Keep going!

Prisamata dijo...

Marina:

Siempre me sorprendes.

Marina Raurell dijo...

Vale, això no se si es bo o dolent.

Però que consti que l'Amalric me'l vas descobrir tu... :)